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Hiniglin
Hiniglin
Desde: 17/11/2001

#1 Respondiendo a: Melko

Güenos días, observo el foro un pelín melancólico y falto de “chispa” (excepto por el amigo Hiniglin) y veamos si somos capaces de animarnos haciendo todos memoria de sucesos o hechos reales acaecidos en la Tierra Media dignos de ser contados y que provoquen la hilaridad (o indignación , y NO va...

Pequeña colaboración tardía

Uno de Enanos golfones...

Sap aquell que diu... Cuatro Enanos, amigotes de ir de copas, que se van de farra hasta las tantísimas de la noche, cuando ya han cerrado casi todos los bares de la Montaña Solitaria, con una merluza tremenda como el lomo de un Olifante, deciden que, para redondear la fiesta y para acabar, podrían ir al club de Elfo-pilinguis más caro de la ciudad... Pero sucede que, a mitad de camino, uno de ellos, que llevaba una cogorza tal que ni se tenía ya en pie, se derrumba en pleno coma etílico. Sus amigotes, para no cargar con él y para que no les fastidie la fiesta, deciden llevárselo a casa de vuelta, con su mujer... Esta, ya acostumbrada a las correrías de su marido, lo recoge y se lo lleva al dormitorio, para desnudarlo y acostarlo en la cama... Claro que en plena faena, el borrachuzo del Enano se despierta y, tras bizquear un momento y mirar a la mujer, grita:
- ¡HÎJOS DE P^T^! ¡Lo sabía! ¡¡Siempre me dejan a la más fea!!

Otro de Haradrim desesperados...

Iba un Haradrim montado en su camella cruzando el gran desierto... Llevaba por lo menos dos años vagando por ahí, perdido, y ya estaba un poco desesperado. Sobretodo porque hacia por lo menos dos años más que ni siquiera veía a una mujer... Hasta tal punto que, bueno, un día ya empezaba a mirarse a la camella... con otros ojos.
- Bueno... A lo mejor, si cierro los ojos, no se nota tanto la diferencia...
Así que, ya en pleno arrebato de necesidad de amor y ansiedad, se desabrocha los pantalones y se arrima por detrás a la camella... cuando de repente, el animal, desconfiando, se aparta un paso y el Haradrim se cae de morros al suelo.
- Vaya... Tendré que pillarla desprevenida...
Total... El Haradrim se levanta e intenta arrimarse una vez más ¡Pero nada! La camella se aparta. Y se vuelve a apartar una y otra vez. ¡Y nada! Que no hay manera, que se intente como se intenta, el Haradrim desesperado no lo consigue, y esto que en plena pelea con la camella se cae rodando por la arena. Cuando se levanta de nuevo, se da cuenta de que ha topado con algo que permanecía oculto bajo la arena. Una especie de anillo de oro. Lo coge y lo frota un poco con la manga, para quitarle el polvo, cuando de repente ¡¡¡PUUMMM!!! ¡¡¡FWOSSHHHH!!! ¡Resultó ser un anillo mágico y se le apareció un genio ante las narices!
- ¡Ottia...!
Pero no era un genio normal. Se trataba de una genio Elfa despampanante, con una melenaza dorada, grandes ojos, labios turgentes, una delantera impresionante y curvas delirantes.
- ¡Gracias! -dijo la genio con voz melosa -¡Muchas gracias! ¡Acabas de liberarme y por ello te concederé un deseo!
Impresionado, el Haradrim se la miró de arriba abajo...
- ¿De verdad? ¿¿Cualquier deseo??
- Ohhh... Lo que me pidas... ¡Mmmmmmm...! -le guiñó un ojo con picardía la genio.
El Haradrim miro de hito en hito a la genio y luego a la camella, y respondía...
- Pues... ejem... digo yo... ¿Me podrías sujetar un momentito a la camella...?

Y para acabar, una de guerra entre Orcos y Hombres...

Orcos y Hombres llevaban por los menos 10 años enzarzados en una terrible guerra en un país de la Tierra Media. Mucho tiempo luchando, pero ninguno de los dos bandos conseguía ganar definitivamente al otro, y ya habían tenido muchísimas bajas y estaban cansados. Por lo que un día, el jefe Orco y el jefe de los Hombres decidieron reunirse a solas para decidir algo...
- Mira, tío, llevamos una porrada de tiempo matándonos sin parar y ninguno de los dos gana... Esto es una hartura. Tenemos que encontrar otra forma de solucionar el asunto -dijo el jefe de los Hombres.
- Tienes razón, esto no puede continuar así ¿Qué propones?
- Pues mira, he pensado que quizá podríamos decidir la victoria con una pelea de perros. Cada ejército se trae un perro y el bando cuyo perro gane, se queda con el territorio ¿qué te parece la idea?
- Cojonuda, oyes. Pues nada, ¿qué te parece si dentro de un mes nos reunimos de nuevo aquí, con nuestros perros y acabamos de una vez con esto? ¿Hecho?
- Trato hecho. Hasta dentro de un mes.
Total... Pasa un mes. Y conforme lo acordado, los dos ejércitos se reunen y cada uno trae a su fiera. Los Orcos traen un inmenso perrazo negro, un descendiente de Carcharoth, nada más y nada menos, una bestia parda de pelaje hirsuto y negro, ojos rojos inyectados en sangre y colmillos amarillentos, grandes y babeantes... Y los Hombres, un enooorme perro salchicha... Los Orcos, al verlo, empiezan a descojonarse de risa ¡Un perro salchicha! Por muy grande que sea, el perrazo de los Orcos se lo iba a cargar en nada... Pero tan pronto como se lanzaron los dos perros a la arena, antes de que el perrazo atinara a atacar, el perro salchicha se jaló de un sólo mordisco que le arreó. Los Orcos se acojonaron y se quedaron muy impresionados... Y luego decepcionados. No se lo explicaban. En esto que el jefe Orco se acercó al jefe Humano y le dijo:
- Joder, tío, todo un mes entrenando a ése monstruo... y mira...
- Pues anda que si supieras lo que sufrimos nosotros para hacerle la cirugía estética al cocodrilo...



En pie, aventureros.