Ver publicación (¡No soy un hombre!)

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Mithnáriel
Mithnáriel
Desde: 01/05/2002

#6 Respondiendo a: Eärwentitta

La verdad esa escena que es tan sublime en el libro la sentí muy corta y sin importancia en la pelicula Que decepción. Pareciera que Eowyn tuvo un simple capricho y no que mató al Sr. de los Nazgul

Portentísima

Que Éowyn no pueda ir a la guerra dice mucho más que si las mujeres fuesen a la guerra como los hombres. Allí sería fábula. Lo de Éowyn es real; Tolkien es capaz (veamos cuánto tiempo atrás) de representar la injusticia del machismo. Es tradicionalista, sí, y muchos -la mayoría- de sus personajes femeninos son doncellas bonitas y tontas que se quedan bordando, dicho brutalmente. Pero sabe crear las personajes claves, casi como un acto de protesta, Galadriel, lo solemne, Lúthien, la más completa, que es fuerte, profunda, decidida e inteligente... y Éowyn, que decide cambiar el mundo. El diálogo de Aragorn y Éowyn en la noche previa a marchar alcanza niveles supremos; no es a la mujer, Éowyn, a la que se le recuerda su lugar, es a Aragorn, el hombre, el mundo machista que por muy bueno que sea está errado y ciego, al que se le hace ver su injusticia. Y qué decir de la imagen de Éowyn vestida de caballero, inmóvil y de pie, petrificada con la copa en las manos ante la negativa de Aragorn de seguirlo.
Una vez leí un artículo, que me pareció muy necio, criticando, por la película, la necesidad de Éowyn de tener que disfrazarse de hombre para ir a la guerra... ¿Cómo no entender...? Allí está el reclamo, mejor retrato que un batallón de mujeres (que es lo que debería ser, la igualdad).
En la película Éowyn no tiene esa fuerza. Muestran a una Dama Blanca llorosa y debilucha, timorata, y no a la fiera enjaulada, consumida y triste, un hielo duro bajo el sol. Y qué decir de la ausencia de Dernhelm... Debió haberse respetado ese juego, que es el que causa el impacto, y la escena... oh, cómo esperana yo esa escena... aquella de la lucha contra el Rey Brujo, mucho que desear.
Nai Oromë na veralya roquen[...]! Namárië! ¡Que Oromë sea tu propio jinete[...]! Adiós!

Lloro lágrimas de encaje;
y mi gemido tiene algo del mar.

Pierdo mis contornos,
pierdo mis colores.
Voy tomando el imperio del blanco,
me envuelvo en un velo nival,
y me preparo a extingu...