Ver publicación (Cartas para Tolkien: Feliz Cumpleaños, Profesor)
Ver tema#1 Respondiendo a: Anónimo
Hace 113 años nacía en Bloemfontein, Sudáfrica, John Ronald Reuel Tolkien, quien se convertiría en uno de los autores más conocidos del siglo XX. Su mayor obra, El Señor de los Anillos, ha sido llevada hasta todos los rincones del mundo, e incluso ha sido objeto de adaptaci...
Mi muy querido profesor:
Le escribo en español porque sé que es un idioma que le gusta, por lo que quiero suponer que lo conoce. Soy un gran admirador suyo a través de sus obras, y me ha hecho ver un mundo nuevo para mí, que creía perdido tras la niñez: el mundo de la fantasía. Lo primero que leí fue El Señor de los Anillos, pese a mi reticencia inicial y gracias a la insistencia de mis hermanos, acabé por zambullirme en su mundo, sorprendido y casi incrédulo al ir descubriendo algo totalmente nuevo para mí. Admirado por su increíble imaginación, según iba pasando las páginas me iba diciendo que estaba ante algo verdaderamente épico. Me costó meterme, al intentar leerlo sin el mapa que traía, y tuve que volver a releerlo al darme cuenta de que me había “perdido” en algún punto entre Bree y Rivendell. Me intrigó y quise a Tom Bombadil, me sedujo la Dama Arwen, me desesperé con la muerte de Gandalf, me enamoré perdidamente de Galadriel, sufrí con cada uno de los compañeros, fuí el mayor admirador del bondadoso y comprensivo Frodo y, en fín, vibré en cada capítulo de esta gran obra suya. Una obra perfecta, “redonda”. Y luego vinieron las demás, sobre todo, y gracias a su hijo, El Silmarillion.
Leerle ha supuesto un antes y un después en mi vida. Nunca he leído un libro más de dos veces, y los suyos van ya por la decena. Y me animé a leer otras novelas épicas clásicas, pero... les falta algo: alma.
Me gustaría que hubiera tenido salud suficiente como para haber acabado usted mismo todo lo que tuviera in mente. Me gustaría haberle conocido, y haberle preguntado tantas cosas quizás tontas: sobre Tom Bombadil, sobre el aspecto del Balrog, sobre los poderes del mundo... pero ya no podrá ser. Y me gustaría que supiera, esté donde esté, que somos muchos los que le admiramos de corazón, y aunque quizás le sorprenda y no lo comprenda, es así.
Y, esperando que me permita haberle robado uno de sus nombres, reciba el afecto y agradecimiento de
Beregond de M.Tirith
Le escribo en español porque sé que es un idioma que le gusta, por lo que quiero suponer que lo conoce. Soy un gran admirador suyo a través de sus obras, y me ha hecho ver un mundo nuevo para mí, que creía perdido tras la niñez: el mundo de la fantasía. Lo primero que leí fue El Señor de los Anillos, pese a mi reticencia inicial y gracias a la insistencia de mis hermanos, acabé por zambullirme en su mundo, sorprendido y casi incrédulo al ir descubriendo algo totalmente nuevo para mí. Admirado por su increíble imaginación, según iba pasando las páginas me iba diciendo que estaba ante algo verdaderamente épico. Me costó meterme, al intentar leerlo sin el mapa que traía, y tuve que volver a releerlo al darme cuenta de que me había “perdido” en algún punto entre Bree y Rivendell. Me intrigó y quise a Tom Bombadil, me sedujo la Dama Arwen, me desesperé con la muerte de Gandalf, me enamoré perdidamente de Galadriel, sufrí con cada uno de los compañeros, fuí el mayor admirador del bondadoso y comprensivo Frodo y, en fín, vibré en cada capítulo de esta gran obra suya. Una obra perfecta, “redonda”. Y luego vinieron las demás, sobre todo, y gracias a su hijo, El Silmarillion.
Leerle ha supuesto un antes y un después en mi vida. Nunca he leído un libro más de dos veces, y los suyos van ya por la decena. Y me animé a leer otras novelas épicas clásicas, pero... les falta algo: alma.
Me gustaría que hubiera tenido salud suficiente como para haber acabado usted mismo todo lo que tuviera in mente. Me gustaría haberle conocido, y haberle preguntado tantas cosas quizás tontas: sobre Tom Bombadil, sobre el aspecto del Balrog, sobre los poderes del mundo... pero ya no podrá ser. Y me gustaría que supiera, esté donde esté, que somos muchos los que le admiramos de corazón, y aunque quizás le sorprenda y no lo comprenda, es así.
Y, esperando que me permita haberle robado uno de sus nombres, reciba el afecto y agradecimiento de
Beregond de M.Tirith
Un consejo es un regalo muy peligroso, aun del sabio al sabio, ya que todos los rumbos pueden terminar mal. ¿Qué pretendes? No me has dicho todo lo que a ti respecta; entonces, ¿cómo podría elegir mejor que tú? Pero si me pides consejo te lo daré por amistad.