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Ver tema#116 Respondiendo a: fëanor666
Ejem...
¡Ja ja ja, justo la única obra que dije que NO ERA, vienes y preguntas si es esa!
De todos modos, si alguien acierta, debe decir por qué.
Pero se admiten dos vías: la descripción de las escenas similares (que era lo que preguntaba)...
... o bien, en su defecto, vale el hallazgo de...
Esa es, sí (por aquí)
Por la vía de las pistas has acertado, je je je. Voy a la respuesta correcta:
La escena del Hobbit es ésta:
El Hobbit, capítulo 2, "Carnero Asado".
Fue entonces cuando volvió Gandalf, pero nadie lo vio. Los trolls acababan de decidir que meterían a los enanos en el asador y se los comerían más tarde; había sido una idea de Berto, y tras una larga discusión todos estuvieron de acuerdo.
-No es una buena idea asarlos ahora, nos llevaría toda la noche -dijo una voz. Berto creyó que era la voz de Guille.
-No empecemos de nuevo la discusión, Guille -dijo el otro-, o sí que nos llevará toda la noche.
-¿Quién está discutiendo? -dijo Guille, creyendo que había sido Berto el que había hablado.
-¡Tú! -dijo Berto.
-Eres un mentiroso -dijo Guille, y así empezó otra vez la discusión. Por fín decidieron picarlos y cocerlos, así que trajeron una gran cacerola negra y sacaron los cuchillos.
-¡No está bien cocerlos! No tenemos agua y hay todo un buen trecho hasta el pozo -dijo una voz. Berto y Guille creyeron que era la de Tom.
-¡Calla o nunca acabaremos! Y tú mismo traerás el agua si dices una palabra más.
-¡Cállate tú! -dijo Tom, quien creyó que era la voz de Guille-. ¿Quién discute, si no tú?
-Eres bobito -dijo Guille.
-¡Bobito tú! -respondió Tom.
Y así comenzó otra vez la discusión, y continuó más enconada que nunca, hasta que por fin decidieron sentarse sobre los sacos uno a uno, aplastarlos y cocerlos más tarde.
-¿Sobre cuál nos sentaremos primero? -dijo la voz.
-Mejor sentarnos primero sobre el último tipo -dijo Berto, cuyo ojo había sido lastimado por Thorin, creyendo que era Tom el que hablaba.
-No hables solo -dijo Tom-, pero si quieres sentarte sobre el último, hazlo. ¿Cuál es?
-El de las medias amarillas -dijo Berto.
-Tonterías, el de las medias grises -dijo una voz que parecía la de Guille.
-Me aseguré de que eran amarillas -dijo Berto.
-Amarillas eran -corroboró Guille.
-Entonces, ¿por qué dijiste que eran medias grises? -preguntó Berto.
-Nunca dije eso. Fue Tom.
-Yo no lo dije. Fuiste tú -dijo Tom.
-Apuesto dos contra uno, ¡así que cierra la boca! -dijo Berto.
-¿A quién le estás hablando? -preguntó Guille.
-¡Basta ya! -dijeron Tom y Berto al mismo tiempo-. La noche avanza y amanece temprano. ¡Sigamos!
-¡Que el amanecer caiga sobre todos y que sea piedra para vosotros! -dijo una voz que sonó como la de Guille. Pero no lo era. En ese preciso instante, la aurora apareció sobre la colina y hubo un bullicioso gorjeo en la enramada. Guille ya no dijo nada más, pues se convirtió en piedra mientras se encorvaba, y Berto y Tom se quedaron inmóviles como rocas cuando lo miraron.
Y la escena de La Tempestad, ésta:
CALIBAN: Como ya te conté antes, me somete un tirano, que es brujo y me ha burlado esta isla.
ARIEL (invisible): No mientas.
CALIBAN: Mientes tú, mono chistoso, tú. ¡Ojalá mi valiente jefe te aniquilara! Yo no digo mentiras.
ESTÉFANO: Trínculo, si volvéis a meteros en lo suyo, por esta mano que voy a reemplazaros algunos dientes.
TRÍNCULO: ¿Por qué? Yo no dije nada.
ESTÉFANO: Callaos, entonces, y basta. Continuad.
CALIBAN: Digo que él se ganó la isla ésta con hechizos; a mí me la ganó. Si “tu grandeza” quiere tomarse la venganza –porque sé que te atreves, aunque éste no se atreva-, ...
ESTÉFANO: Eso es muy cierto
CALIBAN: ... Serás de ella Señor, y yo voy a servirte.
ESTÉFANO: ¿Cómo se consigue eso ahora? ¿Puedes llevarme frente a la otra parte?
CALIBAN: Sí, sí, sí, mi señor; te lo entrego dormido, así puedes hundir un clavo en su cabeza.
ARIEL: No mientas; tú no puedes.
CALIBAN: ¡Qué bufón colorinche! ¡Payaso despreciable! Le ruego a “tu grandeza” que le dé bofetadas y quite su botella. Cuando ya no la tenga, salmuera va a beber; pues no voy a mostrarle dónde brota agua fresca.
ESTÉFANO: Trínculo, no te metas más en peligro; interrumpe al monstruo de nuevo con una sola palabra, y por esta mano que voy a echar por la puerta mi piedad y a hacer de ti un bacalao.
TRÍNCULO: ¿Pero qué hice? Yo no hice nada. Me voy mas lejos.
ESTÉFANO: ¿No dijiste que él mentía?
ARIEL: No mientas.
ESTÉFANO: ¿Ah, sí? Toma ésta (golpea a Trínculo) Y si te gusta ésa, dime otra vez que miento.
TRÍNCULO: Yo no dije que mentíais. ¿Habéis perdido el juicio y el oído? ¡Maldita sea vuestra botella! Eso es lo que pueden hacer el jerez y la bebida. ¿Ojalá se os apeste el monstruo y os lleve el diablo los dedos!
CALIBAN: Ja ja ja
ESTÉFANO: Ahora, adelante con vuestro relato. Por favor, alejaos.
CALIBAN: Golpéalo bastante, que dentro de un ratiro yo también lo golpeo.
Como podéis ver, Gandalf hace como Ariel, haciendo creer a "los tres malvados" que es uno de ellos quien habla, para que se peleen.
La segunda escena, de LCDA, es aquella en la que el Viejo Hombre Sauce aprisiona entre sus hendiduras a Merry y Pippin. El poder de Tom Bombadil, con su voz, hace que el árbol se abra y libere a los hobbits (no tengo aquí el libro, pero vamos, es por demás conocida).
Y ésta es la cita de La Tempestad:
PRÓSPERO: (hablando de la bruja Sycorax) ...La trajeron aquí unos marineros. Tú, esclavo mío, según informas, la servías entonces. Como eras un espíritu por demás delicado para actuar a sus órdenes terrenales y odiosas, y rehusaste a sus mandatos, ella te confinó (...) dentro de un pino hendido, y en esa misma grieta quedaste aprisionado penosísimamente una docena de años; murió ella en ese lapso. Y te dejó allí, echando tus quejidos frecuentes como golpes de rueda de molino. (...) Sabes mejor que yo el tormento en el cual te encontré; tus quejidos hacían aullar al lobo y entraban en el pecho del oso más feroz. Era un tormento como el de los condenados, que la misma Sycorax no podía anular. Y mi propio arte fue, cuando llegué y te oí, lo que hizo que se abriese el pino y que salieras.
ARIEL: Te lo agradezco, jefe.
PRÓSPERO: Si murmuras de nuevo, voy a hender una encina y a clavarte en sus vísceras nudosas hasta que por doce inviernos hayas aullado.
ARIEL: Perdón, jefe. Voy a corresponder a todos tus mandatos y a obrar como un espíritu gentil.
PRÓSPERO: Si obras así, te libero en dos días.
Aquí Ariel no tenía el poder que tuvo luego, era joven e inexperto, y también pequeño, como los hobbits Merry y Pippin, a quienes les sucede algo similar cuando recién comienzan su viaje (lo de inexpertos está claro; ver sino qué cambiados vuelven a la Comarca). Y Próspero es un ser poderosísimo, con cuyas palabras se hacen y deshacen encantos. Tom Bombadil cumple ese rol en ESDLA.
El director de cine, era Peter Greenaway (el nombre de la película era "Prospero`s books", secundado por el genial músico Michael Nyman (éste último tal vez os suene más por su BSO de la película "Gattaca").
En cuanto a la carta, que es la número 64, Tolkien dice allí a su hijo Christopher: "El jueves di dos conferencias y tuve algunas dificultades para llevar a cabo ciertos trámites en la ciudad, de modo que me sentí demasiado cansado como para asistir a la reunión de Lewis. Espero verlo mañana y leer algo más del «Anillo». Está creciendo y brotando otra vez (ayer trabajé el día entero en él, descuidando otras muchas tareas) y expandiéndose de modos inesperados. Hasta ahora en los nuevos capítulos Frodo y Sam han atravesado Sam Gebir, han descendido del acantilado, y han encontrado y temporariamente domesticado a Gollum. Con su guía han cruzado las Ciénagas de los Muertos y los montones de escoria de Mordor; se han escondido fuera de las puertas principales y las han encontrado impenetrables, por lo que se pusieron a la busca de una entrada más secreta cerca de Minas Morghul (ex M. Ithil). Resultará ser la mortal Kirith Ungol, y Gollum actuará con engaño. Pero por el momento se encuentran en Ithilien (que, según parece, es una tierra adorable); ha habido allí un montón de molestias por un conejo guisado; y han sido capturados por los Gondorianos y los han visto tender una emboscada a un ejército de Endrinos (hombres oscuros del Sur) que marchaban en ayuda de Mordor. Se suelta un gran elefante de tamaño prehistórico, un elefante de guerra de los Endrinos, y Sam ve gratificado un deseo de toda la vida: ver a un Olifante, un animal sobre el que existe una canción infantil entre los hobbits (aunque comúnmente se le suponía mítico). En el próximo capítulo llegarán a Kirith Ungol y Frodo será atrapado. He aquí el poema citado por Sam: Gris como un ratón, / grande como una casa, / de nariz como una serpiente, / hago que la tierra se estremezca, / al pisar entre la hierba; / los árboles se derrumban cuando paso. / Con cuernos en la boca / camino por el Sur / batiendo mis grandes orejas. / Más de lo que cuentan los años / vengo andando y andando, / nunca me echó por tierra, / ni siquiera muero. / Olifante soy, / más grande que ninguno, / enorme, viejo y erguido. / Si alguna vez me vieras, / nunca me olvidarías. / Si nunca me ves, / no creerás que existo; / pero el viejo Olifante soy, / y nunca miento. Espero que tenga algo del sabor de los cantos infantiles. En conjunto, Sam se comporta bien y vive a la altura de su reputación. Trata a Gollum más bien como Ariel a Caliban ..."
Saludos desde Vê. Te toca, Leandro.
Por la vía de las pistas has acertado, je je je. Voy a la respuesta correcta:
La escena del Hobbit es ésta:
El Hobbit, capítulo 2, "Carnero Asado".
Fue entonces cuando volvió Gandalf, pero nadie lo vio. Los trolls acababan de decidir que meterían a los enanos en el asador y se los comerían más tarde; había sido una idea de Berto, y tras una larga discusión todos estuvieron de acuerdo.
-No es una buena idea asarlos ahora, nos llevaría toda la noche -dijo una voz. Berto creyó que era la voz de Guille.
-No empecemos de nuevo la discusión, Guille -dijo el otro-, o sí que nos llevará toda la noche.
-¿Quién está discutiendo? -dijo Guille, creyendo que había sido Berto el que había hablado.
-¡Tú! -dijo Berto.
-Eres un mentiroso -dijo Guille, y así empezó otra vez la discusión. Por fín decidieron picarlos y cocerlos, así que trajeron una gran cacerola negra y sacaron los cuchillos.
-¡No está bien cocerlos! No tenemos agua y hay todo un buen trecho hasta el pozo -dijo una voz. Berto y Guille creyeron que era la de Tom.
-¡Calla o nunca acabaremos! Y tú mismo traerás el agua si dices una palabra más.
-¡Cállate tú! -dijo Tom, quien creyó que era la voz de Guille-. ¿Quién discute, si no tú?
-Eres bobito -dijo Guille.
-¡Bobito tú! -respondió Tom.
Y así comenzó otra vez la discusión, y continuó más enconada que nunca, hasta que por fin decidieron sentarse sobre los sacos uno a uno, aplastarlos y cocerlos más tarde.
-¿Sobre cuál nos sentaremos primero? -dijo la voz.
-Mejor sentarnos primero sobre el último tipo -dijo Berto, cuyo ojo había sido lastimado por Thorin, creyendo que era Tom el que hablaba.
-No hables solo -dijo Tom-, pero si quieres sentarte sobre el último, hazlo. ¿Cuál es?
-El de las medias amarillas -dijo Berto.
-Tonterías, el de las medias grises -dijo una voz que parecía la de Guille.
-Me aseguré de que eran amarillas -dijo Berto.
-Amarillas eran -corroboró Guille.
-Entonces, ¿por qué dijiste que eran medias grises? -preguntó Berto.
-Nunca dije eso. Fue Tom.
-Yo no lo dije. Fuiste tú -dijo Tom.
-Apuesto dos contra uno, ¡así que cierra la boca! -dijo Berto.
-¿A quién le estás hablando? -preguntó Guille.
-¡Basta ya! -dijeron Tom y Berto al mismo tiempo-. La noche avanza y amanece temprano. ¡Sigamos!
-¡Que el amanecer caiga sobre todos y que sea piedra para vosotros! -dijo una voz que sonó como la de Guille. Pero no lo era. En ese preciso instante, la aurora apareció sobre la colina y hubo un bullicioso gorjeo en la enramada. Guille ya no dijo nada más, pues se convirtió en piedra mientras se encorvaba, y Berto y Tom se quedaron inmóviles como rocas cuando lo miraron.
Y la escena de La Tempestad, ésta:
CALIBAN: Como ya te conté antes, me somete un tirano, que es brujo y me ha burlado esta isla.
ARIEL (invisible): No mientas.
CALIBAN: Mientes tú, mono chistoso, tú. ¡Ojalá mi valiente jefe te aniquilara! Yo no digo mentiras.
ESTÉFANO: Trínculo, si volvéis a meteros en lo suyo, por esta mano que voy a reemplazaros algunos dientes.
TRÍNCULO: ¿Por qué? Yo no dije nada.
ESTÉFANO: Callaos, entonces, y basta. Continuad.
CALIBAN: Digo que él se ganó la isla ésta con hechizos; a mí me la ganó. Si “tu grandeza” quiere tomarse la venganza –porque sé que te atreves, aunque éste no se atreva-, ...
ESTÉFANO: Eso es muy cierto
CALIBAN: ... Serás de ella Señor, y yo voy a servirte.
ESTÉFANO: ¿Cómo se consigue eso ahora? ¿Puedes llevarme frente a la otra parte?
CALIBAN: Sí, sí, sí, mi señor; te lo entrego dormido, así puedes hundir un clavo en su cabeza.
ARIEL: No mientas; tú no puedes.
CALIBAN: ¡Qué bufón colorinche! ¡Payaso despreciable! Le ruego a “tu grandeza” que le dé bofetadas y quite su botella. Cuando ya no la tenga, salmuera va a beber; pues no voy a mostrarle dónde brota agua fresca.
ESTÉFANO: Trínculo, no te metas más en peligro; interrumpe al monstruo de nuevo con una sola palabra, y por esta mano que voy a echar por la puerta mi piedad y a hacer de ti un bacalao.
TRÍNCULO: ¿Pero qué hice? Yo no hice nada. Me voy mas lejos.
ESTÉFANO: ¿No dijiste que él mentía?
ARIEL: No mientas.
ESTÉFANO: ¿Ah, sí? Toma ésta (golpea a Trínculo) Y si te gusta ésa, dime otra vez que miento.
TRÍNCULO: Yo no dije que mentíais. ¿Habéis perdido el juicio y el oído? ¡Maldita sea vuestra botella! Eso es lo que pueden hacer el jerez y la bebida. ¿Ojalá se os apeste el monstruo y os lleve el diablo los dedos!
CALIBAN: Ja ja ja
ESTÉFANO: Ahora, adelante con vuestro relato. Por favor, alejaos.
CALIBAN: Golpéalo bastante, que dentro de un ratiro yo también lo golpeo.
Como podéis ver, Gandalf hace como Ariel, haciendo creer a "los tres malvados" que es uno de ellos quien habla, para que se peleen.
La segunda escena, de LCDA, es aquella en la que el Viejo Hombre Sauce aprisiona entre sus hendiduras a Merry y Pippin. El poder de Tom Bombadil, con su voz, hace que el árbol se abra y libere a los hobbits (no tengo aquí el libro, pero vamos, es por demás conocida).
Y ésta es la cita de La Tempestad:
PRÓSPERO: (hablando de la bruja Sycorax) ...La trajeron aquí unos marineros. Tú, esclavo mío, según informas, la servías entonces. Como eras un espíritu por demás delicado para actuar a sus órdenes terrenales y odiosas, y rehusaste a sus mandatos, ella te confinó (...) dentro de un pino hendido, y en esa misma grieta quedaste aprisionado penosísimamente una docena de años; murió ella en ese lapso. Y te dejó allí, echando tus quejidos frecuentes como golpes de rueda de molino. (...) Sabes mejor que yo el tormento en el cual te encontré; tus quejidos hacían aullar al lobo y entraban en el pecho del oso más feroz. Era un tormento como el de los condenados, que la misma Sycorax no podía anular. Y mi propio arte fue, cuando llegué y te oí, lo que hizo que se abriese el pino y que salieras.
ARIEL: Te lo agradezco, jefe.
PRÓSPERO: Si murmuras de nuevo, voy a hender una encina y a clavarte en sus vísceras nudosas hasta que por doce inviernos hayas aullado.
ARIEL: Perdón, jefe. Voy a corresponder a todos tus mandatos y a obrar como un espíritu gentil.
PRÓSPERO: Si obras así, te libero en dos días.
Aquí Ariel no tenía el poder que tuvo luego, era joven e inexperto, y también pequeño, como los hobbits Merry y Pippin, a quienes les sucede algo similar cuando recién comienzan su viaje (lo de inexpertos está claro; ver sino qué cambiados vuelven a la Comarca). Y Próspero es un ser poderosísimo, con cuyas palabras se hacen y deshacen encantos. Tom Bombadil cumple ese rol en ESDLA.
El director de cine, era Peter Greenaway (el nombre de la película era "Prospero`s books", secundado por el genial músico Michael Nyman (éste último tal vez os suene más por su BSO de la película "Gattaca").
En cuanto a la carta, que es la número 64, Tolkien dice allí a su hijo Christopher: "El jueves di dos conferencias y tuve algunas dificultades para llevar a cabo ciertos trámites en la ciudad, de modo que me sentí demasiado cansado como para asistir a la reunión de Lewis. Espero verlo mañana y leer algo más del «Anillo». Está creciendo y brotando otra vez (ayer trabajé el día entero en él, descuidando otras muchas tareas) y expandiéndose de modos inesperados. Hasta ahora en los nuevos capítulos Frodo y Sam han atravesado Sam Gebir, han descendido del acantilado, y han encontrado y temporariamente domesticado a Gollum. Con su guía han cruzado las Ciénagas de los Muertos y los montones de escoria de Mordor; se han escondido fuera de las puertas principales y las han encontrado impenetrables, por lo que se pusieron a la busca de una entrada más secreta cerca de Minas Morghul (ex M. Ithil). Resultará ser la mortal Kirith Ungol, y Gollum actuará con engaño. Pero por el momento se encuentran en Ithilien (que, según parece, es una tierra adorable); ha habido allí un montón de molestias por un conejo guisado; y han sido capturados por los Gondorianos y los han visto tender una emboscada a un ejército de Endrinos (hombres oscuros del Sur) que marchaban en ayuda de Mordor. Se suelta un gran elefante de tamaño prehistórico, un elefante de guerra de los Endrinos, y Sam ve gratificado un deseo de toda la vida: ver a un Olifante, un animal sobre el que existe una canción infantil entre los hobbits (aunque comúnmente se le suponía mítico). En el próximo capítulo llegarán a Kirith Ungol y Frodo será atrapado. He aquí el poema citado por Sam: Gris como un ratón, / grande como una casa, / de nariz como una serpiente, / hago que la tierra se estremezca, / al pisar entre la hierba; / los árboles se derrumban cuando paso. / Con cuernos en la boca / camino por el Sur / batiendo mis grandes orejas. / Más de lo que cuentan los años / vengo andando y andando, / nunca me echó por tierra, / ni siquiera muero. / Olifante soy, / más grande que ninguno, / enorme, viejo y erguido. / Si alguna vez me vieras, / nunca me olvidarías. / Si nunca me ves, / no creerás que existo; / pero el viejo Olifante soy, / y nunca miento. Espero que tenga algo del sabor de los cantos infantiles. En conjunto, Sam se comporta bien y vive a la altura de su reputación. Trata a Gollum más bien como Ariel a Caliban ..."
Saludos desde Vê. Te toca, Leandro.
Éomer miró a los caídos y recordó sus nombres. De pronto vio a Éowyn, su hermana y la reconoció. Quedó un instante en suspenso, como un hombre herido en el corazón por una flecha en la mitad de un grito. Una palidez cadavérica le cubrió el rostro y una furia mortal se alzó en él y por un momento no...