Continúo



Ya era muy tarde. En el cielo oscurecido, las estrellas temblaban, tal vez a causa del frío de la noche, tal vez temerosas de la oscuridad que se avecinaba. Y en mi lecho, yo era incapaz de dormir. No podía hacer otra cosa más que recordar el rostro de mi Capitán, mi querido Capitán, mientras sus ojos miraban el Único. Nunca antes le había visto comportarse de aquella manera, ya que siempre alegre y despreocupado había sido siempre su talante, y ello me llenaba de temor.

Me decía a mi misma que debía ayudarle en su misión y protegerle - del Señor Oscuro, de los Orcos y quizás hasta de si mismo. Entonces afiancé la decisión que había tomado tras la finalización del Concilio y me levanté. Tras vestirme y recoger mis pertrechos (capa, cota de mallas, espada, arco y flechas), además del saco de cuero que convenientemente había llenado de comida y bebida, me asomé a la negra noche y silbé.

Dos ventanas hacia la izquierda, una luz se iluminó. Era la habitación de Arwen__Undómiel y, si todo había salido bien, allí estarían también Elfa Arwena y Lalaith_Stormcrow, que, aprovechando la proximidad de sus habitaciones se habrían reunido allí para disponer la huida. También ellas tenían sus propios pertrechos y alimentos. Sólo faltaba ...

TOC, TOC.

Aunque lo esperaba, los golpes en la puerta me asustaron. Acudí presta a abrir y me encontré con la pequeña Señora de Bolsón, que había acudido puntual a la importante cita.

- ¡Hola, Ithilien! - me dijo la pequeña hobbit, risueña. La expectativa de una gran aventura la ponía muy contenta.

-Sssshhh, habla bajo - dije en susurros y la invité a pasar.

- ¿Lo has traido todo?

- ¡Claro que si! Éstas son las sábanas de mi cama. Como son tan pequeñas he tenido la previsión de coger dos, para que al anudarlas sean del mismo tamaño que las vuestras.

- Magnífico. Ahora cogeré las mías y, por el bordillo externo de la pared iremos a la habitación de las otras chicas.

Señora de Bolsón asintió, emocionada. Ella no había tenido ningún problema para acudir a mis aposentos, ya que al ser tan pequeña y menuda y, tal y como estaba vestida toda de negro, había pasado inadvertida a los ojos de los vigilantes.

Terminé de atar mi sábana con las de Señora de Bolsón y entonces salimos por la ventana y , con sumo cuidado, llegamos a la habitación de Arwen__Undomiel. Una vez allí, suspiré aliviada, porque vi que todo había salido como estaba planeado: tanto ella como las otras dos elfas estaban preparadas para partir.

Unimos las 4 sábanas (que en realidad eran 5, por ser las de la hobbit tan pequeñas) y , tras atarlas a un armario, nos dispusimos a bajar por ellas para comenzar nuestro viaje...