Ver publicación (Mi Gandalf cayó.)
Ver tema#1 Respondiendo a: fëanor666
Ahora entiendo cómo se sintió Frodo cuando salió de Moria. Puedo imaginar la sensación de desamparo, el desconsuelo, el pensar “¿y ahora quién nos va a indicar por dónde ir, quién nos va a decir qué hacer cuando no encontramos respuestas? ¿Quién va a ayudarnos a descubrir, por nosotros mismos...
Gandalf seguirá
Fëanor,
es muy complicado que se pueda entender totalmente lo que sientes, pero has puesto un excelente ejemplo, lo que siente la Comunidad al salir de Moria. Y me he ido al libro para poder entenderte un poquito mejor. Ellos se ven muy afectados por la pérdida de Gandalf, y así nos lo es mostrado entre otros sitios, en Lothórien:
Ahora, cuando los compañeros estaban sentados o caminaban juntos, hablaban de Gandalf y todo lo que cada uno había sabido o visto de él les venía claramente a la memoria. A medida que se curaban las heridas y el cansancio del cuerpo, el dolor de la pérdida de Gandalf se hacía más agudo. A menudo oían voces élficas que cantaban cerca y eran canciones que lamentaban la caída del mago, pues alcanzaban a oír su nombre entre palabras dulces y tristes que no entendían.
Mithrandir, Mithrandir, cantaban los elfos, ¡oh Peregrino Gris! Pues así les gustaba llamarlo. Pero si Legolas estaba entonces con la Compañía no les traducía las canciones, diciendo que no se consideraba bastante hábil y que para él la pena estaba aún demasiado cerca y era un tema para las lágrimas y no todavía para una canción.
Fue Frodo el primero que expresó su dolor en palabras titubeantes. Pocas veces sentía el impulso de componer canciones o versos; aun en Rivendel había escuchado y no había cantado él mismo, aunque recordaba muchas cosas de otros. Pero ahora sentado junto a la fuente de Lórien y escuchando las voces de los elfos que hablaban de Gandalf, se le ocurrió una canción que a él le parecía hermosa, pero cuando trató de repetírsela a Sam sólo quedaron unos fragmentos, apagados como un manojo de flores marchitas.
Cuando la tarde era gris en la Comarca
se oían sus pasos en la colina;
y se iba antes del alba
en silencio a sitios remotos.
De las Tierras Asperas a la costa del este,
del desierto del norte a las lomas del sur,
por antros de dragones y puertas ocultas
y bosques oscuros iba a su antojo.
Con enanos y hobbits, con ellos y con hombres,
con gentes mortales e inmortales,
con pájaros en árboles y bestias en madrigueras,
en lenguas secretas hablaba.
Una espada mortal, una mano benigna,
una espalda que la carga doblaba;
una voz de trompeta, una antorcha encendida,
un peregrino fatigado.
Señor de sabiduría entronizado,
de cólera viva y de rápida risa;
un viejo de gastado sombrero
que se apoya en una vara espinosa.
Estuvo solo sobre el puente
desafiando al Fuego y la Sombra;
la vara se le quebró en la piedra,
y su sabiduría murió en Khazad-dûm.
-¡Bueno, pronto derrotará al señor Bilbo! -dijo Sam.
-No, temo que no –dijo Frodo-, pero no soy capaz de nada mejor.
-En todo caso, señor Frodo, si un día tiene ganas de componer algo más, espero que diga una palabra de los fuegos artificiales. Algo así:
Los más hermosos fuegos nunca vistos:
estallaban en estrellas azules y verdes,
y después de los truenos un rocío de oro
caía como una lluvia de flores.
»Aunque está muy lejos de hacerles justicia.
-No, te lo dejo a ti, Sam. O quizás a Bilbo. Pero... bueno, no puedo seguir hablando. No soporto la idea de darle la noticia a Bilbo.
Y sobre lo que te podemos decir, es sólo lo que cada uno siente, me quedo con una frase de Aragorn nada más salir de Moria:
Tenemos por delante un largo camino y muchas cosas todavía pendientes.
Lo que luego pasó, ya lo sabes.
Comprensión de lo sucedido, eso te deseo, no hace falta que te diga más. Ánimo.
Saludos desde el sur
Gilraen
(Mensaje original de: gilraen_egr)
Fëanor,
es muy complicado que se pueda entender totalmente lo que sientes, pero has puesto un excelente ejemplo, lo que siente la Comunidad al salir de Moria. Y me he ido al libro para poder entenderte un poquito mejor. Ellos se ven muy afectados por la pérdida de Gandalf, y así nos lo es mostrado entre otros sitios, en Lothórien:
Ahora, cuando los compañeros estaban sentados o caminaban juntos, hablaban de Gandalf y todo lo que cada uno había sabido o visto de él les venía claramente a la memoria. A medida que se curaban las heridas y el cansancio del cuerpo, el dolor de la pérdida de Gandalf se hacía más agudo. A menudo oían voces élficas que cantaban cerca y eran canciones que lamentaban la caída del mago, pues alcanzaban a oír su nombre entre palabras dulces y tristes que no entendían.
Mithrandir, Mithrandir, cantaban los elfos, ¡oh Peregrino Gris! Pues así les gustaba llamarlo. Pero si Legolas estaba entonces con la Compañía no les traducía las canciones, diciendo que no se consideraba bastante hábil y que para él la pena estaba aún demasiado cerca y era un tema para las lágrimas y no todavía para una canción.
Fue Frodo el primero que expresó su dolor en palabras titubeantes. Pocas veces sentía el impulso de componer canciones o versos; aun en Rivendel había escuchado y no había cantado él mismo, aunque recordaba muchas cosas de otros. Pero ahora sentado junto a la fuente de Lórien y escuchando las voces de los elfos que hablaban de Gandalf, se le ocurrió una canción que a él le parecía hermosa, pero cuando trató de repetírsela a Sam sólo quedaron unos fragmentos, apagados como un manojo de flores marchitas.
Cuando la tarde era gris en la Comarca
se oían sus pasos en la colina;
y se iba antes del alba
en silencio a sitios remotos.
De las Tierras Asperas a la costa del este,
del desierto del norte a las lomas del sur,
por antros de dragones y puertas ocultas
y bosques oscuros iba a su antojo.
Con enanos y hobbits, con ellos y con hombres,
con gentes mortales e inmortales,
con pájaros en árboles y bestias en madrigueras,
en lenguas secretas hablaba.
Una espada mortal, una mano benigna,
una espalda que la carga doblaba;
una voz de trompeta, una antorcha encendida,
un peregrino fatigado.
Señor de sabiduría entronizado,
de cólera viva y de rápida risa;
un viejo de gastado sombrero
que se apoya en una vara espinosa.
Estuvo solo sobre el puente
desafiando al Fuego y la Sombra;
la vara se le quebró en la piedra,
y su sabiduría murió en Khazad-dûm.
-¡Bueno, pronto derrotará al señor Bilbo! -dijo Sam.
-No, temo que no –dijo Frodo-, pero no soy capaz de nada mejor.
-En todo caso, señor Frodo, si un día tiene ganas de componer algo más, espero que diga una palabra de los fuegos artificiales. Algo así:
Los más hermosos fuegos nunca vistos:
estallaban en estrellas azules y verdes,
y después de los truenos un rocío de oro
caía como una lluvia de flores.
»Aunque está muy lejos de hacerles justicia.
-No, te lo dejo a ti, Sam. O quizás a Bilbo. Pero... bueno, no puedo seguir hablando. No soporto la idea de darle la noticia a Bilbo.
Y sobre lo que te podemos decir, es sólo lo que cada uno siente, me quedo con una frase de Aragorn nada más salir de Moria:
Tenemos por delante un largo camino y muchas cosas todavía pendientes.
Lo que luego pasó, ya lo sabes.
Comprensión de lo sucedido, eso te deseo, no hace falta que te diga más. Ánimo.

Saludos desde el sur

Gilraen
(Mensaje original de: gilraen_egr)