Es posible que este tema ya haya sido tratado, pero de todos modos me gustaría saber vuestra opinión sobre ciertas escenas de las películas.
Veréis, en los libros Tolkien hace muchas veces referencias a cómo algunos de sus personajes parecen "crecerse", elevarse sobre los demás (Galadriel, Aragorn, Gandalf, Frodo). Y todo lo contrario, muestra también también grados de degradación personal (en Gollum es más explícito) como en Bilbo frente al Anillo en Rivendel o en ¿Théoden?.
Peter Jackson, en cambio, (o al menos así me lo parece) va a lo explícito: transforma a Bilbo en un fugaz demoniete; impone a Gandalf un aura terrible frente a Bilbo en Bolsón Cerrado (esto no estaría del todo mal, sólo que no me lo había imaginado así); electrocuta a Galadriel; deja mal pero que muy mal a Théoden bajo la influencia de Grima-Saruman (la primera vez que lo ví me pregunté, ¿cómo narices va a hacer PJ que se recupere este hombre? Pues claro, un exorcismo ); o que Aragorn deba rebanarle el cuello a la Boca en lugar de hacerle irse por patas...

Saludos desde Tejonera.

No sé muy bien lo que sugieres, pero comentaré al respecto que el "cambio" de Gandalf me parece bastante exacto al del texto:
Gandalf dio un paso hacia el hobbit y pareció agrandarse, amenazante, y su sombra llenó la habitación.
El de Bilbo, si bien es muy exagerado, tampodo es tan diferente:
Descubrió con pena y asombro que ya no miraba a Bilbo; parecía como si una sombra hubiese caído entre ellos y detrás de esa sombra alcanzaba a ver una criatura menuda y arrugada, de rostro ávido y manos huesudas y temblorosas. Tuvo ganas de golpearla.
En cambio, los otros... son como de otra novela. El de Galadriel no existe, pues en realidad nada brilla sino Eärendil, que se refleja en el anillo, tan imperceptiblemente que sólo Frodo lo ve por ser el portador. Lo de Theoden, independientemente de que quede mejor o peor en pantalla, es realmente otra novela. Y lo de la decapitación de Boca, un insulto a la integridad de Aragorn.
Pero para cambios desagradables (al menos para mí), el empequeñecimiento de Gandalf ante el Rey Brujo. Nunca podré recuperarme del disgusto.

Cierto...

...lo que pasa es que en los dos primeros ejemplos no me lo había imaginado tan obvio, sino que la mezquidad o la majestad de un personaje fuese sentido por aquellos que los vieran (o leyeran) sin que ello implicase una transformación física.

Agradecidos saludos desde Tejonera.