NARRACIÓN

Las arañas seres viles y venenosos, bajan de los árboles rápidamente, y aunque habíais eliminado a las 9 que aparecieron principalmente, ahora la lucha se tensa y os rodean en un grupo interminable. Las arañas negras descienden de los árboles a toda velocidad, mientras que vosotros tenéis desenvainadas las espadas preparados para entrar en acción. Tenéis poco tiempo para debatir la cuestión de a donde dirigirse, pero todos coincidis en lo mismo: ''Hay que salir como sea''- Dice Elder.
[quote]Algunas arañas se retuerzen en el suelo debido a las flechas a las que les lanzáis, y estas rabiosas y ciegas se lanzan con las de su propio grupo lo que os permite ganar un poco de tiempo. Sin tiempo suficiente, os abreis paso entre las arañas con un valor tremendo, pero cuanto más avanzais, mas arañas encontráis. De repente no encontráis a dimasalang, y os giráis hacia atrás y veis como una araña lo zarandea lanzandole 3 metros más alla. Acto seguido se lanzan sobre él, pero vuestras flechas consiguen impedirlo, y acto seguido lo cogéis. Entonces a Adan, que conoce bien el bosque, se le ocurre otra idea:
[quote] Les ganaremos en su propio terreno. ¡Subios a los árboles, las ramas mas chicas no podrán soportar su peso! Avanzad rápidamente por las ramas, y que álguien coja a dimasalang, tiene una gran mordedura en la pierna. El enano refunfuña y pierde el conocimiento, mientras que vosotros, escapáis gracias al plan de Adan eadur. Luego, tranquilos y ya pasado el peligro, os sentáis en la copa de un árbol, y conseguis curar a dimasalang a base de comida élfica y unas hierbas curativas que había recojido Âbarmil.[/quote]
Entonces, sin mero aviso, veis como 2 orcos, un Uruk y otro mucho mas bajito, conversan, hablando de que unos montaraces habían sido llevados hasta la salida del bosque negro, donde habría unas escolta para ayudarles. Despues, su paradero, no lo sabían. El orco pequeño pregunto que por qué no era más facil llevarlo a Dol Guldur y el Uruk le dijo: ''Las arañas están mosqueadas, y este bosque es un laberinto'', al tiempo que le azotaba. Cuando desaparecieron, la compañia tenía claro lo que tenían que hacer: Ir a la salida del bosque negro, sin descanso, o perderían el rescate de los montaraces. En la huida habían llegado hasta el bosque negro, y no podrían pararse a descansar. Reventados, tendrían que seguir caminando hasta quedarse sin fuerzas, sobre todo Dimasalang, que había sido herido y cojeaba un poco al andar. En ese tiempo de persecución, quizás les diera tiempo de conocerse mejor y conservar sobre sus intenciones, incluso de mejorar sus amistad...

Saludos desde mis aguas