Acción.

Los acontecimientos se ocupaban de no darnos tregua: el insólito viraje de rumbo de quienes perseguiamos, invirtiendo los roles y poniéndonos de golpe por delante, el alejamiento de los mensajeros elfos, y la presencia amedrentente del nazgul convertian nuestra aventura en huida demencial. Miro alternativamente a Abârmil y a Dimas,quienes marchan a mis lados ¿cuanto tiempo más resistiría el enano, quién a pesar de su orgullo y vigor debia luchar con el corto alcance de sus piernas, cuanto más resistiría yo, que aunque avanzaba con mis zancadas de orco no soy bueno en la carrera? En Abärmil, en tanto, no se advertian signos de fatiga. Raza de hombres fuerte resulta la suya, aunque me cueste reconocerlo.
Y de golpe tomo conciencia de que esta aventura desborda sus propios límites para llenarme de asombro: un elfo me salva...descubro aun hombre incansable...me hallo sumido en una inverosímil confraternidad de razas...Hasta la misión, hasta entonces por completo accidental para mí, de rescatar a los montaraces está comenzando a interesarme de veras....bien sabía yo lo que les aguardaba a esos dos en Mordor.....
De golpe apremiado por mis propios fantasmas, alzo la voz para alentar:[quote] ¡Fuerza, compañía, que todo esto recién comienza! [/quote]
Y creo que a más de uno le maravilló mi entusiasmo.