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Ver tema#167 Respondiendo a: Entaguas
NARRACIÓN
Había un terrible silencio en los bosques de Lórien. Elder y Aikanáro corrían por estos misteriosos bosques de lo que se contaban extrañas leyendas, esperando encontrar a Galadriel y a Celeborn para pedirles ayuda. Mientras, la otra mitad, avanza rápidamente, ya estaban cerca del Valle de...
Acción
Como supuso la vieja compañía formada en el Bosque Negro los elfos fueron generosos y prestaron sus vidas -inmortales de no perecer por causa violenta- para la noble causa que en aquel tiempo enfrentaba a los pueblos libres de la Tierra Media. Flechas, cimitarras, espadas y escudos se entremezclaban en sonora confusión en un claro del bosque. De lejos parecía que los valientes guerreros de la hermosa Lorien estaban tomando la iniciativa. Las filas de Uruks poco a poco iban aminorándose, entre sangre y griterío dantesco. Dimas miró entonces sonriente a sus compañeros Rumil, Adan, Abarmil y Burzumgad, que celebraban la ventaja de los bravos arqueros de la otoñal Lorien:
[quote]- Hoy más que nunca me siento orgulloso y feliz de compartir camino al lado de los elfos. Siempre supe que no nos fallarían. ¡Quedan zanjadas nuestras disputas del pasado![/quote]
Rumil asintió complacidamente. Aprovechado la distancia del grupo de uruks los cinco se dirigieron rápidamente hacia los otros dos uruks que tenían presos a los montaraces. Pero en esto surgió en el cielo el temido nazgul. Abarmil, de pronto, gritó.
[quote]- ¡Mirad!, vuelve el nazgul. ¡Poneos a cubierto! [/quote]
Burzumgad saltó a un lado, el beórnida Adan utilizó su agilidad para zafarse de lo que parecía ser un mortal bocado de la bestia del nazgul, y Abarmil y Rumil saltaron sobre los matorrales. Mientras Dimasalang, agazapado tras unos arbustos, y al paso que todos se reincorporaban propuso a sus compañeros:
[quote]- Escuchad. No tenemos otra opción que luchar. Antes de que vuelva a atacar el nazgul deberíamos reagruparnos en cuadro y mantener la posición. Si huimos cada uno por un lado caeremos como ratoncillos. Antes de que vuelva el nazgul hemos de reagruparnos y permanecer en cuadro con nuestros escudos. Rúmil, tu podrías esconderse tras aquellos arbustos y mientras recibimos su ataque podrías saetear con tu poderoso arco a la bestia. Creo que es la única posibilidad. [/quote]
Mientras esperaba la respuesta, el brillo del hacha de Dimasalang, hijo de Thranios, centelleaba en aquel recodo del camino, ansioso por hundirla en las entrañas de aquella vil criatura.
Como supuso la vieja compañía formada en el Bosque Negro los elfos fueron generosos y prestaron sus vidas -inmortales de no perecer por causa violenta- para la noble causa que en aquel tiempo enfrentaba a los pueblos libres de la Tierra Media. Flechas, cimitarras, espadas y escudos se entremezclaban en sonora confusión en un claro del bosque. De lejos parecía que los valientes guerreros de la hermosa Lorien estaban tomando la iniciativa. Las filas de Uruks poco a poco iban aminorándose, entre sangre y griterío dantesco. Dimas miró entonces sonriente a sus compañeros Rumil, Adan, Abarmil y Burzumgad, que celebraban la ventaja de los bravos arqueros de la otoñal Lorien:
[quote]- Hoy más que nunca me siento orgulloso y feliz de compartir camino al lado de los elfos. Siempre supe que no nos fallarían. ¡Quedan zanjadas nuestras disputas del pasado![/quote]
Rumil asintió complacidamente. Aprovechado la distancia del grupo de uruks los cinco se dirigieron rápidamente hacia los otros dos uruks que tenían presos a los montaraces. Pero en esto surgió en el cielo el temido nazgul. Abarmil, de pronto, gritó.
[quote]- ¡Mirad!, vuelve el nazgul. ¡Poneos a cubierto! [/quote]
Burzumgad saltó a un lado, el beórnida Adan utilizó su agilidad para zafarse de lo que parecía ser un mortal bocado de la bestia del nazgul, y Abarmil y Rumil saltaron sobre los matorrales. Mientras Dimasalang, agazapado tras unos arbustos, y al paso que todos se reincorporaban propuso a sus compañeros:
[quote]- Escuchad. No tenemos otra opción que luchar. Antes de que vuelva a atacar el nazgul deberíamos reagruparnos en cuadro y mantener la posición. Si huimos cada uno por un lado caeremos como ratoncillos. Antes de que vuelva el nazgul hemos de reagruparnos y permanecer en cuadro con nuestros escudos. Rúmil, tu podrías esconderse tras aquellos arbustos y mientras recibimos su ataque podrías saetear con tu poderoso arco a la bestia. Creo que es la única posibilidad. [/quote]
Mientras esperaba la respuesta, el brillo del hacha de Dimasalang, hijo de Thranios, centelleaba en aquel recodo del camino, ansioso por hundirla en las entrañas de aquella vil criatura.
"Así lucharemos a la sombra"- dijo Dieneces en las Termópilas al saber que los persas harían una nube con sus flechas.