Ver publicación (PROPUESTA:''PLAY-BY-POST'')

Ver tema

Elder
Elder
Desde: 27/09/2001

#178 Respondiendo a: Rúmil Är-Feinield

Acción

La batalla contra el Nazûl y su Bestia fue dura. Nuestros compañero, Adan, Dimas y Burzumgad, resultaron heridos durante la batalla. Por suerte los elfos de Lórien, con sus flechas incendiarias, hicieron batirse en retirada al Nazgûl y nos dieron cobijo para recuperar fuerzas y sanar las her...

Acción

Mientras Uruks y elfos luchaban nuestro grupo se defendía ante todo un Nazgul y su montura, la imagen de Dimas, Burzumgad y Adan volando literalmente nos sobrecogió a los demás, pero nuestras flechas comenzaron a hacer su efecto en la bestia a la que no tardé en ver caer al agua en una imagen increible, el toque de Adan fue certero de verdad.

Cuando ya nos disponíamos a enfrentarnos a un Nazgul cuerpo a cuerpo, lo cual no auspiciaba nada bueno, vimos las flechas incendiarias desde Lorien...

[quote]Bueno ahí va el espectro huyendo de los elfos.[/quote]

Por fin teníamos la oportunidad de descansar después de largas jornadas de camino. Hablamos con Broceliande sobre los montaraces...

[quote]Efectivamente mis compañeros tienen razón, no podemos quedarnos demasiado tiempo, debemos seguir a los Uruks porque ahora será más complicado seguir el rastro. Quizás nuestros montaraces podrían escudriñar la zona de la batalla para saber que camino tomaron esos repelentes Uruks.[/quote]

Aproveché la ayuda que nos daba Erwin para equiparme de nuevo con comida, flechas y buena bebida élfica. Y cuando terminé me acerqué a ver que tal estaban nuestros valientes compañeros...

[quote]Debo deciros que los enanos tienen suerte de tener guerreros como tu Dimas, y a ti Burzumgad te digo que cada día que paso contigo me sorprende aún más tu determinación en la batalla.[/quote]

Felicité a Adan por aquel gran tajo en el cuello a la bestia y me reuní con mis amigos elfos para brindar por la victoria conseguida.
"¡Seguid en posición, hacedles frente! Hijos de Gondor y de Rohan, mis hermanos. Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazón. Pudiera llegar el día en que el valor de los hombres decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunid...