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Ver tema#198 Respondiendo a: adan_eadur
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Los cascos de los caballos resonaban en la tierra. Avanzábamos Dimas, Burzumgad y yo veloces como gacelas. Atrás quedaba Lorien; delante, Fangorn, y entre ellos, tierras desiertas sólo habitada por animales.
El arco que me habían dado los elfos era más ligero que el mio; y también más bueno...
Acción
Los rayos de sol penetraban lisonjeros entre los copudos robles de Lórien. Como lanzas doradas llegaban hasta la gran biblioteca donde Dimasalang había pasado la noche, hasta quedarse dormido a altas horas de la madrugada sobre los viejos tomos cosidos de cuero élfico. Acababa de amanecer en los dominios del Bosque otoñal más esplendoroso de toda la Tierra Media, sumido irremediablemente en el esplendor decadente de la Tercera Edad del Mundo. Despertado por Burzumgad, que había pasado parte de la tarde anterior en la Biblioteca, Dimas se enfundó el peto, el yelmo y demás correajes de su vestimenta. A ellas unió poco después un arco, un carcaj artesanal y una espada corta cortesía de los elfos. Adan imprecó al orco y al enano para salir inmediatamente de Lórien, pues Bronceliande había dado noticias de que el resto del grupo se encontraba en el Bosque de Fangorn acechado por el nazgul Khamûl. Los elfos les proporcionaron a los tres sendos corceles blancos para poner rumbo al sur. De inmediato se pusieron al trote, con notables dificultades de Dimas para hacerse con el hermoso equino:
[quote]- ¡Maldita sea!, ¡qué tortura para mis posaderas!- se quejó el hijo de Thranios mientras abrazaba con todas sus fuerzas el cuello del potro.
- ¡Agárrate bien, maese Enano!, que aún dista un trecho para llegar a Fangorn- gritó desde adelante Adan, mientras echaba un vistazo hacia donde iba el atípico jinete.
[/quote]
En lontananza, la densa foresta de Fangorn saluda a la pequeña compañía. ¿Qué se encontrarían al entrar en sus lindes?
Los rayos de sol penetraban lisonjeros entre los copudos robles de Lórien. Como lanzas doradas llegaban hasta la gran biblioteca donde Dimasalang había pasado la noche, hasta quedarse dormido a altas horas de la madrugada sobre los viejos tomos cosidos de cuero élfico. Acababa de amanecer en los dominios del Bosque otoñal más esplendoroso de toda la Tierra Media, sumido irremediablemente en el esplendor decadente de la Tercera Edad del Mundo. Despertado por Burzumgad, que había pasado parte de la tarde anterior en la Biblioteca, Dimas se enfundó el peto, el yelmo y demás correajes de su vestimenta. A ellas unió poco después un arco, un carcaj artesanal y una espada corta cortesía de los elfos. Adan imprecó al orco y al enano para salir inmediatamente de Lórien, pues Bronceliande había dado noticias de que el resto del grupo se encontraba en el Bosque de Fangorn acechado por el nazgul Khamûl. Los elfos les proporcionaron a los tres sendos corceles blancos para poner rumbo al sur. De inmediato se pusieron al trote, con notables dificultades de Dimas para hacerse con el hermoso equino:
[quote]- ¡Maldita sea!, ¡qué tortura para mis posaderas!- se quejó el hijo de Thranios mientras abrazaba con todas sus fuerzas el cuello del potro.
- ¡Agárrate bien, maese Enano!, que aún dista un trecho para llegar a Fangorn- gritó desde adelante Adan, mientras echaba un vistazo hacia donde iba el atípico jinete.
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En lontananza, la densa foresta de Fangorn saluda a la pequeña compañía. ¿Qué se encontrarían al entrar en sus lindes?
"Así lucharemos a la sombra"- dijo Dieneces en las Termópilas al saber que los persas harían una nube con sus flechas.