Acción

Mi corazón se alegró cuando pisé el bosque. Sin embargo, este bosque era diferente. No era tan espeso como el Bosque Negro, pero era viejo y mucho. El aire era opresivo, casi rancio. Pero eso no me desanimó. Haciendo caso a la evidencia y dejando de lado mi intuición no dirigimos hacia el Limclaro. Pronto oímos unos ruidos extraños, como el de madera crujiendo, y poco después gritos de voces; voces familiares...[quote]¡Los que gritan son Arbâmil, Aikanaro, Elder y Rúmil!- Exclamé.
- Junto a ellos hay otras dos personas ¡deben ser los montaraces!- Añadió Dimas.[/quote] Seguimos corriendo hacia los gritos. El ruido de madera crujiente era estruendoso. De pronto, Burzumgad se paró, olfateó en el aire y dijo: [quote]Hay orcos por aquí, concretamente Uruks-Hai.[/quote] Ya veíamos a nuestros amigos. Un árbol los tenía atrapados ¿un árbol? no cabía duda era un árbol... o algo parecido a ello. En toda mi vida de guardabosque había visto nada igual.
El ruido de las pisadas de los Uruks se hicieron audibles para todos nosotros. Dimas y Burzumgad sacaron sus armas. Yo saqué mi arco de Lórien. Les pregunté a mis compañeros: [quote]¡Que hacemos, ayudamos a nuestros compañeros, nos enfrentamos a los Uruks o huimos![/quote]