Acción

En pos de haber hablado con los montaraces y una vez informados de los planes y malignas travesías acordadas por la mano derecha del mal, Saruman, para lograr todo cuanto pudiera y estuviera a su alcance con el poder del anillo único; todo el grupo nos dirigimos hacía el árbol más próximo y grande y nos subimos para escapar del ángulo de visión de los Uruks que por momentos nos seguían. Tras estar en la copa del árbol vemos como nuestros amigos que iban en inmaculados corceles de procedencia elfa casi seguro solo por la belleza que irradiaban, Khamûl se abalanza sobre ellos de un modo aterrador logrando destrozar a los caballos pero salvando por apenas un palmo la vida nuestros queridos amigos: Dimasalang, Burzumgad y Adan. Ante la insolita escena, los Uruks son redirigidos hacía los tres cabaldores que huían de las fauces de la bestia del Nazgûl librando como podían las envestidas y apresurándose hacía el interior de Fangorn.

[quote]Se dirigen hacía los lindes, espero que los encontremos y no se crucen con los orcos de mala raza, bajemos del árbol, todo parece más calmado, ahora debemos ayudarles. ¡Corramos![/quote]

Justo antes de descender de la frondosa copa del árbol unas ramas junto con fuertes y gruesas raíces nos envisten y tiran del árbol a al vez que agarran a otros tantos y nos colocan en situación imposible, es un enemigo implacable ante nuestras afiladas armas.

[quote]Cuidado, es un fuerte Ucorno, sus raíces son capaces de destrozar cualquier material que haya sido modificado por las razas de la tierra media. Intentemos hacerle entrar en razón, nosotros, los montaraces y los hombres tenemos una alianza eterna con nuestra madre tierra y debe comprender que solo intentamos hacer el bien y ayudar en la medida de lo posible a su bosque y la naturaleza en si.[/quote]

Depuse de intentar convencer al árbol aun sin entrar en razón, empezamos a oír como nuestros tres intrépidos amigos se van acercando a la zona con sigilo pero velozmente para que los Uruks no les capten en su persecución por el momento sin fruto. Todo parecía insalvable, pero no había otro camino que el de hacer entrar en razón al Ucorno que se volvía terco y testarudo ante nuestra postura y argumentos mostrados por la compañía y los dos nuevos integrantes.