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Ver tema#249 Respondiendo a: Entaguas
Off-topic -Esta bien.
Sí, ya arreglaré esas erratas que me habéis comunicado, encuanto al capítulo uno de las presentaciones y de como trabajáis para ellos no lo he puesto por qué sería un post muy largo y lo tengo que modificar todavía, pues además el capítulo uno es como la introducción; vuestras...
Acción
Dimas, Burzumgad, Abârmil y yo cojimos las barcas y avanzamos por el Entaguas. Al rato, el bosque empezó a clarear y por fin se descubrió ante nosotros la fértil llanura de La Marca. Continuamos descendiendo. A nuestra izquierda, quedaba la meseta del Páramo, donde pastaban multitud de caballos. A la derecha, las grandes llanuras verdes de Rohan. Todas las aldeas que veíamos estaban vacías, pues la guerra había comenzado y habían evacuado a la población en las montañas. Durante todo el día seguimos navegando hasta llegar a el río Nevado. Giramos las barcas y fuimos contacorriente de dicho río. Nos estábamos hacercando a las Montañas Blancas cuando divisamos a una compañía de Rohirrim. Era altos y rubios; parecidos a algunos de los de mi pueblo, pues descendíamos de un tronco común. El jefe de aquellos hombres se llamaba Lanceloth y nos guió hacía la zona de la batalla. Íbamos en potentes corceles. Mientras cabalgábamos recordé mi último viaje a estas tierras hace ya un año. Ya entonces oí que tenían problamas con Saruman el mago; y parecía que esos problemas se habían convertido en guerra. Abârmil Burzumgad, Dimas y yo no pusimos a la altura de Lanceloth para conversar con él. Hablamos de todo lo referente a esta guerra y nosotros les explicamos (todo lo que podíamos) el motivo de nuestra misión. Enzarzados como estábamos en la conversación no nos dimos cuenta de que ya llegábamos a Cuernavilla. Allí nos encontramos con muchas más compañías de hombres que se apresuraban a ir hacía la batalla que se libraba en la fortaleza. Apresuramos la marcha dispuestos a cargar conta los Uruks y Montañeses cuando vimos salir a una compañía de jinetes salir de la fortaleza arrollando a los enemigos; los uruks estaban acorralados. Desenvainé mi espada mientras miraba a mis compañeros:[quote]Suerte - les dije.[/quote] Arrollamos a las primeras filas de Uruks como una marea. Avanzé entre ellos cortando cueros cabelludos y traspasando armaduras. Un montañes hizo tropezar a mi caballo con su lanza y caí de él rápidamente me incorporé, pero me ví rodeado de orcos. Ya me veía abandonando el mundo cuando pasó por mi lado Dimas:[quote]¡monta!- me dijo - ¡si no te haran trozos de carne![/quote] rápidamente me encaramé a su caballo y miré a mi alrededor. Los Uruks parecían verdaderamente aterrados; Entonces dijo Abârmil [quote]Los ucornos han venido, están destruyendo a los enemigos que intentan huir ¡la victoria es nuestra![/quote] Y sin más palabrás nos lanzamos en pos del ejército de Saruman.
Dimas, Burzumgad, Abârmil y yo cojimos las barcas y avanzamos por el Entaguas. Al rato, el bosque empezó a clarear y por fin se descubrió ante nosotros la fértil llanura de La Marca. Continuamos descendiendo. A nuestra izquierda, quedaba la meseta del Páramo, donde pastaban multitud de caballos. A la derecha, las grandes llanuras verdes de Rohan. Todas las aldeas que veíamos estaban vacías, pues la guerra había comenzado y habían evacuado a la población en las montañas. Durante todo el día seguimos navegando hasta llegar a el río Nevado. Giramos las barcas y fuimos contacorriente de dicho río. Nos estábamos hacercando a las Montañas Blancas cuando divisamos a una compañía de Rohirrim. Era altos y rubios; parecidos a algunos de los de mi pueblo, pues descendíamos de un tronco común. El jefe de aquellos hombres se llamaba Lanceloth y nos guió hacía la zona de la batalla. Íbamos en potentes corceles. Mientras cabalgábamos recordé mi último viaje a estas tierras hace ya un año. Ya entonces oí que tenían problamas con Saruman el mago; y parecía que esos problemas se habían convertido en guerra. Abârmil Burzumgad, Dimas y yo no pusimos a la altura de Lanceloth para conversar con él. Hablamos de todo lo referente a esta guerra y nosotros les explicamos (todo lo que podíamos) el motivo de nuestra misión. Enzarzados como estábamos en la conversación no nos dimos cuenta de que ya llegábamos a Cuernavilla. Allí nos encontramos con muchas más compañías de hombres que se apresuraban a ir hacía la batalla que se libraba en la fortaleza. Apresuramos la marcha dispuestos a cargar conta los Uruks y Montañeses cuando vimos salir a una compañía de jinetes salir de la fortaleza arrollando a los enemigos; los uruks estaban acorralados. Desenvainé mi espada mientras miraba a mis compañeros:[quote]Suerte - les dije.[/quote] Arrollamos a las primeras filas de Uruks como una marea. Avanzé entre ellos cortando cueros cabelludos y traspasando armaduras. Un montañes hizo tropezar a mi caballo con su lanza y caí de él rápidamente me incorporé, pero me ví rodeado de orcos. Ya me veía abandonando el mundo cuando pasó por mi lado Dimas:[quote]¡monta!- me dijo - ¡si no te haran trozos de carne![/quote] rápidamente me encaramé a su caballo y miré a mi alrededor. Los Uruks parecían verdaderamente aterrados; Entonces dijo Abârmil [quote]Los ucornos han venido, están destruyendo a los enemigos que intentan huir ¡la victoria es nuestra![/quote] Y sin más palabrás nos lanzamos en pos del ejército de Saruman.
"La libertad no hace felices a los hombres. Los hace, sencillamente, hombres"
M. Azaña (Presidente durante la República)