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Abârmil
Abârmil
Desde: 17/09/2003

#250 Respondiendo a: adan_eadur

Acción

Dimas, Burzumgad, Abârmil y yo cojimos las barcas y avanzamos por el Entaguas. Al rato, el bosque empezó a clarear y por fin se descubrió ante nosotros la fértil llanura de La Marca. Continuamos descendiendo. A nuestra izquierda, quedaba la meseta del Páramo, donde pastaban multitud de cabal...

Acción

Nos despedimos con tristeza de nuestros amigos deseandoles una vuelta a Lorien sin incidentes ¡Que suerte poder volver a contemplar Caras Galadon! Nosotros nos adentramos a la carrera en Fangorn, hacia el Entaguas, en busca de los esperados refuerzos. Al poco tiempo dimos con dos elfas, Ediana y la Elfa, quienes nos informaron de la delicada situación actual y del camino que debíamos seguir para cumplir nuestra misión. Agradecimos su ayuda ampliamente,

[quote]Que horribles noticias nos traeis, parece que el pueblo de la Marca está en grave peligro. Mi corazón me obliga a poner mi espada al servicio de una gente tan noble como los rohirrim, pero mi mente teme por la vida de mi amigo Farahir. Busquemos a los caballeros y luego ya veremos. Muchas gracias por las barcas, guerreras elfas, espero podamos volver a vernos pronto.[/quote]

Tras remontar fatigosamente el río logramos dar con un grupo de rohirrim que nos aguardaba. Al vernos se adelanto un joven de gran presencia y nos indicó la aventura que se cernía sobre nuestros destinos, ¡El Abismo de Helm! El rohir, de nombre Lanceloth, nos proporcionó un disfraz creíble para Burzumgad.

Montamos en unos espléndidos caballos y nos dirigimos hacia los dominios de Erkebrand, donde nos aguardaban para intervenir en la batalla por salvar Rohan. Por el camino contamos a Lanceloth algunas de nuestras aventuras y la necesidad de mantener con vida a Farahir, al joven rohir se le iluminaban los ojos al oír nuestras encarnizadas luchas con los uruks. Al llegar a nuestro destino vimos un gran ejército de caballeros perfectamente ataviados, nos proporcionaron cotas de mallas y armaduras para los que las pedimos. Hacía muchos años que no me colocaba tal indumentaria y la adrenalina fluía rápida por mis venas deseando volver a participar en una gran batalla. En la parte central del campo había un hombre mayor sobre el corcel más hermoso que jamás hubiera visto, emanaba una fuerza extraordinaria. Me acerqué a él y comprobé asombrado que era igual que el famoso Gandalf, pero no era el mismo, bajo su capa gris se entreveía un atuendo blanco como la nieve virgen.

[quote]-¡Feliz encuentro querido Gandalf! Me alegro infinítamente de que lideres a este ejército, contigo lograremos la victoria, viejo amigo.
- Será necesaria otra ayuda para derrotar a las huestes de Saruman, joven Abârmil, y no será metal lo que empuñen sus miembros.- contestó el mago- Pero no pongas esa cara de incredulidad e incomprensión y dime hijo de Abârtharon, ¿Qué desea decir tu boca que tus ojos no logran ocultar?
- Como sabrás, tengo a uno de los míos que porta una información vital para la guerra, temo que la cruenta batalla sepulte esos secretos, pero no estamos dispuestos a rechazar el enfrentamiento y alejarnos de nuestros amigos con los que he sufrido tantas penurias.
- Comprendo tu preocupación -dijo Gandalf- necesitamos vuestras fuertes manos, pues sois todos guerreros expertos, algo de lo que adolecemos en este ejército, pero aún más nuestros enemigos. Seréis mi guarda personal, conmigo estaréis más a salvo que cualquiera.
- De acuerdo Gandalf, le diré a Lanceloth, a quien nos debemos ahora, que cabalgaremos a tu lado.[/quote]

Salí corriendo hacia el rohir y mis amigos y les comenté mi conversación. Lancelth y Farahir se alegraron bastante por la nueva posición en batalla. Segundos más tardes iniciamos una veloz carrera en ayuda del Rey de la Marca. Cuando llegamos al Cuernavilla, aquello era un caos absoluto pero la victoria parecía decantarse del lado enemigo. Entonces sonó con fuerza desgarradora el Cuerno de Helm y un grupo de jinetes encabezados por una regia figura de vigor inigualable cargó desde dentro de la fortaleza. Nosotros a su vez nos lanzamos contra la retaguardia desprevenida. Lanceloth cabalgaba con rapidez increíble, aunque nadie podía siquiera acercarse a la del, ahora, mago blanco. A lo lejos pude ver un hecho espectacular, algo se movía al sur, las palabras de Gandalf se repetían en mi mente. La embestida fue brutal, los orcos y dunlendinos caían exánimes a nuestros pies como si fueran muñecos de papel. Alcancé a Lanceloth y nuestras espadas brillaron juntas en el amanecer, Farahir combatía valientemente a mi lado y mis otros amigos se alejaron hacia la derecha. Vi a Adan caer de su cabalgadura y un nudo se estrechó alrededor de mi garganta, estaba rodeado lanzando certeras estocadas en todas direcciones, pero no podría durar mucho así, quise ir en su ayuda pero no podía dejar a Farahir, me sentí desesperadamente impotente, entonces el fuerte Dimas, convertido en jinete experto, llegó en su rescate y lo montó en su caballo, suspiré aliviado, pero estaba distraído y no vi como un orco me disparaba una lanza. Gracias a Eru, Lanceloth sí lo vio e interceptó el dardo con su escudo, entonces reaccioné, cogí otra lanza clavada en el suelo y se la clavé en el cuello del maldito uruk.

[quote]Te debo la vida amigo, no lo olvidaré jamás.[/quote]

En ese instante una barahúnda de hombres salió de las cavernas de Helm con grito aterrador. El enemigo comenzó a escapar en dirección sur, hacia el improvisado bosque que se había formado, grité victorioso a mis compañeros de armas.
De repente caí en la cuenta de que al lado del regio jinete luchaba un rostro familiar ¡Por Eru bendito, es mi Señor! La alegría invadió mi corazón.
All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...