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Ver tema#310 Respondiendo a: burzumgad
2ª NARRACIÓN
Al fin había llegado mi turno de guardia, al que compartiría con Farahir. No bien quedamos a solas, pues los otros se durmieron, volví sobre el tema que a todos nos había preocupado:
[quote]-¿Que hay acerca de ese nuevo Señor Oscuro, ese que según tus palabras hace parecer mal menor...
Acción
El humo de la pipa dibujaba caprichosas figuras al lado de la cálida hoguera. Por un momento se respiraba tranquilidad, a pesar de las malas noticias pronunciadas por Farahir. A Dimas le halagó el interés por su pueblo manifestado por el noble Lanceloth. Por un momento desfilaron en la conversación las gestas más cantadas por los Hijos de Durin. El hijo de Thranios se emocionó al recordar la sempiterna guerra mantenida con los orcos, la gloria excelsa de Thorin Escudo de Roble, la sangre vertida en Azanulbizar, el Arroyo Sombrío.... pero también las sonoras poesías y la alegría desbordante de Erebor, el manantial de riqueza de mitrhil salido de las ciudades de Nogrod y Belegost, los viejos tiempos de filigranas y luz de Khazad-dûm
[quote]- Amigo Lanceloth –continuó Dimas mientras ofrecía más tabaco al hombre al paso que aspiraba su pipa- los Enanos somos un pueblo orgulloso y valiente. Y más de lo que piensan muchos, verdaderamente hospitalarios. Se habla, en efecto, del mal de Durin, de la codicia del Enano... ahora que yo he de recordar que fueron los elfos quienes forjaron los anillos que hoy en día siguen amenazando la libertad de la Tierra Media. Pero aún con esto reconozco valores imperecederos en este pueblo, amante de las letras y la música. [/quote]
Ambos contertulios continuaron hablando de las glorias y heroicidades de los dos pueblos, alabando Dimasalang la paz y seguridad de los territorios de Rohan, su culto a los caballos y el combate, las longevas dinastías sobre la pradera, la belleza de Edoras, las gestas de Eorl y Helm mano de martillo. De pronto, interrumpieron su conversación ante la llegada de cuatro jinetes con sus caballos. Tras unas breves palabras, un pequeño lance con Burzumgad, acostumbrado ya a todo tipo de sustos, y un Farahir verdaderamente embelesado con las cuatro amazonas, decidieron partir a Minas Tirith, tal y como se había convenido días atrás.
Mientras enfilaban un camino al galope alguien atisbó en el horizonte, sobre las montañas, lo que parecían unas almenaras ardiendo, antorchas enormes que avisaban de algo. Puede que la guerra:
[quote]- compañeros -Avisó Dimas mientras los caballos pasaban a toda prisa por Anorien- hemos de estar muy atentos. Entramos en tierras de Gondor y no creo que reciban con los brazos abiertos la visita de extranjeros. [/quote]
Mientras avanzaban, el Enano soñaba con vislumbrar la ciudad Blanca, de la que le habían hablado multitud de ocasiones. ¡Lástima que estuviese excavada sobre una montaña, no dentro de ella!
El humo de la pipa dibujaba caprichosas figuras al lado de la cálida hoguera. Por un momento se respiraba tranquilidad, a pesar de las malas noticias pronunciadas por Farahir. A Dimas le halagó el interés por su pueblo manifestado por el noble Lanceloth. Por un momento desfilaron en la conversación las gestas más cantadas por los Hijos de Durin. El hijo de Thranios se emocionó al recordar la sempiterna guerra mantenida con los orcos, la gloria excelsa de Thorin Escudo de Roble, la sangre vertida en Azanulbizar, el Arroyo Sombrío.... pero también las sonoras poesías y la alegría desbordante de Erebor, el manantial de riqueza de mitrhil salido de las ciudades de Nogrod y Belegost, los viejos tiempos de filigranas y luz de Khazad-dûm
[quote]- Amigo Lanceloth –continuó Dimas mientras ofrecía más tabaco al hombre al paso que aspiraba su pipa- los Enanos somos un pueblo orgulloso y valiente. Y más de lo que piensan muchos, verdaderamente hospitalarios. Se habla, en efecto, del mal de Durin, de la codicia del Enano... ahora que yo he de recordar que fueron los elfos quienes forjaron los anillos que hoy en día siguen amenazando la libertad de la Tierra Media. Pero aún con esto reconozco valores imperecederos en este pueblo, amante de las letras y la música. [/quote]
Ambos contertulios continuaron hablando de las glorias y heroicidades de los dos pueblos, alabando Dimasalang la paz y seguridad de los territorios de Rohan, su culto a los caballos y el combate, las longevas dinastías sobre la pradera, la belleza de Edoras, las gestas de Eorl y Helm mano de martillo. De pronto, interrumpieron su conversación ante la llegada de cuatro jinetes con sus caballos. Tras unas breves palabras, un pequeño lance con Burzumgad, acostumbrado ya a todo tipo de sustos, y un Farahir verdaderamente embelesado con las cuatro amazonas, decidieron partir a Minas Tirith, tal y como se había convenido días atrás.
Mientras enfilaban un camino al galope alguien atisbó en el horizonte, sobre las montañas, lo que parecían unas almenaras ardiendo, antorchas enormes que avisaban de algo. Puede que la guerra:
[quote]- compañeros -Avisó Dimas mientras los caballos pasaban a toda prisa por Anorien- hemos de estar muy atentos. Entramos en tierras de Gondor y no creo que reciban con los brazos abiertos la visita de extranjeros. [/quote]
Mientras avanzaban, el Enano soñaba con vislumbrar la ciudad Blanca, de la que le habían hablado multitud de ocasiones. ¡Lástima que estuviese excavada sobre una montaña, no dentro de ella!
"Así lucharemos a la sombra"- dijo Dieneces en las Termópilas al saber que los persas harían una nube con sus flechas.