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Ver tema#334 Respondiendo a: Abârmil
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Master Entaguas, no sé muy bien como pretendes que llevemos esta batalla, me explico, ¿En cuantos turnos más o menos se va a realizar? Hasta ahora todas las batallas han durado una única acción, pero ésta es muy larga y no creo que debamos hacerlo igual. Tal vez deberías aclararnos un poc...
Acción
La amistad que nos unía consiguó animarnos en tan mal momento y en un rato, aunque el dolor no había abandonado mi corazón, conseguí orientar mi mente a la esperanza y la celebración de la misión cumplida y por poder estar de nuevo la compañía juntos. La cerveza corrió por las mesas y la música inundaba la taberna, la fiesta se desbordó un tanto, en especial por parte de algunos, pero aquello era necesario para liberar la tensión acumulada y soltar risas y carcajadas, tan necesarias en la vida. Cuando terminó la juerga los que estábamos mejor nos preocupamos porque todos alcanzaran las habitaciones y en no dejar deudas con el posadero, que casi podría haberse dado por pagado tras la dantesca coreografía que ofrecimos sobre una de las mesas los elfos, Farahir y yo, o las canciones de Burzumgad y Dimas, o la maestría músical de Adan, o la actuación bien preparada de los seis rohirrim. Todos dignos de mención.
De repente nos despertamos ante el chillido de un nazgûl:
[quote]"Ya los tenemos aquí", dije[/quote]
Pero Burzumgad nos tranquilizó y pudimos volver a dormir, esta vez con mayor dificultad, pues no es fácil olvidar el grito de un espectro del anillo.
Cuando los rayos del sol entraron por la ventana se pararon justo en mi cara, lo que no ayudaba mucho al ligero dolor de cabeza que me atacaba. Nos fuímos levantando trabajósamente hasta que nos percatamos de que Farahir y Adan no estaban entre nosotros, entonces reaccionamos rápidamente y salimos en su busca. Los encontramos en la puerta de la posada con una montaña de armaduras. Las trompetas de Minas Tirith resonaban en toda la ciudad invitando al combate heroico.
[quote]Parece que ha llegado ya el gran momento hermanos de armas, la gran batalla de la Tercera Edad y tenemos la oportunidad de hacer algo para alcanzar la victoria para los Pueblos Libres, nunca mejor representados que por esta compañía. Pongámonos estas armaduras que Farahir y Adan nos han conseguido y vayamos hacia la gloria, juntos haremos estragos en ese abyecto ejército.[/quote]
Nos vestimos tan rápidos como pudimos y corrimos camino abajo en pos de la muralla del primer nivel. De repente comenzaron a caer pequeñas rocas sobre los edificios que rebotando llegaban a nuestros pies, me sorprendió su escaso tamaño incapaz de hacer daño a las robustas construcciones de la ciudad, me paré y comprobé horrorizado que se trataban de cabezas de hombres, caras desgarradas, acuchilladas y mutiladas, rostros desencajados con miradas de terror absoluto. Por un momento me quedé petrificado, Elder me puso su mano sobre el hombro, lo miré y me recuperé de inmediato, chocamos las manos y continuamos la carrera tras nuestros compañeros.
Al llegar a la muralla nos dispusimos cerca de la puerta principal. Rúmil, Elder, Aikanáro, Adan y yo tomamos unos arcos y comenzamos a lanzar las flechas contra las tropas acechantes que se hacinaban cerca de las murallas. El resto de la compañía esperaba impaciente con sus armas preparadas, vi que Dimas tenía los ojos llenos de furia, mientras que Lanceloth y Barin los encontré un tanto confundidos, dado que no disponían de un caballo junto a ellos, por su parte Burzumgad me parecía el más tranquilo de todos.
[quote]Tranquilos amigos, vuestras manos no estarán mucho más tiempo ociosas, ¡Aquí vinen las torres de asedio![/quote]
Las catapultas y flechas volaban sobre nuestras cabezas y los soldados gondorianos iban cayendo poco a poco, los orcos caían a cientos, pero apenas se notaba, dado su elevadísimo número. Pude ver a Gandalf animando a las tropas y mandando en la defensa de la ciudad blanca. Las torres de asedio llegaron a la muralla, un mar incontrolable de orcos salían de ellas sin pausa. Desenfundé mi espada y comencé me lancé al ataque en primera fila, con algunos de mis camaradas codo con codo, mientras otros manejaban magistralmente los arcos. Cercené multitud de miembros, acabando con todo aquel que se me acercaba. Mi espada se movía con toda la destreza que tantos años combatiendo orcos me habían otorgado. Mi anterior bruñida armadura estaba teñida de sangre enemiga y nuestro flanco comenzaba a producir miedo en los orcos de Mordor. En un descuído uno de ellos logró herirme traicioneramente en un costado cuando el cansancio comenzó a notarse en mis músculos. Aún así conseguí sobreponerme al dolor y continué haciendo frente a la primera embestida, que parecía atenuarse.
[quote]¡Vamos hijos de Gondor, mandemos al infierno a estas viles criaturas! ¡Que vean de que están hechos los hombres! Tomad antorchas e intentemos prender esta torre de asedio, para que ardan en llamas.[/quote]
Parecía que podíamos resistir, ya que las murallas de los descendientes de Númenor son demasiado duras para ser penetradas y el valor de los defensores incombustible. Entonces en medio del frenesí un grito se elevó en el aire:
[quote]¡GROND!¡GROND!¡GROND![/quote]
Una segunda embestida de orcos atacó, mientras que decenas de olog-hai se apiñaron contra la puerta junto con el ariete más impresionante que jamás mi mente habría podido imaginar...
La amistad que nos unía consiguó animarnos en tan mal momento y en un rato, aunque el dolor no había abandonado mi corazón, conseguí orientar mi mente a la esperanza y la celebración de la misión cumplida y por poder estar de nuevo la compañía juntos. La cerveza corrió por las mesas y la música inundaba la taberna, la fiesta se desbordó un tanto, en especial por parte de algunos, pero aquello era necesario para liberar la tensión acumulada y soltar risas y carcajadas, tan necesarias en la vida. Cuando terminó la juerga los que estábamos mejor nos preocupamos porque todos alcanzaran las habitaciones y en no dejar deudas con el posadero, que casi podría haberse dado por pagado tras la dantesca coreografía que ofrecimos sobre una de las mesas los elfos, Farahir y yo, o las canciones de Burzumgad y Dimas, o la maestría músical de Adan, o la actuación bien preparada de los seis rohirrim. Todos dignos de mención.
De repente nos despertamos ante el chillido de un nazgûl:
[quote]"Ya los tenemos aquí", dije[/quote]
Pero Burzumgad nos tranquilizó y pudimos volver a dormir, esta vez con mayor dificultad, pues no es fácil olvidar el grito de un espectro del anillo.
Cuando los rayos del sol entraron por la ventana se pararon justo en mi cara, lo que no ayudaba mucho al ligero dolor de cabeza que me atacaba. Nos fuímos levantando trabajósamente hasta que nos percatamos de que Farahir y Adan no estaban entre nosotros, entonces reaccionamos rápidamente y salimos en su busca. Los encontramos en la puerta de la posada con una montaña de armaduras. Las trompetas de Minas Tirith resonaban en toda la ciudad invitando al combate heroico.
[quote]Parece que ha llegado ya el gran momento hermanos de armas, la gran batalla de la Tercera Edad y tenemos la oportunidad de hacer algo para alcanzar la victoria para los Pueblos Libres, nunca mejor representados que por esta compañía. Pongámonos estas armaduras que Farahir y Adan nos han conseguido y vayamos hacia la gloria, juntos haremos estragos en ese abyecto ejército.[/quote]
Nos vestimos tan rápidos como pudimos y corrimos camino abajo en pos de la muralla del primer nivel. De repente comenzaron a caer pequeñas rocas sobre los edificios que rebotando llegaban a nuestros pies, me sorprendió su escaso tamaño incapaz de hacer daño a las robustas construcciones de la ciudad, me paré y comprobé horrorizado que se trataban de cabezas de hombres, caras desgarradas, acuchilladas y mutiladas, rostros desencajados con miradas de terror absoluto. Por un momento me quedé petrificado, Elder me puso su mano sobre el hombro, lo miré y me recuperé de inmediato, chocamos las manos y continuamos la carrera tras nuestros compañeros.
Al llegar a la muralla nos dispusimos cerca de la puerta principal. Rúmil, Elder, Aikanáro, Adan y yo tomamos unos arcos y comenzamos a lanzar las flechas contra las tropas acechantes que se hacinaban cerca de las murallas. El resto de la compañía esperaba impaciente con sus armas preparadas, vi que Dimas tenía los ojos llenos de furia, mientras que Lanceloth y Barin los encontré un tanto confundidos, dado que no disponían de un caballo junto a ellos, por su parte Burzumgad me parecía el más tranquilo de todos.
[quote]Tranquilos amigos, vuestras manos no estarán mucho más tiempo ociosas, ¡Aquí vinen las torres de asedio![/quote]
Las catapultas y flechas volaban sobre nuestras cabezas y los soldados gondorianos iban cayendo poco a poco, los orcos caían a cientos, pero apenas se notaba, dado su elevadísimo número. Pude ver a Gandalf animando a las tropas y mandando en la defensa de la ciudad blanca. Las torres de asedio llegaron a la muralla, un mar incontrolable de orcos salían de ellas sin pausa. Desenfundé mi espada y comencé me lancé al ataque en primera fila, con algunos de mis camaradas codo con codo, mientras otros manejaban magistralmente los arcos. Cercené multitud de miembros, acabando con todo aquel que se me acercaba. Mi espada se movía con toda la destreza que tantos años combatiendo orcos me habían otorgado. Mi anterior bruñida armadura estaba teñida de sangre enemiga y nuestro flanco comenzaba a producir miedo en los orcos de Mordor. En un descuído uno de ellos logró herirme traicioneramente en un costado cuando el cansancio comenzó a notarse en mis músculos. Aún así conseguí sobreponerme al dolor y continué haciendo frente a la primera embestida, que parecía atenuarse.
[quote]¡Vamos hijos de Gondor, mandemos al infierno a estas viles criaturas! ¡Que vean de que están hechos los hombres! Tomad antorchas e intentemos prender esta torre de asedio, para que ardan en llamas.[/quote]
Parecía que podíamos resistir, ya que las murallas de los descendientes de Númenor son demasiado duras para ser penetradas y el valor de los defensores incombustible. Entonces en medio del frenesí un grito se elevó en el aire:
[quote]¡GROND!¡GROND!¡GROND![/quote]
Una segunda embestida de orcos atacó, mientras que decenas de olog-hai se apiñaron contra la puerta junto con el ariete más impresionante que jamás mi mente habría podido imaginar...
All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall...