Ver publicación (PROPUESTA:''PLAY-BY-POST'')
Ver tema#422 Respondiendo a: burzumgad
Off-topic.
Hola.
Esta vez el trabajo me tapó a mí. Perdonad la pequeña demora. Antes de mañana (para mí, no olvideis que estoy en Argentina) colgaré aquí mi post de acción.
Saludo apresurado desde....la batalla.
Acción.
De nuevo unidos. Y a tiempo para ser testigos de las instancias finales de la batalla del Pelennor: la imprevista llegada de montaraces y todo tipo de refuerzos en los barcos de negras velamenes de los que esperábamos ver descender corsarios, inclinó a la ruda balanza de la guerra a nuestro favor. Pero aún en la victoria hay dolorosos reveses: murió Halbarad, un gran campeón humano, y yo vi llorar a Abârmil, uno de los hombres más rudos que pueden concebirse, pues él lo consideraba su capitán.
Nos abrazamos jubilosos, pues aquello parecía al fin respiro de victoria, mas en esos momentos una sombra asfixiante nos colmó, y en seguida fue el alarido y el golpe: Khamûl, en postrer ataque, cargó sobre nosotros para en seguida huir.
Miré a mi lado y allí estaba Adan. Intentando ayudarlo a ponerse de pie, lo tomé de un brazo y él gritó de dolor: lo tenía quebrado. Más allá, Dimas, los rohirrims y también Elder y Rúmil, ilesos, ayudaban a los otros. Aikanáro parecía mareado, y Farahir no podía estarse de pie. De pronto yo me sentí muy mal, y caí.
[quote]- A las casas de curación[/quote]
decía la voz de una anciana ¿que era eso? de todas maneras me dejé llevar.
El lugar será quizás hermoso (pabellones entre arboledas) y cómodo (grandes salas con camas) pero todos gritaron al verme entrar, sostenido por Lanceloth
[quote]- ¡Detened al orco!
-¡Dadle muerte ya![/quote]
Fueron necesarias la elocuencia de los elfos y la ira de los rohirrim para que los curadores se resignasen a atenderme, pero aún faltaba algo peor.
[quote]-Bebe este bálsamo, "orco aliado"[/quote]
Me dijo un sujeto alto y de ropas sombrías.
[quote]-¿Y tú quién eres?- le pregunté
-Un médico- me respondió él[/quote]
Estaba yo por beber aquel líquido oscuro cuando otro hombre me lo arrebató de las manos para llevárselo a las narices.
[quote]-¡Esto es infusión de hojas de Atë! ¡un tóxico poderoso![/quote]
Algunos soldados pusieron a buen recaudo al sujeto vestido de oscuro, que al fin y al cabo resultó ser un simple mucamo resentido por la muerte de su familia a manos de uruks.
[quote]- No le hagáis daño- dije yo- su actitud es comprensible[/quote]
Al fin me atendió mi salvador, el verdadero médico, y su tratamiento resultó de veras eficaz.
Nuestros amigos sanos debían de partir a la guerra, y mientras los despedíamos, el sharkû Gandalf se acercó a nosotros los heridos con nobles y dulces palabras. A mí me auguró el reencuentro con mi amada Marzdaph (de la que yo no recordaba haberle hablado, y cuyo conocimiento me pareció dimanado de los poderes del sabio) y me instó a liderar a los mios, los orcos libres.
Vi alejarse a Gandalf como si una tenue bruma llena de luz lo devorase ¿volvería a saber de él algún dia? algo me decía que tan solo en los recuerdos y mentas.
Al otro día y cuando Aikanáro, Adan, Farahir y yo paseábamos por los jardines perfumados de las casas, reaparecieron las rohirrim Aradna y María con otra chica y un joven de investidura noble a la que cubría con un aura de humildad. alguien (no recuerdo quién) dijo a mi oído que era el hijo del senescal. El joven, y también la muchacha, quién era vivamente agazajada por Aradna y María, nos trataron con afecto y simpatía.
La caída de la noche nos sorprendió, a Farahir y a mí, sentados aún en los bancos de piedra perdidos entre los canteros floridos. Le pasé la pipa, él aporto tabaco y fumamos largo rato. La culminación de la aventura se acercaba, quizás, pero ¿era ese el fin de las aventuras?
De nuevo unidos. Y a tiempo para ser testigos de las instancias finales de la batalla del Pelennor: la imprevista llegada de montaraces y todo tipo de refuerzos en los barcos de negras velamenes de los que esperábamos ver descender corsarios, inclinó a la ruda balanza de la guerra a nuestro favor. Pero aún en la victoria hay dolorosos reveses: murió Halbarad, un gran campeón humano, y yo vi llorar a Abârmil, uno de los hombres más rudos que pueden concebirse, pues él lo consideraba su capitán.
Nos abrazamos jubilosos, pues aquello parecía al fin respiro de victoria, mas en esos momentos una sombra asfixiante nos colmó, y en seguida fue el alarido y el golpe: Khamûl, en postrer ataque, cargó sobre nosotros para en seguida huir.
Miré a mi lado y allí estaba Adan. Intentando ayudarlo a ponerse de pie, lo tomé de un brazo y él gritó de dolor: lo tenía quebrado. Más allá, Dimas, los rohirrims y también Elder y Rúmil, ilesos, ayudaban a los otros. Aikanáro parecía mareado, y Farahir no podía estarse de pie. De pronto yo me sentí muy mal, y caí.
[quote]- A las casas de curación[/quote]
decía la voz de una anciana ¿que era eso? de todas maneras me dejé llevar.
El lugar será quizás hermoso (pabellones entre arboledas) y cómodo (grandes salas con camas) pero todos gritaron al verme entrar, sostenido por Lanceloth
[quote]- ¡Detened al orco!
-¡Dadle muerte ya![/quote]
Fueron necesarias la elocuencia de los elfos y la ira de los rohirrim para que los curadores se resignasen a atenderme, pero aún faltaba algo peor.
[quote]-Bebe este bálsamo, "orco aliado"[/quote]
Me dijo un sujeto alto y de ropas sombrías.
[quote]-¿Y tú quién eres?- le pregunté
-Un médico- me respondió él[/quote]
Estaba yo por beber aquel líquido oscuro cuando otro hombre me lo arrebató de las manos para llevárselo a las narices.
[quote]-¡Esto es infusión de hojas de Atë! ¡un tóxico poderoso![/quote]
Algunos soldados pusieron a buen recaudo al sujeto vestido de oscuro, que al fin y al cabo resultó ser un simple mucamo resentido por la muerte de su familia a manos de uruks.
[quote]- No le hagáis daño- dije yo- su actitud es comprensible[/quote]
Al fin me atendió mi salvador, el verdadero médico, y su tratamiento resultó de veras eficaz.
Nuestros amigos sanos debían de partir a la guerra, y mientras los despedíamos, el sharkû Gandalf se acercó a nosotros los heridos con nobles y dulces palabras. A mí me auguró el reencuentro con mi amada Marzdaph (de la que yo no recordaba haberle hablado, y cuyo conocimiento me pareció dimanado de los poderes del sabio) y me instó a liderar a los mios, los orcos libres.
Vi alejarse a Gandalf como si una tenue bruma llena de luz lo devorase ¿volvería a saber de él algún dia? algo me decía que tan solo en los recuerdos y mentas.
Al otro día y cuando Aikanáro, Adan, Farahir y yo paseábamos por los jardines perfumados de las casas, reaparecieron las rohirrim Aradna y María con otra chica y un joven de investidura noble a la que cubría con un aura de humildad. alguien (no recuerdo quién) dijo a mi oído que era el hijo del senescal. El joven, y también la muchacha, quién era vivamente agazajada por Aradna y María, nos trataron con afecto y simpatía.
La caída de la noche nos sorprendió, a Farahir y a mí, sentados aún en los bancos de piedra perdidos entre los canteros floridos. Le pasé la pipa, él aporto tabaco y fumamos largo rato. La culminación de la aventura se acercaba, quizás, pero ¿era ese el fin de las aventuras?
Umbrías son las montañas, mas la ciudad brilla:Se diría una gran mortaja flotando entre el cielo y la tierra.
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...
Quién se adelante hacia ella procedente de Ithilien la verá brillar cuando aún le resten millas para arribar la misma.
Quién llegue a ella desde el interior de Mordor la advertirá con...