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Entaguas
Entaguas
Desde: 21/04/2005

#193 Respondiendo a: ulbar

Acción

Al oir a Miquel lll,rio en voz alta.Decididamente,los enanos pueden ser muy duros.-¡Vamos,Aravir!,(digo mirando al montaraz)comprendo que la precaucion es necesaria pero esto empieza a ser ridiculo.Hemos combatido juntos y,ademas,creo que a estas alturas ya sabras que no sevimos a Mordor.-Ar...

Acción

Después del difícil y duro afrentamiento con los nazgûl, confusamente caigo en las sombras y mi mente se adentra en el mundo de los sueños...
Me despierto mareado, y los destellos del sol parecen darme la bienvenida de nuevo al mundo. Me intentó levantar; pero veo que estoy atado; aunque no soy el único. Cerca de mí oigo un grito amenazador de mi amigo enano Miquel, y veo a Ulbar también atado a mi lado. Estoy confuso, y primero observo el lugar intentando aclararme.
¿Es esto un campamento militar? Por doquier veo a montaraces y tiendas de campaña, patrullas y generales que se golpean el pecho para saludar a sus superiores. ¡Y estoy desarmado!
Pero veo que al parecer Aravir habla con los montaraces preocupado y ajeno a los gritos de socorro del enano y de Ulbar, que al verme despierto se asombra. Parece ser que he sido el único en despertarme.
- Oh... vaya- digo al ver que los montaraces no me han quitado mi espada, oculta en mi capucha. Los montaraces advierten mi sonrisa, y se me acercan y yo intentó disimular mi descubrimiento. Pero el tiempo y la situación no apremia, y cualquier decisión mía podría perjudicar a mis compañeros...
Finalmente con dificultad y justo a tiempo, consigo cortar mis ataduras con mi espada. Los montaraces me ven, y gritando me señalan. Sin mirar atrás me dirijo a la tienda del enano, donde lo desato rápido y sin darle explicaciones. Por supuesto antes ya había liberado a Ulbar, quién también me había seguido. Pero en la tienda entran varios montaraces.
- ¡Aravir dile que no somos enemigos, que no estoy de humor para degollar cabezas!
¡Oh Orofarnë, Lassemista, Carnimirië!
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...