Acción

Poco a poco los trasgos se van acercando y me siguen disparando flechas... ay que ver, que mala puntería tienen los trasguitos estos, aunque una me roza la oreja. Decidido ya a poner fin al problema de la dundelina, la ato bien fuerte y la amordazo como estaba antes(¡Sí, muy bien y fuerte! ¡Para que nadie diga ahora que se escapa, que es muy difícil engañar al señor elfo, como me llamáis! ). En ese momento, veo que varios trasgos se acercan hacia amí. Mierda, y yo no he cogido mi espada. Tengo que desacerme de ellos con unas patadas en la boca que les dejo sin dientes y atontados, me da el suficiente tiempo para coger la espada y rematar la faena. Y che, todo esto sin despeinarme . En ese momento, unos orcos más grandes y fornidos que los trasgos empiezan a aparecer y empiezo a acabar con ellos, aunque exhausto después de tales combos, patadas y espadazos, retrocedo hacia mis compañeros, ya que ellos no vienen hacia a mí.
- Orcos, muchos orcos- les digo, y esas palabras bastan para hacer sonreír a Miquel.

Un saludo