Accion

Me apena la pérdida de Delior. Veo como el humo empieza a desaparecer del cielo, pero no dejo que la tristeza de perder a tan buen compañero me apene. Soy positivo, y lo afronto, pues todos acabamos muriendo al fin y al cabo. La muerte no es el fin del camino de la vida; sino que se lo digan a mi amigo verde, jeje. Tubo una muerte decente como un guerrero, y el vengar su muerte es quizás lo mejor para desahogarnos. Sin embargo, a pesar de eso, no puedo evitar que una lágrima corra por mi mejilla y con una sonrisa enigmática, digo:
- Esté donde esté...Delior estará bien... ¡Que la bendición de Eru lo acompañe también en la otra vida!
Después de hablar largo rato, brosovich nos dice que puede que no esté muerto. Aravir se muestra bastante molesto y yo no le doy mucha credibilidad tampoco.
- ¿Por qué razón iba a seguir vivo? La mayoría de los que se quedan aquí ''vivos'' son por sus pecados o por un castigo divino... no creo que sea el caso de Delior. Aunque nunca se sabe, para los hombres, el que hay detrás de la muerte, es un enigma. Quizás Delior, quizá la suerte o quizá este viento extraño...
Luego, nos reunimos en la villa. La gente opina sobre el ataque de los uruks, yo no me muestro muy convincente. Fararwyn, persistente, insiste en que estemos alerta, y yo desde luego, no se lo niego. El viento parece traer consigo una extraña melodía, y no me convence el descansar. ¡Los elfos no necesitan descansar!
En ese momento, veo como ulbar me hace una señal para que entre en una casa, y al llegar me fijo en un letrero que hay. ''Taberna''.
- ¡Ah, no! ¡No pienso acabar como en Lórien, teniendo que recoger los bancos que arrojabais!
- Como tú quieras, señor elfo, pero no creo que te puedas resistir a una jarra de cerveza fría- responde riendo ulbar, que entra sin pensarselo dos veces.
Yo me voy sigiloso del lugar y me coloco en un lugar de la villa, cual centinela. Esta noche haré guardia, pues los pensamientos nostálgicos me invaden y prefiero descansar ajeno al jaleo que arme ulbar & Cia. Aravir me va a decir algo, pero yo me adelanto:
- ¡Ah no! ¡Esta vez vigilarás tú a ulbar&Cia! ¡Yo no tengo la suficiente fuerza como para recoger todos los bancos que arrojen!