Acción

El señor elfo, el señor enano y yo nos dirigimos al amanecer hacia la mansion de los hemanos rohirrim. Caminamos tranquilamente cuando contemplamos la escena entre el señor de Rhun y la Dama. Nos paramos y reimos por lo bajo ante lo ridiculo de la situacion. Despues, como no, la Dama grita por que es su costumbre y sus alaridos resuenan por toda la aldea . Y el señor elfo, mirandome, me dice. -Pues vaya una manera de respetar el descanso de los supervivientes de la batalla. -Yo asiento con la cabeza dandole la razon y añado. -Los supervivientes y los heridos. Si a estos dos todavia les queda energia, que se vayan a algun lugar tranquilo y que resuelvan sus problemas con cierto grado de intimidad. -Y en ese momento, aparece el hermano de la dama y, desenvainando su espada, se aproxima al señor de Rhun. -¿Intervenimos?. -Me pregunta el señor elfo. Yo sonrio y replico. -¿Para que?, es un bonito espectaculo el que estan montando. Veamos en que acaba. -Y en ese momento, Findon, el montaraz de Arnor se interpone entre ellos. Con rapidez, el hermano de la Dama apoya su espada en el cuello de Findon. Y con mayor rapidez aun, yo desenvaino mi daga, dispuesto a lanzarla. El hermano de la Dama le dice algo a Findon y, por lo que oigo, solo se le ocurre mencionarle uno de los refugios secretos que creo el Senescal de Gondor Turin II. Asombrado por esta falta de seriedad, yo avanzo. Junto a mi tambien lo hacen el señor elfo y el señor enano. Todos oimos en ese momento el galope de un caballo. Es el señor mago que se acerca al lugar de la escena. Lentamente, el hermano de la Dama va bajando su hoja del cuello de Findon. Y, tras advertirle, envaina su espada. Yo envaino mi daga y en ese momento intervengo. -Parece que todavia te quedan energias. Al menos para amenazar a un compañero que ha combatido junto a nosotros. -El hermano de la Dama se vuelve y me mira. Y yo añado. -Supongo que te daras cuenta de lo que podria haber ocurrido si no llegas a envainar tu espada. -El hermano de la Dama apoya su mano derecha en la empuñadura de su espada quza dispuesto a desenvainar. Yo sonrio al ver el patetico gesto y añado. -Como quieras. Tu mismo hombre de Rohan. Si lo haces, afronta las consecuencias. Sera tu problema, no el mio. No tendria piedad. ¿Me explico? -Y yo ni siquera me coloco en guardia por que la situacion me parece ridicula de principio a fin.