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Ver tema#729 Respondiendo a: Aravir
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//la de arriba esta mala, no salieron escritos los pensamientos del personaje//
Tras la batalla de los vados, yo estaba muy herido... momentos mas tarde, unos cuatro rohirs me llevaron para que me curaran la heridas. Ulbar, el buen gondoriano siempre con sus bromas...
Acción
Hemos cruzado al fin el vado del Isen. Ante nosotros todavian humean las piras en donde tadavia se consumen los cadaveres de los orcos muertos en la batalla. Dejamos atrás el tumulo en donde descansan los guerreros rohirrim y elfos caidos caidos heroicamente en la defensa del vado y proseguimos cabalgando internandonos en las tierras brunas. Ante nosotros se despliega ahora un paisaje llano y rocoso. Debemos reducir la valocidad de nuestras monturas por el peligro de que tropiezen y se rompan alguna pata. Giramos hacia el norte y, al atardecer, aparecen ante nosotros las impresionantes moles de piedra que componen las etribaciones del sur de las montañas nubladas. A nuestro alrededor, comienzan a aparecer bosquecillos de pinos aislados. Y, a cubierto de uno de estos bosquecillos, nos detenemos. Pues frente a nosotros, se encuentra nuestro objetivo. Desde el lindero del bosquecillo, observamos atentamente. Ante nosotros, hay una colina no emasiado alta con la cima aplanada. Parece un pequeño altiplano. Y en lo alto, podemos distinguir una empalizada con una unica entrada. La entrada consta de dos torretas que flanquean un porton de madera. Y la vigilancia es constante. En las torretas, podemos distinguir a varios dunledinos montando guardia. Y, ante las puertas abiertas, patrulla otro grupo de dunledinos. Y el señor enano me mira, sonrie y dice. -¡Parece que no va a ser facil!. ¡Mejor!. ¡Yo todavia tengo ganas de seguir destripando a todo el que se nos cruce!. -Y yo sonrio ante el animo del señor enano, y digo. -No te cansas, ¿eh?. Desde luego, se nota que este es tu deporte favorito. -El señor enano rie al oir mi comentario. Rie hasta que el señor elfo interviene diciendo. -Pongamonos serios. Debemos trazar un plan para entrar ahi y capturar a nuestro objetivo. -Yo asiento con la cabeza al oir al señor elfo y digo. -Creo que de eso se puede ocupar muy bien nuestro señor verde. -y de inmediato, todos notamos cieta frialdad en torno nuestro. No hay duda, el señor verde esta entre nosotros. -Muy bien. Yo puedo ocuparme de echar un vistazo, pero creo que antes deberiamos ocuparnos de otro asunto. -El señor mago mira extrañado hacia el lugar desde donde surge la voz del señor verde y pregunta. -¿Otro asunto, que asunto?. Y aunque no le vemos, todos podemos llegar a notar la sonrisa del señor verde por el tono de su voz. -Nos han seguido. -Y de inmediato, todos nos separamos y nos abrimos por el bosquecillo entre los arboles. El señor mago se ocupa de que los caballos no hagan ningun ruido, el señor elfo trepa hasta un arbol con su arco preparado, el señor de rhun imita al señor elfo tambien con su arco preparado. El señor enano, el nuevo señor montaraz y yo nos adelantamos y permanecemos a cubierto entre unos matorrales con ls armas empuñadas. Y los dos hermanos de Rohan, bueno. No se muy bien lo que hacen y tampoco me preocupan. Pero yo observo la mirada de odio que le lanza el nuevo señor montaraz al hermano de la Dama y digo. -Ahora no es el momento para problemas personales. -Lo se. -Me replica Findon. -Pero no creas que lo que ha pasado lo voy a olvidar facilmente. -Hasta nosotros llega entonces el sonido de unos cascos de caballo. Todos esperamos tensos el momento de entrar en accion cuando la voz del señor elfo nos advierte. -¡quietos!. No es un enemigo. Se trata de nuestro señor Arnoriano. -Y todos nos relajamos al oir al señor elfo. Yo envaino mis armas y, poniendome en pie, me adelanto. El señor Arnoriano me ve en ese momento y dirije su caballo hacia el bosquecillo que ocupamos. Cuando llega hasta mi, desmonta cuidadosamente. Yo me percato de la lentitud de su movimiento y digo mientras cojo las bridas del caballo. -Ahun no te has recuperado de tus heridas. -Y el señor Arnoriano sonrie al oirme y me replica. -¿Y que?. ¿Creias que me iba a perder la diversion?. -¡¡Bien dicho!!. -Dice el señor enano con tono de aprobacion. -¡Ese es el estilo que la situacion exige. ¡¡Nuestro estilo!!. -Y tanto el señor Arnoriano como yo sonreimos al oir a nuestro señor enano. -Veo. -Le digo al señor enano. -Que la solucion de tu problema con la maldicion de la joya te ha relajado bastante. -y el señor enano asiente con la cabeza y me replica. -¡No sabes el peso que me he quitado de encima!. ¡¡Harto, estaba muy harto!!. -Yo rio al oir al señor enano y contesto. -No mas que yo de la dunledina. -Pues, precisamente. -Interviene el señor Arnoriano en ese momento. -Me la encontre cuando sali al galope siguiendoos. Ha dejado de ser un problema. Yo me he ocupado de ella. -Y todos nos damos cuenta del tono con que lo ha dicho el señor Arnoriano. -¡Pues muy bien hecho!. -Dice el señor elfo tras saltar del arbol que ocupaba. El señor enano y yo observamos su salto y, curiosamente, el señor elfo ni se tropieza con alguna rama ni se acaba estampando contra alguna piedra. Algo extraño, sin duda. -De esta manera. -Añade el señor elfo. -Nos evitamos problemas en el futuro. -¡Señores!. -Interviene en ese momento el señor mago. -No olvidemos nuestra prioridad. Tenemos una mision que cumplir. -Cierto. -Interviene Findon, nuestro nuevo señor montaraz. -Y debo decir que el asalto del objetivo me parece una tarea muy dificil. -Todos miramos de nuevo la fortificacion de los dunledinos. Y, como no, es el señor enano el que propone la primera idea. -¡Sin problemas!!. ¡Llegamos, tomamos al asalto la empalizada, entramos destripando a todo el que se nos cruce, destrozamos todo lo que haya en nuestro camino, agarramos al imbecil del dunledino y salimos usando el mismo metodo con el que entramos. El que se nos cruce, acaba destripado!. ¿A que estamos esperando?. -Y yo, sorprendido pese a que ya deberia estar acostumbrado a nuestro señor enano, digo. -Señor verde, por favor, reconoce la zona. -Y todos escuchamos la risa del señor verde que va desapareciendo popco a poco. -¿Y este de que se rie?. -Me pregunta el señor enano. -A saber. -Respondo yo aguantandome las ganas de reir. -Ya sabes que tiene un sentido del humor un poco particular. -Mientras, el señor Arnoriano examina la fortificacion enemiga y dice. -Lo que no entiendo, es que hacen aquí este monton de ratas dunledinas. -Creo que yo lo se. -Interviene el señor mago. -Los orcos han intentado controlar el pao de Rohan y los Dunledinos tratan de cortar el camino del norte entre Gondor y toda Eriador. Esto dejaria aislado todo el sur y seria imposible enviar refuerzos en caso de guerra desde el norte. Lo que no se es quien puede star detras de este esfuerzo del enemigo. Mas aun estando tan cerca el anillo de Isengard. Y no olvidemos que en esa antigua fortaleza de Gondor habita ahora Saruman el blanco. Cabeza del concilio y lider de mi orden. -Yo me encojo de hombros tras oir al señor mago y digo. -No me importa quien puede estar detras. Ese no es nuestro problema. Nuestro problema es descubrir como nos vamos a colar ahi dentro para cazar a nuestro objetivo. -¿Que?, -interviene de nuevo el señor enano. -¿No te ha gustado mi plan?. -Y yo rio ya sin poder contenerme pero no respondo al señor enano. Entretanto, el tiempo va pasando y, al fin, el señor verde regresa con su informe. Y claro, aparece entre nosotros de repente y sin avisar. Tras recuperarnos de la aparicion del señor verde, todos escuchamos su informe. -Ahi dentro hay al menos unos cien dunledinos. Y si, judgando por la descripccion que tenemos, el jefe de todos ellos parece ser nuestro objetivo. No he visto ni una sola mujer o niños. Es, sin duda, un campamento militar. Y otra cosa. Nuestro objetivo parece tener una escolta constante de estos nuevos semi orcos. -Y, tras oir al señor verde, todos observamos con renovado interes la fortaleza enemiga. Y, mientras nos decidimos, comienza a anochecer.
Hemos cruzado al fin el vado del Isen. Ante nosotros todavian humean las piras en donde tadavia se consumen los cadaveres de los orcos muertos en la batalla. Dejamos atrás el tumulo en donde descansan los guerreros rohirrim y elfos caidos caidos heroicamente en la defensa del vado y proseguimos cabalgando internandonos en las tierras brunas. Ante nosotros se despliega ahora un paisaje llano y rocoso. Debemos reducir la valocidad de nuestras monturas por el peligro de que tropiezen y se rompan alguna pata. Giramos hacia el norte y, al atardecer, aparecen ante nosotros las impresionantes moles de piedra que componen las etribaciones del sur de las montañas nubladas. A nuestro alrededor, comienzan a aparecer bosquecillos de pinos aislados. Y, a cubierto de uno de estos bosquecillos, nos detenemos. Pues frente a nosotros, se encuentra nuestro objetivo. Desde el lindero del bosquecillo, observamos atentamente. Ante nosotros, hay una colina no emasiado alta con la cima aplanada. Parece un pequeño altiplano. Y en lo alto, podemos distinguir una empalizada con una unica entrada. La entrada consta de dos torretas que flanquean un porton de madera. Y la vigilancia es constante. En las torretas, podemos distinguir a varios dunledinos montando guardia. Y, ante las puertas abiertas, patrulla otro grupo de dunledinos. Y el señor enano me mira, sonrie y dice. -¡Parece que no va a ser facil!. ¡Mejor!. ¡Yo todavia tengo ganas de seguir destripando a todo el que se nos cruce!. -Y yo sonrio ante el animo del señor enano, y digo. -No te cansas, ¿eh?. Desde luego, se nota que este es tu deporte favorito. -El señor enano rie al oir mi comentario. Rie hasta que el señor elfo interviene diciendo. -Pongamonos serios. Debemos trazar un plan para entrar ahi y capturar a nuestro objetivo. -Yo asiento con la cabeza al oir al señor elfo y digo. -Creo que de eso se puede ocupar muy bien nuestro señor verde. -y de inmediato, todos notamos cieta frialdad en torno nuestro. No hay duda, el señor verde esta entre nosotros. -Muy bien. Yo puedo ocuparme de echar un vistazo, pero creo que antes deberiamos ocuparnos de otro asunto. -El señor mago mira extrañado hacia el lugar desde donde surge la voz del señor verde y pregunta. -¿Otro asunto, que asunto?. Y aunque no le vemos, todos podemos llegar a notar la sonrisa del señor verde por el tono de su voz. -Nos han seguido. -Y de inmediato, todos nos separamos y nos abrimos por el bosquecillo entre los arboles. El señor mago se ocupa de que los caballos no hagan ningun ruido, el señor elfo trepa hasta un arbol con su arco preparado, el señor de rhun imita al señor elfo tambien con su arco preparado. El señor enano, el nuevo señor montaraz y yo nos adelantamos y permanecemos a cubierto entre unos matorrales con ls armas empuñadas. Y los dos hermanos de Rohan, bueno. No se muy bien lo que hacen y tampoco me preocupan. Pero yo observo la mirada de odio que le lanza el nuevo señor montaraz al hermano de la Dama y digo. -Ahora no es el momento para problemas personales. -Lo se. -Me replica Findon. -Pero no creas que lo que ha pasado lo voy a olvidar facilmente. -Hasta nosotros llega entonces el sonido de unos cascos de caballo. Todos esperamos tensos el momento de entrar en accion cuando la voz del señor elfo nos advierte. -¡quietos!. No es un enemigo. Se trata de nuestro señor Arnoriano. -Y todos nos relajamos al oir al señor elfo. Yo envaino mis armas y, poniendome en pie, me adelanto. El señor Arnoriano me ve en ese momento y dirije su caballo hacia el bosquecillo que ocupamos. Cuando llega hasta mi, desmonta cuidadosamente. Yo me percato de la lentitud de su movimiento y digo mientras cojo las bridas del caballo. -Ahun no te has recuperado de tus heridas. -Y el señor Arnoriano sonrie al oirme y me replica. -¿Y que?. ¿Creias que me iba a perder la diversion?. -¡¡Bien dicho!!. -Dice el señor enano con tono de aprobacion. -¡Ese es el estilo que la situacion exige. ¡¡Nuestro estilo!!. -Y tanto el señor Arnoriano como yo sonreimos al oir a nuestro señor enano. -Veo. -Le digo al señor enano. -Que la solucion de tu problema con la maldicion de la joya te ha relajado bastante. -y el señor enano asiente con la cabeza y me replica. -¡No sabes el peso que me he quitado de encima!. ¡¡Harto, estaba muy harto!!. -Yo rio al oir al señor enano y contesto. -No mas que yo de la dunledina. -Pues, precisamente. -Interviene el señor Arnoriano en ese momento. -Me la encontre cuando sali al galope siguiendoos. Ha dejado de ser un problema. Yo me he ocupado de ella. -Y todos nos damos cuenta del tono con que lo ha dicho el señor Arnoriano. -¡Pues muy bien hecho!. -Dice el señor elfo tras saltar del arbol que ocupaba. El señor enano y yo observamos su salto y, curiosamente, el señor elfo ni se tropieza con alguna rama ni se acaba estampando contra alguna piedra. Algo extraño, sin duda. -De esta manera. -Añade el señor elfo. -Nos evitamos problemas en el futuro. -¡Señores!. -Interviene en ese momento el señor mago. -No olvidemos nuestra prioridad. Tenemos una mision que cumplir. -Cierto. -Interviene Findon, nuestro nuevo señor montaraz. -Y debo decir que el asalto del objetivo me parece una tarea muy dificil. -Todos miramos de nuevo la fortificacion de los dunledinos. Y, como no, es el señor enano el que propone la primera idea. -¡Sin problemas!!. ¡Llegamos, tomamos al asalto la empalizada, entramos destripando a todo el que se nos cruce, destrozamos todo lo que haya en nuestro camino, agarramos al imbecil del dunledino y salimos usando el mismo metodo con el que entramos. El que se nos cruce, acaba destripado!. ¿A que estamos esperando?. -Y yo, sorprendido pese a que ya deberia estar acostumbrado a nuestro señor enano, digo. -Señor verde, por favor, reconoce la zona. -Y todos escuchamos la risa del señor verde que va desapareciendo popco a poco. -¿Y este de que se rie?. -Me pregunta el señor enano. -A saber. -Respondo yo aguantandome las ganas de reir. -Ya sabes que tiene un sentido del humor un poco particular. -Mientras, el señor Arnoriano examina la fortificacion enemiga y dice. -Lo que no entiendo, es que hacen aquí este monton de ratas dunledinas. -Creo que yo lo se. -Interviene el señor mago. -Los orcos han intentado controlar el pao de Rohan y los Dunledinos tratan de cortar el camino del norte entre Gondor y toda Eriador. Esto dejaria aislado todo el sur y seria imposible enviar refuerzos en caso de guerra desde el norte. Lo que no se es quien puede star detras de este esfuerzo del enemigo. Mas aun estando tan cerca el anillo de Isengard. Y no olvidemos que en esa antigua fortaleza de Gondor habita ahora Saruman el blanco. Cabeza del concilio y lider de mi orden. -Yo me encojo de hombros tras oir al señor mago y digo. -No me importa quien puede estar detras. Ese no es nuestro problema. Nuestro problema es descubrir como nos vamos a colar ahi dentro para cazar a nuestro objetivo. -¿Que?, -interviene de nuevo el señor enano. -¿No te ha gustado mi plan?. -Y yo rio ya sin poder contenerme pero no respondo al señor enano. Entretanto, el tiempo va pasando y, al fin, el señor verde regresa con su informe. Y claro, aparece entre nosotros de repente y sin avisar. Tras recuperarnos de la aparicion del señor verde, todos escuchamos su informe. -Ahi dentro hay al menos unos cien dunledinos. Y si, judgando por la descripccion que tenemos, el jefe de todos ellos parece ser nuestro objetivo. No he visto ni una sola mujer o niños. Es, sin duda, un campamento militar. Y otra cosa. Nuestro objetivo parece tener una escolta constante de estos nuevos semi orcos. -Y, tras oir al señor verde, todos observamos con renovado interes la fortaleza enemiga. Y, mientras nos decidimos, comienza a anochecer.
Aunque tarde o temprano todas las cosas hayan de perecer, a Gondor no le ha llegado todavia la hora. No, aun cuando todos los muros sean conquistados por un enemigo implacable, Gondor jamas caera bajo el dominio del Señor Oscuro.