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Ver tema#85 Respondiendo a: Findon
Off-topic
Perdón por poner otro off-topic, pero el café me ha despertado y he encontrado que lo de la caballería al norte está en la segunda narración. No tengo tan mala memoria a pesar de todo....
Estoy deseando leer vuestras acciones, espero que encontréis un rato.
Saludos.
Accion
Rapidamente, todos montamos a caballo y nos preparamos para cargar. Y, como no, nosotros somos los primeros de toda la formacion. Findon, que esta el primero de todos, se gira en su montura y nos dice. -¡Tenemos dos prioridades, limpiar de enemigos la avenida desde las puertas exteriores hasta las interiores, y tomar el control de las puertas exteriores hasta que la caballeria haya logrado entrar. -Y el señor enano rie y dice. -Las puertas para nosotros, ¿has oido Ulbar?. -Yo sonrio al oir al señor enano y le replico. -No se por que, pero me lo imaginaba. -Entretanto, las puertas de la muralla interior se empiezan a abrir y Aravir grita. -¡¡Preparaos, vamos a cargar!!. -Las puertas se abren. Ibal grita -¡¡Por Arthedain- y golpeando los hijares de su caballo, se lanza hacia delante. Todos le seguimos y Namsis se coloca al lado de Ibal. Los orcos al otro lado de las puertas del palacio fortificado, tratan en vano de resistir nuestra carga. Como una gigantesca ola marina pasamos sobre ellos dejando solo cadaveres detras de nosotros. Ahora, surgen orcos de todos lados pero nosotros, avanzamos por la avenida de Fornost sin detenernos, sin parar. Y todos los orcos que tratan de detenernos, pagan con su vida el intento. Hasta las puertas exteriores logramos llegar. Rapidamente, el señor enano desmonta y se lanza sobre los oros que forman frente a el. Su risa resuena por el campo de batalla mientras destripa a un orco tras otro. Yo tambien desmonto y me coloco al lado del señor enano. Otro grupo de orcos se lanzan sobre nosotros. Pronto sus gritos de furia son apagados por el filo de nuestras armas. El señor enano corre entonces hacia la gran torre que flanquea el lado izquierdo de las puertas. Y mientras avanza, se ocupa de otro par de orcos. Yo voy tra el y me ocupo de que ningun orco salte sobre su espalda. Al fin llegamos hasta la pequeña puerta de entrada a la torre. En ese momento, la puerta se abre y cuatro orcos salen tan solo para hallar la muerte ante ellos. Y cuando hemos acabado con esos cuatro imbeciles yo le pregunto al señor enano. -¿Que leches estamos haciendo aqui?. -El señor enano rie de nuevo y replica. -¡Ahora veras!. ¡¡Y preparate,esto no va a ser facil!!. -Mientras tanto, Aravir nos ha visto desmontar y, tras avisar a nuestros compañeros, carga sobre otro grupo de orcos que se lanzaban sobre nosotros. Aravir, de pie sobre los estribos de la silla de su montura, descarga su anket a derecha e izquierda reventando los craneos de varios orcos. Pronto se le unen en la carga Findon, Ibal y Namsis. Los tres desmontan y se nos unen y Findon pregunta. -¿A donde vais?. -Y el señor enano responde. -¡¡A hacernos con el control del mecanismo de cierre!!. Esta aqui, ¿verdad?, por que en la otra torre no estaba. -Findon asiente en silencio comprendiendo. E Ibal grita. ¡¡ADELANTE, ADENTRO!!. Rapidamente entramos en la torre. Enm el suelo de esta, hay una trampilla. Otro orco asoma su fea cabeza por ella y Namsis se la rebana de un solo tajo. Ella es la primera en saltar por la trampilla. Con rapidez, la seguimos todos los demas y aparecemos en una gran sala subterranea iluminada por numerosas antorchas. En el centro de la sala hay una serie de ruedas dentadas engarzadas entre si, con una manivela en la rueda central. Dos enormes cadenas dentadas unen las ruedas a dos enormes pesos que cuelgan en lo e4xtremos de la sala., sobre dos pozos. Y, porsupuesto, el lugar esta infestado de orcos. Y claro, no son tan imbeciles despues de todo. Como refuerzo, los orcos cuentan con un par de trolls. Un orco grita dando la alarma. Yo replico gritando -¡¡Os vamos a destrozar!!. -Y el señor enano añade. -¡¡Que bien!!, ¿esto es meterse en la boca del lobo o en el culo de un troll?. -Y Namsis responde en un tono que casi no oimos -En el culo de dos trolls, creo yo. -Y dicho esto, se lanza a por el troll que avanza sobre nosotros desde la izquierda. Findon y Aravir la siguen de inmediato mientras que el señor enano, Ibal y yo cargamos contra el troll que avanza desde la derecha. En la izquierda, Aravir esquiva un potente mazazo y logra clavar su anket en el costado del troll. Findon salta y unde su cuchillo en pecho del troll y Namsis cuando el troll se inclina le destroza el rostro con una feroz estocada. En la derecha el señor enano descarga su hacha sobre el tobillo del troll y este ruge de dolor y se tambalea. Yo salto hacia delante y le clavo mi espada en el vientre y, finalmente, Ibal rodea al troll y , trepando por su espalda, le hunde su espada en la nuca. El segundo troll se derrumba muerto y yo grito. -¡¡Que alguien vuelva al exterior y nos avise de cuando tenemos que cerrar las jodidas puertas!!. -¡¡Yo lo hare!!. -Responde Findon. Agilmente sube por la escalerilla y sale por la trampilla. Frente a el, aparecen dos orcos que no tienn tiempo ni de reaccionar. Ambos caen con los cuello cortados de dos cuchilladas. Findon se asoma por la puerta de la torre, y lo que ve le gusta. A lo largo de la gran avenida de Fornost iluminada por las llamas de los incendios, los soldados de Arthedain destrozan a los orcos. Mientras, en el exterior de la ciudad, la caballeria que ha cargado desde el norte destroza una a una las catapultas del enemigo y, tambien, a no pocos orcos y a todas las torres de asedio que encuentra en su camino. Abajo, en la gran sala subterranea, el resto nos batimos con furia contra los orcos que se lanzan contra nosotros con ferocidad asesina. Una y otra vez rechazamos sus ataques, y una y otra vez los orcos vuelven al ataque. Tras rechazar el tercer ataque yo grito. ¡¡FINDON!!, ¿FALTA MUCHO?. -Y Findon, arriba de espaldas a la puerta de la torre contesta mientras raja a otro orco. -¡¡Un poco todavia!!, ¡no me agobies! ¿quieres?. -Yo rio al oir la replica de Findon y, le hundo mi espada en el pecho a otro orco. Aravir, a mi izquierda le corta un brazo a un orco y lo remata con un segundo tajo a la cabeza. El señor enano alza su hacha por encima de su cabeza y al descargarla abre en canal a otro orco. Ibalesquiva con agiidad el tajo de un orco y, mientras sonrie, le atravesa el corazon con na estocada recta. Y Namsis,se inclina, deja silvar la cimitarra de un oco por encima de su cabeza y, al levantarse, lecorta el cuello. Con agilidad salta hacia atras esquivando el ataque de un segundo orco y, despues, le clava su espada entre las costillas destrozandole los pulmones. -¡¡Bravo!!. -Digo yo al observar la jugada. Y el señor enano añade. -¡¡¡Si tuviera barba, le iba a dejar claras mis intenciones!!. -Y hasta Namsis rie un poco por lo bajo al oir el comentario del señor enano. Y, mientras, arriba Findon observa como los primeros jinetes de la caballeria en el exterior de la ciudad comienzan a entrar. Otro orco le descubre y salta a por el. Findon se hace a un lado y lo destripa con eficacia mientras dice. -¡Quita que molestas!. -Mas caballeros van entrando y se unen a las tropas que combaten en el interior de la ciudad. La gran avenida que en laza las dos puertas, la exterior y la interior esta alfombrada con los cadaveres de innumerables orcos, semi trolls y algun que otro troll. Por fin entra el ultimo caballero en la ciudad y ahora comienzan a aparecer orcos. Findon vuelve al interior de la torre y asomandose por la trampilla nos grita. -¡¡Ahora, cerrad las puertas!!. -Abajo, en la sala subterranea, rodeados por un monton de cadaveres de orcos,el señor enano y yo corremos hacia la manivela y, poco a poco empezamos a hacerla girar. Las puertas exteriores, lentamente van cerradonse. Aravir, Ibal y Namsis se lanzan a por los orcos supervivientes. Agunos tratan de resistir. Otros tratan de huir. Da lo mismo. Todos acaban muertos. Salimos al exterior subiendo por la escalerilla y nos reunimos con Findon. Este nos mira y sonriendo dice- Ha sido rapido, ¿verdad?. - Y yo sonriendo de manera parecida le replico. -Me debes una cerveza. Si conseguimos salir vivos, claro. - Ahora todos juntos cargamos contra otro grupo de orcos que se nos aproximaban. Llegamos hasta las puertas y , entre Aravir y yo, vamos corriendo el impresionante cerrojo de bronce y conseguimos atrancar las puertas. Ahora nos giramos y contemplamos la ciudad a la luz de los incendios. Por todas partes aparecen orcos tan solo para morir ante los bravos soldados de Arthedain. Y el señor enano rie y dice. -Estos desgraciados, van a morir como ratas atrapados aqui dentro. Los imbeciles de sus compañeros tardaran un buenrato en fabricar escalas de asalto y tomar la muralla exterior. -Todos sonreimos al oir al señor enano . Pero en ese momento, suenan varias trompetas en la muralla interior. Al otro lado de la avenida. Los soldados de Arthedain empiezan a retirarse hacia el interior del palacio fortificado y Aravir en ese momento, hace una interesante observacion.-¿Y nuestros caballos?, ¿donde estan nuestros caballos?. -Todos miramos a nuestro alrededor con caras un poco ridiculas hasta que, finalmente, yo rio y digo. -¡¡Bueno, no nos iba a salir todo bien, ¿no?,creo que toca correr. -Y el señor enano tambien rie y añade. -¡¡Pues va ser un paseo interesante!! -Y nos lanzamos a la carrera por la gran avenida en direccion al palacio fortificado abriendonos paso entre todos los orcos que tratan de detenernos
Rapidamente, todos montamos a caballo y nos preparamos para cargar. Y, como no, nosotros somos los primeros de toda la formacion. Findon, que esta el primero de todos, se gira en su montura y nos dice. -¡Tenemos dos prioridades, limpiar de enemigos la avenida desde las puertas exteriores hasta las interiores, y tomar el control de las puertas exteriores hasta que la caballeria haya logrado entrar. -Y el señor enano rie y dice. -Las puertas para nosotros, ¿has oido Ulbar?. -Yo sonrio al oir al señor enano y le replico. -No se por que, pero me lo imaginaba. -Entretanto, las puertas de la muralla interior se empiezan a abrir y Aravir grita. -¡¡Preparaos, vamos a cargar!!. -Las puertas se abren. Ibal grita -¡¡Por Arthedain- y golpeando los hijares de su caballo, se lanza hacia delante. Todos le seguimos y Namsis se coloca al lado de Ibal. Los orcos al otro lado de las puertas del palacio fortificado, tratan en vano de resistir nuestra carga. Como una gigantesca ola marina pasamos sobre ellos dejando solo cadaveres detras de nosotros. Ahora, surgen orcos de todos lados pero nosotros, avanzamos por la avenida de Fornost sin detenernos, sin parar. Y todos los orcos que tratan de detenernos, pagan con su vida el intento. Hasta las puertas exteriores logramos llegar. Rapidamente, el señor enano desmonta y se lanza sobre los oros que forman frente a el. Su risa resuena por el campo de batalla mientras destripa a un orco tras otro. Yo tambien desmonto y me coloco al lado del señor enano. Otro grupo de orcos se lanzan sobre nosotros. Pronto sus gritos de furia son apagados por el filo de nuestras armas. El señor enano corre entonces hacia la gran torre que flanquea el lado izquierdo de las puertas. Y mientras avanza, se ocupa de otro par de orcos. Yo voy tra el y me ocupo de que ningun orco salte sobre su espalda. Al fin llegamos hasta la pequeña puerta de entrada a la torre. En ese momento, la puerta se abre y cuatro orcos salen tan solo para hallar la muerte ante ellos. Y cuando hemos acabado con esos cuatro imbeciles yo le pregunto al señor enano. -¿Que leches estamos haciendo aqui?. -El señor enano rie de nuevo y replica. -¡Ahora veras!. ¡¡Y preparate,esto no va a ser facil!!. -Mientras tanto, Aravir nos ha visto desmontar y, tras avisar a nuestros compañeros, carga sobre otro grupo de orcos que se lanzaban sobre nosotros. Aravir, de pie sobre los estribos de la silla de su montura, descarga su anket a derecha e izquierda reventando los craneos de varios orcos. Pronto se le unen en la carga Findon, Ibal y Namsis. Los tres desmontan y se nos unen y Findon pregunta. -¿A donde vais?. -Y el señor enano responde. -¡¡A hacernos con el control del mecanismo de cierre!!. Esta aqui, ¿verdad?, por que en la otra torre no estaba. -Findon asiente en silencio comprendiendo. E Ibal grita. ¡¡ADELANTE, ADENTRO!!. Rapidamente entramos en la torre. Enm el suelo de esta, hay una trampilla. Otro orco asoma su fea cabeza por ella y Namsis se la rebana de un solo tajo. Ella es la primera en saltar por la trampilla. Con rapidez, la seguimos todos los demas y aparecemos en una gran sala subterranea iluminada por numerosas antorchas. En el centro de la sala hay una serie de ruedas dentadas engarzadas entre si, con una manivela en la rueda central. Dos enormes cadenas dentadas unen las ruedas a dos enormes pesos que cuelgan en lo e4xtremos de la sala., sobre dos pozos. Y, porsupuesto, el lugar esta infestado de orcos. Y claro, no son tan imbeciles despues de todo. Como refuerzo, los orcos cuentan con un par de trolls. Un orco grita dando la alarma. Yo replico gritando -¡¡Os vamos a destrozar!!. -Y el señor enano añade. -¡¡Que bien!!, ¿esto es meterse en la boca del lobo o en el culo de un troll?. -Y Namsis responde en un tono que casi no oimos -En el culo de dos trolls, creo yo. -Y dicho esto, se lanza a por el troll que avanza sobre nosotros desde la izquierda. Findon y Aravir la siguen de inmediato mientras que el señor enano, Ibal y yo cargamos contra el troll que avanza desde la derecha. En la izquierda, Aravir esquiva un potente mazazo y logra clavar su anket en el costado del troll. Findon salta y unde su cuchillo en pecho del troll y Namsis cuando el troll se inclina le destroza el rostro con una feroz estocada. En la derecha el señor enano descarga su hacha sobre el tobillo del troll y este ruge de dolor y se tambalea. Yo salto hacia delante y le clavo mi espada en el vientre y, finalmente, Ibal rodea al troll y , trepando por su espalda, le hunde su espada en la nuca. El segundo troll se derrumba muerto y yo grito. -¡¡Que alguien vuelva al exterior y nos avise de cuando tenemos que cerrar las jodidas puertas!!. -¡¡Yo lo hare!!. -Responde Findon. Agilmente sube por la escalerilla y sale por la trampilla. Frente a el, aparecen dos orcos que no tienn tiempo ni de reaccionar. Ambos caen con los cuello cortados de dos cuchilladas. Findon se asoma por la puerta de la torre, y lo que ve le gusta. A lo largo de la gran avenida de Fornost iluminada por las llamas de los incendios, los soldados de Arthedain destrozan a los orcos. Mientras, en el exterior de la ciudad, la caballeria que ha cargado desde el norte destroza una a una las catapultas del enemigo y, tambien, a no pocos orcos y a todas las torres de asedio que encuentra en su camino. Abajo, en la gran sala subterranea, el resto nos batimos con furia contra los orcos que se lanzan contra nosotros con ferocidad asesina. Una y otra vez rechazamos sus ataques, y una y otra vez los orcos vuelven al ataque. Tras rechazar el tercer ataque yo grito. ¡¡FINDON!!, ¿FALTA MUCHO?. -Y Findon, arriba de espaldas a la puerta de la torre contesta mientras raja a otro orco. -¡¡Un poco todavia!!, ¡no me agobies! ¿quieres?. -Yo rio al oir la replica de Findon y, le hundo mi espada en el pecho a otro orco. Aravir, a mi izquierda le corta un brazo a un orco y lo remata con un segundo tajo a la cabeza. El señor enano alza su hacha por encima de su cabeza y al descargarla abre en canal a otro orco. Ibalesquiva con agiidad el tajo de un orco y, mientras sonrie, le atravesa el corazon con na estocada recta. Y Namsis,se inclina, deja silvar la cimitarra de un oco por encima de su cabeza y, al levantarse, lecorta el cuello. Con agilidad salta hacia atras esquivando el ataque de un segundo orco y, despues, le clava su espada entre las costillas destrozandole los pulmones. -¡¡Bravo!!. -Digo yo al observar la jugada. Y el señor enano añade. -¡¡¡Si tuviera barba, le iba a dejar claras mis intenciones!!. -Y hasta Namsis rie un poco por lo bajo al oir el comentario del señor enano. Y, mientras, arriba Findon observa como los primeros jinetes de la caballeria en el exterior de la ciudad comienzan a entrar. Otro orco le descubre y salta a por el. Findon se hace a un lado y lo destripa con eficacia mientras dice. -¡Quita que molestas!. -Mas caballeros van entrando y se unen a las tropas que combaten en el interior de la ciudad. La gran avenida que en laza las dos puertas, la exterior y la interior esta alfombrada con los cadaveres de innumerables orcos, semi trolls y algun que otro troll. Por fin entra el ultimo caballero en la ciudad y ahora comienzan a aparecer orcos. Findon vuelve al interior de la torre y asomandose por la trampilla nos grita. -¡¡Ahora, cerrad las puertas!!. -Abajo, en la sala subterranea, rodeados por un monton de cadaveres de orcos,el señor enano y yo corremos hacia la manivela y, poco a poco empezamos a hacerla girar. Las puertas exteriores, lentamente van cerradonse. Aravir, Ibal y Namsis se lanzan a por los orcos supervivientes. Agunos tratan de resistir. Otros tratan de huir. Da lo mismo. Todos acaban muertos. Salimos al exterior subiendo por la escalerilla y nos reunimos con Findon. Este nos mira y sonriendo dice- Ha sido rapido, ¿verdad?. - Y yo sonriendo de manera parecida le replico. -Me debes una cerveza. Si conseguimos salir vivos, claro. - Ahora todos juntos cargamos contra otro grupo de orcos que se nos aproximaban. Llegamos hasta las puertas y , entre Aravir y yo, vamos corriendo el impresionante cerrojo de bronce y conseguimos atrancar las puertas. Ahora nos giramos y contemplamos la ciudad a la luz de los incendios. Por todas partes aparecen orcos tan solo para morir ante los bravos soldados de Arthedain. Y el señor enano rie y dice. -Estos desgraciados, van a morir como ratas atrapados aqui dentro. Los imbeciles de sus compañeros tardaran un buenrato en fabricar escalas de asalto y tomar la muralla exterior. -Todos sonreimos al oir al señor enano . Pero en ese momento, suenan varias trompetas en la muralla interior. Al otro lado de la avenida. Los soldados de Arthedain empiezan a retirarse hacia el interior del palacio fortificado y Aravir en ese momento, hace una interesante observacion.-¿Y nuestros caballos?, ¿donde estan nuestros caballos?. -Todos miramos a nuestro alrededor con caras un poco ridiculas hasta que, finalmente, yo rio y digo. -¡¡Bueno, no nos iba a salir todo bien, ¿no?,creo que toca correr. -Y el señor enano tambien rie y añade. -¡¡Pues va ser un paseo interesante!! -Y nos lanzamos a la carrera por la gran avenida en direccion al palacio fortificado abriendonos paso entre todos los orcos que tratan de detenernos
Aunque tarde o temprano todas las cosas hayan de perecer, a Gondor no le ha llegado todavia la hora. No, aun cuando todos los muros sean conquistados por un enemigo implacable, Gondor jamas caera bajo el dominio del Señor Oscuro.