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Namsis
Namsis
Desde: 09/12/2006

#110 Respondiendo a: Findon

Acción

Aravir nos informa de que estamos de suerte. Nos han encomendado la misión de sanear la ciudad de enemigos. Yo, al igual que todos, respondo afirmativamente a la respuesta, y cogiendo el carcaj de flechas repuesto me encamino junto con mis compañeros hacia una pequeña salida de la ciudadela....

Acción

Apenas había recorrido un par de calles cuando descubrimos un grupo de orcos en una plaza. Aprovechando que Îbal y yo ibamos en último lugar, nos deslizamos por unos callejones paralelos para intentar atacar por sorpresa, cuando en ese momento oigo el grito de alarme de Ulbar.
-¡¡Ibal, usa tu arco, tenemos un grupo de puñeteros arqueros encima en los tejados!
Inmediatamente Îbal comienza a disparar con su arco, mientras yo me aproximo a la parte posterior del edificio donde estan los arqueros. El edificio no es muy alto y sin mucha dificultad empiezo a trepar hasta llegar al tejado, donde veo como otros dos orcos caen desde la cornisa como piedras, abatidos por dos flechas de Îbal. Los orcos que quedaban estabn tan centrados en disparar contra mis compañeros que no se percatan de que me acerco por sus espaldas para luego atravesarles con mi espada.
Al reunirme de nuevo con mis compañeros, descubro que Miquel y Aravir han sido heridos, pero Findon atiende sus heridas poco importantes y nos lanzamos acabar con el resto de orcos que quedaban en pie.
Continuamos regestrindo las calles hasta que conseguimos llegar hasta la muralla. Desde allí observamos como el enemigo se ha reagrupado y se disponen atacar nuevamente la fortaleza. Yo cogo una antorcha del suelo y la agito como señal a los soldados de la fortaleza. Me doy cuenta de mi error cuando advierto de nuestra presencia a los orcos que aguardaban en las torres, pero el enano y Ulbar rapidamente los aniquilan mientras los demas nos dirigimos ahacia la otra torre.
Una vez que matamos a todos los orcos, regresamos a las murallas, donde empezaron a tomar posiciones los soldados de Arthedain.
Las escalas que portaban los tragos se alzan y relucen el fuego de las antorchas que portan el ejercito enemigo. Comienzan a escucharse los tremendos golpes contra las puertas de la fortaleza que intentan derribar varios trolls con un ariete y las flechas silban por todas partes. Mientras todos nos preparamos para una nueva lucha, se puede distinguir la imponente silueta de un jinete negro sobre una pequeña elevación de tierra, paciente y esperando.
"He gleams like a star
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"


"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas