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Findon
Findon
Desde: 30/01/2007

#398 Respondiendo a: Findon

Off-topic

Pues lo siento, pero publico ya la narración. Muchas gracias a todos por las correcciones y sugerencias.

Saludos

Narración 7

El grupo se adentró en la caverna guiados por Namsis, que sostenía la vara en alto, iluminando el pasillo, que parecía no tener fin. Siguieron caminando un rato, durante unos 20 minutos a paso normal, y percibiendo que el pasillo de gran amplitud, se inclinaba casi imperceptiblemente hacia abajo. Todos iban en silencio por si alguna criatura indeseable, moradora de esa cueva, hacía acto de presencia. Las armas desenfundadas resplandecían con el brillo de la vara de Namsis. Sin embargo, parecían que no tendrían oportunidad de teñirse de sangre enemiga al menos en aquella cueva. Finalmente, vieron una pared de roca que interrumpía el paso. Namsis elevó el báculo un poco y vio algo extraño.
-¿Qué pasa? –preguntó Îbal extrañado al ver cómo Namsis miraba hacia arriba.
-Hay una especie de escalón allá arriba. –contestó Namsis.
-Cubridme, voy a subir. –dijo Ulbar.
-Y yo. –comentó Findon.
Ulbar comenzó a trepar con agilidad, y Findon empezó también a hacerlo después de él. La pared era fácil de escalar por su uniformidad. Tras unos 5 metros de subida, Ulbar tocó de nuevo suelo con los pies y tendió una mano a Findon para ayudarle a subir.
-Si hubiera algo, ya nos habría atacado, ¿no? –dijo Ulbar.
-Sí… Pero no te fíes. –comentó Findon. –Oh, aquí está la otra pared.
Con el sentido del tacto exploraron la cavidad elevada en la que estaban.
-¿Qué lugar tan acogedor, no crees? –dijo Ulbar.
-No lo sabremos hasta que no lo veamos… -respondió Findon.
-Namsis, ¿podrías subir? Necesitamos algo de luz… -gritó Ulbar.
Namsis apagó la vara y se la puso a la espalda, y se dispuso a subir. Todo quedó en penumbra, pero Ulbar y Findon esperaban que llegara arriba para ayudarla.
Cuando llegó, encendió de nuevo la vara y alumbró la caverna. Era de unos 5 metros de ancho por 4 de largo. No había nada, ningún ser viviente, ni planta, sólo roca.
-Subid, aquí estaremos bien. –dijo Ulbar.
Los demás subieron, el señor enano con algo más de dificultad. Cargaban con las pocas provisiones que aún tenían, y que tendrían que racionar para sobrevivir.
-Bueno, pues no es mal lugar para acampar.-dijo Aravir. –En mi opinión, deberíamos camuflar la entrada. El camino no se bifurca, pero creo que Namsis debería acompañarnos para no caernos por el túnel.
Findon sacó una de las sogas que había adquirido en los almacenes de Fornost y la ató a un saliente de roca. Lo aseguró y comprobó que llegaba al suelo. Lo señaló a Namsis, y esta se puso en marcha. Cuando Aravir, Namsis y Findon estuvieron abajo, Namsis encendió la vara y se encaminaron por el túnel. Cuando la luz del sol, aunque algo oculto por las nubes, les dio en los ojos, salieron fuera, donde empezaba a nevar. El frío glacial les invadió los huesos, y oyeron los tambores del enemigo. Con celeridad, despojaron de las ramas más frondosas a aquellos pocos árboles que se podían encontrar en la yerma estepa. Cuando reunieron un fardo para cubrir la entrada, Aravir comprobó que la leña fuera válida para hacer fuego, pero con la nieve se había mojado, y no ardería bien. La nieve ya llegaba la espinilla a los tres. Aravir se agachó junto a la entrada y puso unos cuantos cepos, cubriéndolos con nieve y tierra.
Los tambores seguían resonando, cada vez más cerca. Rápidamente, Aravir terminó de preparar las trampas y Findon y Namsis empezaron a cubrir la entrada desde dentro.
-Aravir, venga. –dijo Namsis.
Terminaron de camuflar la entrada y de nuevo todo quedó en penumbra. Otra vez el bastón de Namsis volvió a encenderse y cuando llegaron a donde estaban los otros compañeros subieron la soga. La vara de Namsis alumbró a los otros, que estaban sentados contra la pared de la cueva.
-Bueno, sólo nos queda esperar a que el enemigo se retire. Espero que Arvedui también encuentre escondite y refugio.-dijo Aravir tristemente.
Y allí se acurrucaron contra la pared, oyendo cada vez más cercanos los tambores y el paso rítmico de las legiones enemigas.

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Un saludo. Espero que no se os haga muy larga y que no tenga fallos.
"La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre" -Friedrich Nietszche.