Accion

Al llegar a la entrada de la caverna, me coloco a la cabeza de mis compañeros y dando un suave golpe a la punta inferior de la vara, la piedra engarzada en el otro extremo emite una suave luz azulada. A medida que avanzamos, dejamos de oír el silvido del viento, introduciendonos en el silencio que se impone en la caverna roto solo por nuestros pasos.
El olor que se respiraba era humedo y mientras todos permanecemos alerta, la vara ilumina la fría roca que nos rodeada sin que cambiara de aspecto, hasta que después de recorrer el amplio pasillo durante unos minutos, topo con una pared de roca que nos impide seguir avanzando. Elevando un poco la vara observo toda la pared hasta que distingo algo extrañosobre nosotros.
-¿Qué pasa?- me pregunta Îbal.
- Allí, parece que hay un escalón. - respondo señalando a la roca.
- Subire yo.- anuncia Ubar.
Findon decide acompañarle mientras los demás, esperamos viendo como nuestros compañeros trepan sin difilcultades, desapareciendo en la oscuridad.
Al poco tiempo oímos de nuevo la voz de Ulbar.
- Namsis, puedes subir, necesitamos algo de luz.
Yo obedezco y golpenado de nuevo la vara la luz se apaga y comienzo a trepar hasta que Ulbar y Findon me ayudan a terminar de subir.
El lugar no era muy grande, pero parece bastante seguro para pasar la noche.
Aravir sugirió camuflar la entrada, y acompañado por Findon y por mí regresamos a la entrada.Con rapidez mientras Aravir cubría las trampas con nieve y tierra, Findon y yo nos dedicamos a tapar la entrada de la caverna. El avance del enemigo cada vez rosanaba más nitido y apresurando a Aravir regresamos con el resto de nuestros compañeros que aguardan en siencio en el escondite.
La leña recogida estaba mojada y no podíamos encender un fuego, de modo que vuelvo a golpear la vara.
Allí, viendo parte de los rostros de los demás empezamos repartir provisiones. Miquel observa la poca ración en su mano y suspira.
- Triste cena para un señor enano.
Pero Ulbar saca un odre y lo agita alegremente.
- ¡Ah! esto es otra cosa.- sonrie el enano.
El ron se fue pasando, dejando por un momento la tension olvidada. No obstante en el rostro de Aravir se reflejaba la preocupación por la suerte del rey. Îbal mantenía a mano su espada, alerta, al igual que Findon, quien no hablaba mucho, prefiriendo escuchar todo lo que ocurría en el exterior. Y por último Ulbar y Miquel se tragaban las ganas con la bebida de salir y cargar contra los enemigos.
- Deberíamos hacer turnos de guardia para cuando queramos descansar.- sugerió Îbal.- así al menos intentaremos dormir más tranquilos, aunque esta noche sea muy díficil.
Todos asentimos, acordando hacer guardias de dos.
Los tambores resonaban sin descanso, los pasos rítmicos de cientos de orcos retunbaban más fuerte a cada momento y la misma tierra parecía extremecerse.

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Buena narración Findon, estoy deseando leer las acciones de los que faltan.