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Ver tema#419 Respondiendo a: Findon
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Nos ponemos en marcha, aunque antes Aravir se adelanta para desactivar los cepos que había puesto. Cuando ha terminado, nos indica que podemos continuar. Sin demora, nos ponemos en marcha por las colinas de Evendim en dirección oeste. Marchamos a buen paso, y de vez en cuando los guío yo o A...
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Abandonamos la cueva cuando todos decidimos el rumbo a seguir. La lluvia había amainado un poco, haciendo que desapareciera para te la nieve que cubría el terreno.
Findon y Aravir son los primeros en avanzar para quitar las trampas colocadas y en poco tiempo éste último nos indica que podemos caminar sin peligro.
Durante los días de marcha, en los que penetramos por las colinas, Findon y Aravir se turnan para mantenerse a unos metros por delante de nosotros, inspeccionando el camino y asegurándose que no hubiera rastro de ningún enemigo. Îbal camina el último con la mano apoyada en la empuñadura de su espada mientras que a su vez observa lo que había a su alrededor por si encontraba una huella poco visible que los dos primeros rastreadores hubieran pasado por alto.
En las noches frías en las que nos detenemos a descansar, comienza de nuevo las nevadas, cubriendo rápidamente toda la tierra, y son los montaraces quienes se encargan de buscar cada anochecer un lugar resguardado y oculto. La llegada del amanecer solo nos hace mirar el paisaje con resignación, exhibiendo un sol que apenas calienta. Mientras comenzamos de nuevo la marcha oigo la conversación entre Miquel y Ulbar, quien le aconseja reservar el odre de ron que guarda en su abrigo.
- ¿os habéis fijado?- intervengo al oírlos.- El soldado de Gondor se vuelve abstemio.
Esto provoca la risa de los demás, que se incrementa por la replica de Ulbar hasta que por último se alza la voz de Findon que nos apremia para seguir adelante.
Al décimo día de marcha, llegamos hasta una pequeña hondonada y tras aquellos días de soportar el gélido viento golpeando en nuestros rostros y las noches que nos hielan hasta los huesos, se decide hacer una hoguera. Al caer la noche Findon, Aravir e Îbal regresan de su cacería portando orgullosos un jabalí y varios conejos.
Ulbar se encargó de preparar los cuerpos de los animales hasta que mira a Miquel pidiéndole su casco para utilizarlo como cazuela. El señor enano le mira con una ceja arqueada y contesta:
- ¿tu estás tonto o que?¿Que quieres que te sacuda con el casco?
A estas palabras se unen nuestras carcajadas, hasta que veo el guiño de Ulbar y entendiéndolo me acercó hacia Miquel y digo:
- Señor enano, todos sabemos que el soldado de Gondor no tiene modales. Pero debo admitir que me agradaría sobremanera cenar algo caliente esta noche. Además, de esta forma podremos conservar los alimentos cazados por nuestros compañeros durante mas tiempo. Préstale tu casco al soldado de Gondor. Y ya serán dos favores los que te deba.
El tono persuasivo de mi voz funciona a la perfección y Miquel tras hacerme una solemne reverencia, le entrega el casco a Ulbar. Findon interviene en ese momento criticando la higiene del señor enano. Pese a que tuvimos que sugetar a Miquel, entre Aravir, Îbal y yo, para que no se lanzara contra Findon, éste acabo disculpándose por la broma y todo quedo en risas por parte de todos.
Con el hambre saciado, Ulbar y Miquel se disponene hacer la primera guardia y los demás buscamos las posturas para dormir una noche más a la intemperie. Envolviéndome en mi capa, noto como el sueño baja mis parpados, hasta que de pronto, aparece una imagen en mi mente tan violentamente como si me huebiran golpeado, en la que veo como unos ojos, ya conocidos, fríos y brillantes se clavan en mí. Me despierto sobresalta mientras aún oigo mi propia voz en mi cabeza- Está aquí...- Inmediatamente me levantó dando gritos de alarma y despetando freneticamente a mis compañeros dormidos. Oigo la voz de Ubal, que no consigue detenerme y acontinuación la de Miquel, pero ésta se interrumpe de repente cuando escuchamos un siseo que daba paso a un figura alta y oscura, ativiado con harapos.
Ulbar empuña sus armas dispuesto hacerle frente, mientras el tumulario rie, hablando después con una tenebrosa y desenvainando dos enormes mandobles:
-No sois aquel a quien debo cazar. Pero no importa. Esta noche, serán vuestras vidas las que terminen. Y será así porque así me place que sea.
Los ataques de Ulbar no conseguian herir a ese ser, oblingandole a retroceder. Yo me quedo inmovil mientras susurro unas palabras una y otra vez, aferrando fuertemente la vara en mano mientras llego a ver como Miquel se coloca al lado del soldado de Gondor y descarga un tremendo golpe con su hacha. El choque del hacha de Mithril contra la armudara del tumulario hecha del mismo material, produce un ruido seco, pero esto no hace más que avivar el odio de la figura contra ambos. Aravir también intervino, colocandose en uno de sus flancos, pero el tumulario rechaze sus ataques. Siento como sus ojos brillantes y rojidos me miran fijamente, para después lanza contra mí uno de los mandobles. Apenas puedo reaccionar, pero entonces Findon instintivamente consigue apartarme de la trayectoria, haciendome caer al suelo mientras el mandoble pasa silvando a nuestro lado.
- Gracias.- le digo a Findon cuando me ayuda a levantarme. Este carga rápidamente su arco, al tiempo que los demás intentan prender fuego a las ropas de la figura. De nuevo intento concemtrarme en las misma palabras. Findon consigue disparar dos flechas pero se desacen al clavarse en el cuerpo de la criatura.
Noto la fuerza de las palabras recorriendo mi cuerpo y avanzó hacia el tumulario, quien se mantenia ocupado luchando contra mis compañeros.
- ¡No dejeis que ese ser os toque!- grito a mis compañeros. Deteniéndome a unos pasos, agarro la vara y alzo los brazos mientras grito:
- ¡Vuelve a la oscuridad de la que procedes!
Entonces la piedra y toda la vara se cubrió de una luz blanca, impusándola depués contra el tumulario. Aquella luz se abrió centelleante y cegadora, traspasándole y cubriéndole como un rayo. Se oyo un siseo horrible y estridente, y la luz cegadora empezó a menguar hasta desaparecer.
Abandonamos la cueva cuando todos decidimos el rumbo a seguir. La lluvia había amainado un poco, haciendo que desapareciera para te la nieve que cubría el terreno.
Findon y Aravir son los primeros en avanzar para quitar las trampas colocadas y en poco tiempo éste último nos indica que podemos caminar sin peligro.
Durante los días de marcha, en los que penetramos por las colinas, Findon y Aravir se turnan para mantenerse a unos metros por delante de nosotros, inspeccionando el camino y asegurándose que no hubiera rastro de ningún enemigo. Îbal camina el último con la mano apoyada en la empuñadura de su espada mientras que a su vez observa lo que había a su alrededor por si encontraba una huella poco visible que los dos primeros rastreadores hubieran pasado por alto.
En las noches frías en las que nos detenemos a descansar, comienza de nuevo las nevadas, cubriendo rápidamente toda la tierra, y son los montaraces quienes se encargan de buscar cada anochecer un lugar resguardado y oculto. La llegada del amanecer solo nos hace mirar el paisaje con resignación, exhibiendo un sol que apenas calienta. Mientras comenzamos de nuevo la marcha oigo la conversación entre Miquel y Ulbar, quien le aconseja reservar el odre de ron que guarda en su abrigo.
- ¿os habéis fijado?- intervengo al oírlos.- El soldado de Gondor se vuelve abstemio.
Esto provoca la risa de los demás, que se incrementa por la replica de Ulbar hasta que por último se alza la voz de Findon que nos apremia para seguir adelante.
Al décimo día de marcha, llegamos hasta una pequeña hondonada y tras aquellos días de soportar el gélido viento golpeando en nuestros rostros y las noches que nos hielan hasta los huesos, se decide hacer una hoguera. Al caer la noche Findon, Aravir e Îbal regresan de su cacería portando orgullosos un jabalí y varios conejos.
Ulbar se encargó de preparar los cuerpos de los animales hasta que mira a Miquel pidiéndole su casco para utilizarlo como cazuela. El señor enano le mira con una ceja arqueada y contesta:
- ¿tu estás tonto o que?¿Que quieres que te sacuda con el casco?
A estas palabras se unen nuestras carcajadas, hasta que veo el guiño de Ulbar y entendiéndolo me acercó hacia Miquel y digo:
- Señor enano, todos sabemos que el soldado de Gondor no tiene modales. Pero debo admitir que me agradaría sobremanera cenar algo caliente esta noche. Además, de esta forma podremos conservar los alimentos cazados por nuestros compañeros durante mas tiempo. Préstale tu casco al soldado de Gondor. Y ya serán dos favores los que te deba.
El tono persuasivo de mi voz funciona a la perfección y Miquel tras hacerme una solemne reverencia, le entrega el casco a Ulbar. Findon interviene en ese momento criticando la higiene del señor enano. Pese a que tuvimos que sugetar a Miquel, entre Aravir, Îbal y yo, para que no se lanzara contra Findon, éste acabo disculpándose por la broma y todo quedo en risas por parte de todos.
Con el hambre saciado, Ulbar y Miquel se disponene hacer la primera guardia y los demás buscamos las posturas para dormir una noche más a la intemperie. Envolviéndome en mi capa, noto como el sueño baja mis parpados, hasta que de pronto, aparece una imagen en mi mente tan violentamente como si me huebiran golpeado, en la que veo como unos ojos, ya conocidos, fríos y brillantes se clavan en mí. Me despierto sobresalta mientras aún oigo mi propia voz en mi cabeza- Está aquí...- Inmediatamente me levantó dando gritos de alarma y despetando freneticamente a mis compañeros dormidos. Oigo la voz de Ubal, que no consigue detenerme y acontinuación la de Miquel, pero ésta se interrumpe de repente cuando escuchamos un siseo que daba paso a un figura alta y oscura, ativiado con harapos.
Ulbar empuña sus armas dispuesto hacerle frente, mientras el tumulario rie, hablando después con una tenebrosa y desenvainando dos enormes mandobles:
-No sois aquel a quien debo cazar. Pero no importa. Esta noche, serán vuestras vidas las que terminen. Y será así porque así me place que sea.
Los ataques de Ulbar no conseguian herir a ese ser, oblingandole a retroceder. Yo me quedo inmovil mientras susurro unas palabras una y otra vez, aferrando fuertemente la vara en mano mientras llego a ver como Miquel se coloca al lado del soldado de Gondor y descarga un tremendo golpe con su hacha. El choque del hacha de Mithril contra la armudara del tumulario hecha del mismo material, produce un ruido seco, pero esto no hace más que avivar el odio de la figura contra ambos. Aravir también intervino, colocandose en uno de sus flancos, pero el tumulario rechaze sus ataques. Siento como sus ojos brillantes y rojidos me miran fijamente, para después lanza contra mí uno de los mandobles. Apenas puedo reaccionar, pero entonces Findon instintivamente consigue apartarme de la trayectoria, haciendome caer al suelo mientras el mandoble pasa silvando a nuestro lado.
- Gracias.- le digo a Findon cuando me ayuda a levantarme. Este carga rápidamente su arco, al tiempo que los demás intentan prender fuego a las ropas de la figura. De nuevo intento concemtrarme en las misma palabras. Findon consigue disparar dos flechas pero se desacen al clavarse en el cuerpo de la criatura.
Noto la fuerza de las palabras recorriendo mi cuerpo y avanzó hacia el tumulario, quien se mantenia ocupado luchando contra mis compañeros.
- ¡No dejeis que ese ser os toque!- grito a mis compañeros. Deteniéndome a unos pasos, agarro la vara y alzo los brazos mientras grito:
- ¡Vuelve a la oscuridad de la que procedes!
Entonces la piedra y toda la vara se cubrió de una luz blanca, impusándola depués contra el tumulario. Aquella luz se abrió centelleante y cegadora, traspasándole y cubriéndole como un rayo. Se oyo un siseo horrible y estridente, y la luz cegadora empezó a menguar hasta desaparecer.
"He gleams like a star
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas