Accion

Salimos de la cueva después de que Aravir desconecte los cepos. Hace mucho frío y nos dirigimos por las inhospitas montañas, sin casi víveres.
Voy en retaguardia vigilando el sendero y borrando nuestras huellas (sobre todo las del señor enano); también miraba hacia los lados en busca de huellas ocultas, con una mano apoyada en la empuñadura mientras con la otra sostengo el arco. Los montaraces se ocupan de encontrar algún lugar resguardado mientras, cada noche nieva más fuerte que la anterior, lo que facilita mi tarea. La llegada del décimo amanecer no nos alegra, el tímido sol apenas calienta y eso me deprime.
-Cuanto daría por ver un amanecer en Pelargir, los viejos botes y las redes...-pienso
Oigo palabras sueltas como: Ulbar o abstemio; y solo con pensarlo río.
Ulbar Aravir y yo vamos de caza y entre los tres asustamos y matamos a unos conejos hasta que mi aguda vista ( ) percibe un jabalí, este cae derribado antes de percatarse de nuestra presencia.
Al llegar al campamento Ulbar se ocupa de los animales y pide el yelmo a Miquel para poder comer algo caliente. Quien le responde (no haciendo gala de su mayor cortesía, pero casi ):
-¿Pero tú estás tonto o que? ¿Quieres que te sacuda con el casco?
Reímos hasta que Namsis se acerca al señor enano y le dice:
-Señor enano, todos sabemos que el soldado de Gondor no tiene modales. Pero debo admitir que me agradaría sobremanera cenar algo caliente esta noche. Además, de esta forma podremos conservar los alimentos cazados por nuestros compañeros durante mas tiempo. Préstale tu casco al soldado de Gondor. Y ya serán dos favores los que te deba.
Suelto una carcajada que (menos mal) soy capaz de camuflarla como un ataque de tos, aunque no muy bien.
Findon gasta una broma al señor enano sobre su higiene, que a éste no le sienta muy bien, menos mal que lo agarramos entre Namsis, Aravir y yo.
Después de saciarnos Ulbar y Miquel empiezan a hacer la primera guardia.
Me acuesto pero dentro de poco tiempo unas punzadas de dolor en las costillas me despiertan seguidas de unos berridos impresionantes.
Tenso el arco y al ver la imponente figura me decido por desenvainar la espada.
-No sois aquel a quien debo cazar. Pero no importa. Esta noche, serán vuestras vidas las que terminen. Y será así porque así me place que sea.
Ulbar Miquel y Comañía me luchan contra él, así dandonos tiempo para intentar prender sus ropas. Findon salva a Namsis, y después ésta nos advierte de que corremos peligro si éste ser nos toca.
Todo ha pasado muy rápido, hasta que de repente noto a¡un gran resplandor tras de mí. Un gran fogonazo blanco envuelve a la criatura y ésta desaparece en la oscuridad.
-Mornië alantië[Quenya: la oscuridad ha caído]-susurro