Accción

Al fin hemos dejado las colinas de Evendim atras. De momento, no parece que haya ningun enemigo a la vista. Marchamos ahora por un terreno despejado y monotono. Sigue soplando un frio viento que viene del norte. Y, finalmente, al mediodia, decidimos parar en la marcha. Nos acomodamos como podemos protegiendonos tras unas aisladas rocas. Yo miro a mi alrededor y solo contemplo un paisaje vacio y triste. Y de propina, comienza a llover de nuevo. El señor enano gruñe y dice. -No se, pero este clima esa empezando a hartarme. -Cierto. -Añado yo al comentario del señor enano. Mientras, Findon saca su racion de carne de jabali y empieza a comer. Le hace un gesto al señor enano y este, comprendiendo, saca el odre de ron y se lo ofrece. Tras tragar como puede, Findon le mete un buen trago. Despues me lo pasa y yo, tras agitarlo, digo. -Es muy poco lo que queda. -Termino mi racion de jabali en un par de bocados y lo paso. Aravir lo alcanza y, sonriendo, dice. -Pues ahora queda bastante menos. -Aravir tambien le mete un trago y asi, el odre va pasando de mano en mano. Cuando todos hemos comido, el susurro de Namsis nos llrga a todos. -Se acabo. Solo quedaba un pequeño trago. -Y Namsis devuelve el odre vacio al señor enano el cual lo vuelve a guardar con un suspiro de resignacion. Y Entaguas, tras mirar extrañado a Namsis, me dice. -¿Como es posible?. Extraña manera de hablar. -Yo sonrio y tras encojerme de hombros, digo. -Acostumbrate, cada cual es como es. -Ya estamos todos de nuevo en pie. De nuevo nos preparamos para seguir con la marcha. En cabeza se coloca Entaguas guiandonos por el desolado terreno. Tras el, van Findon y Aravir. Les sigUen Namsis e Ibal y cerrando la marcha, vamos el señor enano y yo. Y el señor enano me dice. -Esto es penoso. Lo unico que hacemos es correr y correr como si estuvieramos huyendo de algo. -Y yo, naturalmente, no puedo evitar sonreir al oir el comentario del señor enano. -Bueno. -Le digo mientras mantengo el ritmo. -Estamos tras las lineas enemigas de todo un ejercito. Piensa que las fronteras de Lindon deben estar bastante amenazadas ahora mismo. No creo que llegar nos resulte tan facil. -Y el señor enano rie y me responde. -¡¡Bien. Espero que tengas razon!!. Pobres de los imbeciles que pretendan interponerse entre una ciudad con tabernas y yo. ¡Si lo intentan, lo lamentaran!. -Y yo rio y me muestro totalmente de acuerdo con el señor enano. Y mientras, seguimos la marcha bajo una intensa lluvia que pronto nos deja calados hasta los huesos.