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Entaguas
Entaguas
Desde: 21/04/2005

#435 Respondiendo a: Aravir

Accción

La batalla con la patrulla de huargos ya habia terminado, yo limpiaba mi espada mientras esperaba la desicion de mis compañeros. acababa de remover la sangre cuando ya nos pusimos en marcha, almenos alcance a beber un sorbo de ron...
El señor enano habia decidido cargar a Namsis.
-Pero no...

Acción

Tras el duro combate, todos parecían cansados. ''Blandengues'' pensé para mis adentros. De repente, un orco al que creíamos muerto se levantó del suelo, y se dispuso a atacar al señor enano... disparé una flecha justamente cuando el orco estaba delante de las grandes narices del enano. El enano me miraba enfadado.
- Podía haber acabado con el solito- dijo hinchado de orgullo.
- Lástima, creo que me equivoqué de objetivo...- dije por lo bajo, y el enano no se enteró.
Tomé un trago del odre del ron. Hum. La verdad es que no estaba malo. Pero bueno, tampoco era comparable a la cerveza y al ron de Mithlond, servidos por sensuales camareras, de paso. Seguramente eso alegraría mucho a todos, sobre todo al gondoriano Ulbar, que empezé a noté que no era muy sobrio, no solo por los comentarios que surgían de todos...
Seguimos toda la noche. Parecían muy cansados. Yo no sentía tanto cansancio, así que les di un ''premio'' a los guerreros por el valor y la resistencia que habían demostrado hasta ahora, para que además siguiesen corriendo. Les dí lembas. Demasiado sabrosas para el enano, quizás a este último le debía de haber dado cram, lástima que no tubiera.
Tras esto, el señor enano insistó en beber, pero ulbar le respondió negativamente. El odre de ron casi se cae, pero ni una gota cayó. El enano se mosqueó, pero la mujer, Namsis, lo tranquilizo de forma repentina.
- Una mujer muy extraña- dije al gondoriano- y pensar que cuando os ví, pensé que era la más cuerda.
- Ya te lo he dicho señor elfo, cada cual es como es- me respondió a la par que me daba una palmada amistosa en la espalda.
Tras esto, la marcha continuó, sin apenas ninguna interrupción.
Espero que mis compañeros elfos no traigan peores noticias que yo –dije.
Yo era el que lideraba la marcha, ya que de todos modos, era el que parecía estar más fresco. De repente, Namsis parecía cansada.
-Uf, me duelen los pies –susurró –Pero creo que aguantaré.
El enano se puso más firme que una lanza y se ofreció a llevarla. Aravir rió:
-Pero no te humilles señor enano. ¿Quieres que te pongamos otro apodo?
Yo reí a carcajadas ante el comentario del montaraz. Miquel blandió el hacha detrás de Aravir, que ahora corría mucho más:
-Eso, así llevamos el ritmo más rápido. Sigue con él así, verás que pronto llegamos a Mithlond –rió Ulbar.
El enano finalmente se cansó(es que los enanos no están hechos para las carreras) y siguió corriendo despacio al lado de Ulbar, Namsis e Îbal.
- No debemos de estar lejos de Mithlond, apuesto que pronto mi vista élfica lo verá.

Un saludo. Siento haber colgado mi acción con más retraso.
¡Oh Orofarnë, Lassemista, Carnimirië!
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...