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Ver tema#438 Respondiendo a: Findon
Narración 12
Siguieron caminando y pronto oyeron a Entaguas decir, subido a un árbol muy alto:
-Mithlond se ve a lo lejos. Estamos a salvo de momento.
El grupo entero suspiró aliviado. Siguieron andando, y pronto encontraron una vía empedrada. Ya anduvieron a un paso más lento, y los montaraces y...
Accion (¡Muahahaha!)
Tras dias de marcha, al fin llegamos a la civilización. Pero no una civilización cualquiera, se trata de la civilicazion elfa, la gran civilizacion. ¡Bah!. Elfos ¡bah!. Vamos andando pausadamente y con calma a través del camino de baldosas (amarillas, que raro, ¿no?
), y no tardamos en ver vigías elfos en los árboles más altos. Pero cuando más nos acercamos a la ciudad, mi olfato y mi corazón sienten una pequeña vibración, producto de la proximidad de una o más unidades de taberna. Y el agradable aroma nos lleva al fin a las mismisimas puertas de Mithlond, donde dos elfos nos saludan y nos dejan pasar, amigablemente.
-No sé si entrar ahí. Cruzarme con 3 elfos ya ha sido suficiente. –salto yo
-Pues entonces cuando entres… -añade un ya (curiosamente) ebrio Ulbar, riendo.
Uno de los guardias me mira de reojo al cruzar las puertas, no puedo evitar sonreír al pensar en mi orde lleno de nuevo gracias a su ron.
Entaguas nos guía a través de la ciudad hasta que nos paramos ante una construcción elfica, el cuartel. Entaguas, nos deja un momento para hablar con su superior. Yo me siento en el suelo y espero. Al poco, vuelve con su superior, que pregunta al grupo:
-Vosotros, ¿conocéis el camino hacia Gondor? –dice, secamente.
-Maese Ulbar y yo somos del reino de Gondor, señor. –responde Îbal.
-Estupendo. Vais a ir ahora mismo camino a Gondor. Os daré unos caba….
¿Caba? ¿Caba? Hay que ver... caballos, ahora que acabamos de llegar dse un viaje más largo que un dia sin pan, nos da caballos. Es que sólo a un elfo se le puede pasar por la cabeza semejante temeridad. Por suerte, mi amigo Ulbar interviene.
-Sí, sí, pero antes disculpe. Tengo que hacer con mis camaradas una visita turístico-tabernera por la ciudad. Denos un día.
-No puedo. No hay tiempo. –dice el general.
-Bueno, pues una docena de cervecillas rápidas y me tiene aquí fresco, bueno fresco, preparado para cabalgar. –suplico yo.
-Está bien, pero dense prisa –dice el elfo, al fin.
¡¡Ja!! ¿Prisa? ¡¡Jamás!! Las cosas se hacen con calma y meticulosamente, tal y como es costumbre en mi.
Entaguas sale a la carrera hacia una taberna, yo y Ulbar, como imanes, le seguimos al acto. Los pasos de nuestros amigos se acercan cada vez más...
- ¡Ah! No sabes lo que me apetecía una buena cerveza - le digo a Ulbar, con mi sexta jarra en la mano.- Hace meses que no visito una taberna.
- Pues yo no me quedo corto, ¡¡Jajajaja!! -¿de que se reirá este?- Venga, maese enano, pidénos una ronda a todos.
- ¡Sí, vamos, ve a la barra! - intervienen los demás.- Si es que puedes, claro.
¿Acaso se atreven a cuestionar mi resistencia ante el alcohol? No es normal solo llevo seis (
), ¡Ah! Los cretinos me quieren obligar a hacer el ridiculo, al no llegar a la altura de la barra, seguro que es eso. ¡¡Pues se van a enterar!!
- Bien, lo haré. Para que luego no digáis que no me atrevo a las cosas de mi altura.
- Esta bien, Miquel, no vale pedirselo a la camarera, ¡¡a la barra!!
Bah. Me levanto de la silla y me dirijo a la barra. Obviamente no llego, y la tabernera no me ve. Un tipo alto que está a mi lado me dice:
- ¿Te has perdido, majete?
¿Majete?
- No, gordo.
- Eh, pequeñin, a la gente grande se les trata con respeto.
Se acerca un paso más hacia mi, agarro mi hacha y la dejo en el suelo. Él se sobresalta y me lanza un puño, que no logro esquivar del todo y me gira la cara.
Mmmmhh... Ya veo.... me preparo para darle un puñetazo en la entrepierna con todo mi poder, cuando una espada se claba en la pared de la barra, entre los dos.
- Si quieres darle al señor enano - dice Ulbar acercandose hacia aquí - Ponte a la cola.
- ¿ A la cola? Esperate que me cargo a este y vengo por tí!
- ¡Jajajajaja!- Su risa no dura mucho, un tipo le sujeta el hombro por detrás con fuerza y el cuello. El se gira y le da un puñetazo en la cara. ¡Buen golpe!
A partir de eso, la taberna entera explota y muchos se levantan y se pegan entre ellos. Nuestro grupo sigue sentado en la mesa, pero Aravir está al lado del pasillo, y Entaguas está peligrosamente cerca de la ventana.
MUAHAHAHAHAA
Jejeje, perdón por la ausencia, espero que no vuelva a pasar.
Tras dias de marcha, al fin llegamos a la civilización. Pero no una civilización cualquiera, se trata de la civilicazion elfa, la gran civilizacion. ¡Bah!. Elfos ¡bah!. Vamos andando pausadamente y con calma a través del camino de baldosas (amarillas, que raro, ¿no?

-No sé si entrar ahí. Cruzarme con 3 elfos ya ha sido suficiente. –salto yo
-Pues entonces cuando entres… -añade un ya (curiosamente) ebrio Ulbar, riendo.
Uno de los guardias me mira de reojo al cruzar las puertas, no puedo evitar sonreír al pensar en mi orde lleno de nuevo gracias a su ron.
Entaguas nos guía a través de la ciudad hasta que nos paramos ante una construcción elfica, el cuartel. Entaguas, nos deja un momento para hablar con su superior. Yo me siento en el suelo y espero. Al poco, vuelve con su superior, que pregunta al grupo:
-Vosotros, ¿conocéis el camino hacia Gondor? –dice, secamente.
-Maese Ulbar y yo somos del reino de Gondor, señor. –responde Îbal.
-Estupendo. Vais a ir ahora mismo camino a Gondor. Os daré unos caba….
¿Caba? ¿Caba? Hay que ver... caballos, ahora que acabamos de llegar dse un viaje más largo que un dia sin pan, nos da caballos. Es que sólo a un elfo se le puede pasar por la cabeza semejante temeridad. Por suerte, mi amigo Ulbar interviene.
-Sí, sí, pero antes disculpe. Tengo que hacer con mis camaradas una visita turístico-tabernera por la ciudad. Denos un día.
-No puedo. No hay tiempo. –dice el general.
-Bueno, pues una docena de cervecillas rápidas y me tiene aquí fresco, bueno fresco, preparado para cabalgar. –suplico yo.
-Está bien, pero dense prisa –dice el elfo, al fin.
¡¡Ja!! ¿Prisa? ¡¡Jamás!! Las cosas se hacen con calma y meticulosamente, tal y como es costumbre en mi.
Entaguas sale a la carrera hacia una taberna, yo y Ulbar, como imanes, le seguimos al acto. Los pasos de nuestros amigos se acercan cada vez más...
- ¡Ah! No sabes lo que me apetecía una buena cerveza - le digo a Ulbar, con mi sexta jarra en la mano.- Hace meses que no visito una taberna.
- Pues yo no me quedo corto, ¡¡Jajajaja!! -¿de que se reirá este?- Venga, maese enano, pidénos una ronda a todos.
- ¡Sí, vamos, ve a la barra! - intervienen los demás.- Si es que puedes, claro.
¿Acaso se atreven a cuestionar mi resistencia ante el alcohol? No es normal solo llevo seis (

- Bien, lo haré. Para que luego no digáis que no me atrevo a las cosas de mi altura.
- Esta bien, Miquel, no vale pedirselo a la camarera, ¡¡a la barra!!
Bah. Me levanto de la silla y me dirijo a la barra. Obviamente no llego, y la tabernera no me ve. Un tipo alto que está a mi lado me dice:
- ¿Te has perdido, majete?
¿Majete?
- No, gordo.
- Eh, pequeñin, a la gente grande se les trata con respeto.
Se acerca un paso más hacia mi, agarro mi hacha y la dejo en el suelo. Él se sobresalta y me lanza un puño, que no logro esquivar del todo y me gira la cara.
Mmmmhh... Ya veo.... me preparo para darle un puñetazo en la entrepierna con todo mi poder, cuando una espada se claba en la pared de la barra, entre los dos.
- Si quieres darle al señor enano - dice Ulbar acercandose hacia aquí - Ponte a la cola.
- ¿ A la cola? Esperate que me cargo a este y vengo por tí!
- ¡Jajajajaja!- Su risa no dura mucho, un tipo le sujeta el hombro por detrás con fuerza y el cuello. El se gira y le da un puñetazo en la cara. ¡Buen golpe!
A partir de eso, la taberna entera explota y muchos se levantan y se pegan entre ellos. Nuestro grupo sigue sentado en la mesa, pero Aravir está al lado del pasillo, y Entaguas está peligrosamente cerca de la ventana.
MUAHAHAHAHAA
Jejeje, perdón por la ausencia, espero que no vuelva a pasar.
Me encuentro mal,
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!