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Ver tema#451 Respondiendo a: Entaguas
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Qué mareo... qué dolor de cabeza... por Eru... aunque no era la primera vez que salía volando…
Y es que aquel vuelo no me había sentido demasiado bien, aunque como recompensa tenía un gran barril de cerveza. Tenía un dolor inmenso de cabeza y estaba muy confuso. De hecho, apenas creía ver b...
Narración 14
Las Colinas Lejanas se alzaban delante del grupo, pero no tardaron mucho en aproximarse a ellas y comenzaron a atravesarlas. La orografía no era excesivamente escarpada y avanzaban sin dificultad. Además, el camino más recto sólo les obligaba a tener que atravesar unos kilómetros por la pendiente, así que básicamente rodearon el conjunto de elevaciones. Durante el camino se sucedían las bromas, aunque las pausas no eran prolongadas durante el día, y algunas noches seguían cabalgando en la oscuridad. Ulbar señaló al alba del tercer día de marcha las Quebradas Blancas. Tras esta cadena montañosa debería encontrarse el largo camino, aunque casi recto y practicable. Ese día cruzaron las montañas, y tras bajar por la falda de las montañas, divisaron las fértiles tierras de la Comarca, poblada por los hobbits, más bajos incluso que un enano. Casi ninguno de los integrantes del grupo había tenido la oportunidad de ver un hobbit, ya que las historias contaban que eran muy escurridizos, aunque se decía también que no eran superados en puntería con proyectiles como piedras, aunque su fama provenía sobre todo de la hierba para pipa que cultivaban en los verdes campos. Junto al camino que transitaban, de muy reducido tamaño y de puertas redondas y acordes con las dimensiones del pequeño edificio. Decidieron entrar, sólo para probar quizá algún plato típico o quizás degustar una cerveza con un sabor diferente a la de Mithlond, por hacer inocentes comparaciones. Inclinándose para entrar por la puerta, excepto Miquel, entraron en la estancia, doblados por la cintura. Había unos 5 de aquellos hobbits, que les miraron con cara desconfiada durante un instante, y luego volvieron a sus asuntos. Degustaron todos la deliciosa cerveza que un viejo hobbit, el tabernero, les tuvo que traer en 3 viajes, ya que sus pequeñas manos no le permitían abarcar con firmeza todas las jarras. Ulbar y Miquel miraban con cierto aire de sorna el reducido tamaño de las jarras. El tabernero iba a hacer su agosto aquella noche, si transcurría pacíficamente.
Dejo final abierto pa que podáis seguir algo más jejeje. Bueno, saludos.
Las Colinas Lejanas se alzaban delante del grupo, pero no tardaron mucho en aproximarse a ellas y comenzaron a atravesarlas. La orografía no era excesivamente escarpada y avanzaban sin dificultad. Además, el camino más recto sólo les obligaba a tener que atravesar unos kilómetros por la pendiente, así que básicamente rodearon el conjunto de elevaciones. Durante el camino se sucedían las bromas, aunque las pausas no eran prolongadas durante el día, y algunas noches seguían cabalgando en la oscuridad. Ulbar señaló al alba del tercer día de marcha las Quebradas Blancas. Tras esta cadena montañosa debería encontrarse el largo camino, aunque casi recto y practicable. Ese día cruzaron las montañas, y tras bajar por la falda de las montañas, divisaron las fértiles tierras de la Comarca, poblada por los hobbits, más bajos incluso que un enano. Casi ninguno de los integrantes del grupo había tenido la oportunidad de ver un hobbit, ya que las historias contaban que eran muy escurridizos, aunque se decía también que no eran superados en puntería con proyectiles como piedras, aunque su fama provenía sobre todo de la hierba para pipa que cultivaban en los verdes campos. Junto al camino que transitaban, de muy reducido tamaño y de puertas redondas y acordes con las dimensiones del pequeño edificio. Decidieron entrar, sólo para probar quizá algún plato típico o quizás degustar una cerveza con un sabor diferente a la de Mithlond, por hacer inocentes comparaciones. Inclinándose para entrar por la puerta, excepto Miquel, entraron en la estancia, doblados por la cintura. Había unos 5 de aquellos hobbits, que les miraron con cara desconfiada durante un instante, y luego volvieron a sus asuntos. Degustaron todos la deliciosa cerveza que un viejo hobbit, el tabernero, les tuvo que traer en 3 viajes, ya que sus pequeñas manos no le permitían abarcar con firmeza todas las jarras. Ulbar y Miquel miraban con cierto aire de sorna el reducido tamaño de las jarras. El tabernero iba a hacer su agosto aquella noche, si transcurría pacíficamente.
Dejo final abierto pa que podáis seguir algo más jejeje. Bueno, saludos.

"La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre" -Friedrich Nietszche.