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Ver tema#463 Respondiendo a: Aravir
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El conjuro fue demasiado efectivo, el edificio consiguió apagarse, pero ahora nos veíamos envueltos en una batalla en la que tenias una visibilidad muy pobre y el terreno lleno de agua y barro dificultaba los movimientos en el combate. Mientras avanzaba hacia Miquel y Namsis, pude encontrar...
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Poco después de que la lluvia arreciara consumiendo las llamas del edificio, empiezo a sentir que las fuerzas me abandonan. Termino por caer de rodillas en el suelo embarrado mientras resoplo con dificultad. En un momento perdi de vista Findon, hasta que de pronto noto como Miquel me agarra de brazo y me arrastra hasta la parte posterior de una carreta para cubrirnos. Aún inclinada, sirviendome de la vara para sujetarme, llegan a nuestros oídos los gritos y los aceros chocando de nuestros compañeros.Levanto los ojos observando la fuerte lluvia que todavía perdura.Una vez empezada no puede detenerse, pienso. Poco a poco empiezo a recuperarme, casi en el mismo momento en que se oyen las risas de burla de los orcos apagadas por nuevos y claros gritos.-¡La comarca!. ¡Por la comarca!.
Levanto la vista hacia el señor enano que estaba observando lo que ocurría. Una sonrisa aparece en su rostro. Me incorporo para poder ver yo también. Allí contemplo a Ulbar, a la cabeza de un batallón de medianos portando en sus manos palos, cuchillos e incluso algunas simplemente con los puños. En otro rapido vistazo, distingo las figuras de Aravir, Îbal y Entaguas que han conseguido reagruparse y cerca de ellos, hay otra figura que se arrastra por el fango con bastante dificultad.
Poco tiempo depués dos arqueros, que reconozco como Îbal y Findon, lanza sus flechas y como si esa fuera la señal el batallon de medianos se lanza valientemente contra los orcos acompañados por lo demás.
- Vámonos, ya hemos perdido suficiente tiempo.- le susurro a Miquel al tiempo que me miraba.
- ¡Jajajajaja! ¡Tu lo has dicho!- responde él con ansías.
Cada uno sale por un lado de la carreta y nos unimos a la batalla. Como hice en otras ocasiones, al primer orco que levanta su cimitarra contra mi, interpongo la vara para detener su ataque y enseguida la hoja de la espada atraviesa su repugnante cuerpo. Me giro casi de inmediato para encontrar un nuevo enemigo, éste recibe un fuerte golpe de la vara en toda la cara y pierde el equilibrio. De nuevo mi espada sega parte de su brazo y luego la incrusto en el pecho aprovechando que esta en suelo, acabando el gorgoteo de dolor del orco.
Al instante tengo dos nuevos orcos frente a mi. Esquivo como puedo sus ataques, y consigo herir a uno en el muslo que retrocede, el otro consigue bloquear mis golpes, hasta que no puede evitar acabar en el suelo como los anteriores.Pero entonces Siento un dolor en la mano , y al momento la calidez de mi sangre. Otro orco había aparecido entre el caos, ni siquiera la habia visto llegar. El corte no es profundo, pero me obliga a saltar la espada. Retrocedo para evitar otro ataque, tropezando con un cuerpo inerte. El orco levanta su espada dispuesto a quitarme del medio y en rapido movimiento empuño la daga que llevaba oculta en mi bota, clavándola con todas mis fuerzas en su estomago. El orco se queda de pie unos segundos casi ahogandose con su propia sangre. Me incorporo, empujando más la empuñadura hasta que cae muerto. Recogo mi espada del suelo y me lanzo contra los enemigos, cada vez menos, que aún quedan en pie.
Por fin la lluvia comenzó a amainar. La tierra estaba cubierta por los cadavares de los orcos sin que ninguno quedara con vida. Me reuno de nuevo con mis compañeros. Todos estamos empapados,cubiertos de barro y jadeando. Entaguas examina a Findon, quien al parecer a resultado herido de gravedad y parece tener problemas para mantenerse en pie.
- Se repondrá creo.- Dijo el elfo- Si conseguimos algunas vendas.
Miquel y Aravir también están heridos, aunque el señor enano parece más entristecido por la perdida de su cantimplora, ahora sin una gota de vino.
Mientras Aravir apilaba los cadaveres, Îbal, Entaguas y yo trasladamos a Findon hasta una de casas para curar su herida. Ulbar y Miquel siguen a unos medianos, bastante alegres por lo que veo. Curioso pueblo, de gente pequeña ...pero valientes sin duda, pienso para mi mientras caminamos.
Poco después de que la lluvia arreciara consumiendo las llamas del edificio, empiezo a sentir que las fuerzas me abandonan. Termino por caer de rodillas en el suelo embarrado mientras resoplo con dificultad. En un momento perdi de vista Findon, hasta que de pronto noto como Miquel me agarra de brazo y me arrastra hasta la parte posterior de una carreta para cubrirnos. Aún inclinada, sirviendome de la vara para sujetarme, llegan a nuestros oídos los gritos y los aceros chocando de nuestros compañeros.Levanto los ojos observando la fuerte lluvia que todavía perdura.Una vez empezada no puede detenerse, pienso. Poco a poco empiezo a recuperarme, casi en el mismo momento en que se oyen las risas de burla de los orcos apagadas por nuevos y claros gritos.-¡La comarca!. ¡Por la comarca!.
Levanto la vista hacia el señor enano que estaba observando lo que ocurría. Una sonrisa aparece en su rostro. Me incorporo para poder ver yo también. Allí contemplo a Ulbar, a la cabeza de un batallón de medianos portando en sus manos palos, cuchillos e incluso algunas simplemente con los puños. En otro rapido vistazo, distingo las figuras de Aravir, Îbal y Entaguas que han conseguido reagruparse y cerca de ellos, hay otra figura que se arrastra por el fango con bastante dificultad.
Poco tiempo depués dos arqueros, que reconozco como Îbal y Findon, lanza sus flechas y como si esa fuera la señal el batallon de medianos se lanza valientemente contra los orcos acompañados por lo demás.
- Vámonos, ya hemos perdido suficiente tiempo.- le susurro a Miquel al tiempo que me miraba.
- ¡Jajajajaja! ¡Tu lo has dicho!- responde él con ansías.
Cada uno sale por un lado de la carreta y nos unimos a la batalla. Como hice en otras ocasiones, al primer orco que levanta su cimitarra contra mi, interpongo la vara para detener su ataque y enseguida la hoja de la espada atraviesa su repugnante cuerpo. Me giro casi de inmediato para encontrar un nuevo enemigo, éste recibe un fuerte golpe de la vara en toda la cara y pierde el equilibrio. De nuevo mi espada sega parte de su brazo y luego la incrusto en el pecho aprovechando que esta en suelo, acabando el gorgoteo de dolor del orco.
Al instante tengo dos nuevos orcos frente a mi. Esquivo como puedo sus ataques, y consigo herir a uno en el muslo que retrocede, el otro consigue bloquear mis golpes, hasta que no puede evitar acabar en el suelo como los anteriores.Pero entonces Siento un dolor en la mano , y al momento la calidez de mi sangre. Otro orco había aparecido entre el caos, ni siquiera la habia visto llegar. El corte no es profundo, pero me obliga a saltar la espada. Retrocedo para evitar otro ataque, tropezando con un cuerpo inerte. El orco levanta su espada dispuesto a quitarme del medio y en rapido movimiento empuño la daga que llevaba oculta en mi bota, clavándola con todas mis fuerzas en su estomago. El orco se queda de pie unos segundos casi ahogandose con su propia sangre. Me incorporo, empujando más la empuñadura hasta que cae muerto. Recogo mi espada del suelo y me lanzo contra los enemigos, cada vez menos, que aún quedan en pie.
Por fin la lluvia comenzó a amainar. La tierra estaba cubierta por los cadavares de los orcos sin que ninguno quedara con vida. Me reuno de nuevo con mis compañeros. Todos estamos empapados,cubiertos de barro y jadeando. Entaguas examina a Findon, quien al parecer a resultado herido de gravedad y parece tener problemas para mantenerse en pie.
- Se repondrá creo.- Dijo el elfo- Si conseguimos algunas vendas.
Miquel y Aravir también están heridos, aunque el señor enano parece más entristecido por la perdida de su cantimplora, ahora sin una gota de vino.
Mientras Aravir apilaba los cadaveres, Îbal, Entaguas y yo trasladamos a Findon hasta una de casas para curar su herida. Ulbar y Miquel siguen a unos medianos, bastante alegres por lo que veo. Curioso pueblo, de gente pequeña ...pero valientes sin duda, pienso para mi mientras caminamos.
"He gleams like a star
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas