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Entaguas
Entaguas
Desde: 21/04/2005

#470 Respondiendo a: gandalf el beis

Acción

Caminaba hacia a Gondor, en busca de luchadores experimentados, siempre por los bordes del camino.
-Aiho, aiho, vamos a trabaj…-entonces vi un grupo, con un elfo (noooooo) y un enano, entre otros. Entré al camino. Los saludé con la mano y me acerqué a ellos- Permitidme que me presente… mi n...

Acción

El cuerpo de Îbal fue transportado a la pila funeraria, junto al cuerpo de otros hobbits fallecidos. Su capa grisácea, fue lavada(los pobres hobbits acabaron exhaustos tras tanto frotar ). Sin embargo, en un instinto, preferí que no ardiera en las cenizas, y quedarme aquella capa grisácea como recuerdo del que antes, luchaba y bebía entre nosotros cual hermano.
El silencio era total. Solo algunas aves carroñeras se oían en las afueras, donde los cadáveres de los orcos yacían sin vida alguna.
Que tanto. Pero que se podía hacer. La vida está llena de desgracias...
Nuestra moral estaba muy abajo; perder a un compañero, era algo duro, algo a lo que esperabamos no enfrentarnos nunca.
- Al menos murió como un valiente- susurré, pues estaba tan triste que apenas podía elevar mucho la voz.
Desgraciadamente, seguimos el camino. Hubieramos preferido calmar nuestras penas con algún licor alcohólico, dar la bienvenida quizás a algun nuevo acompañante entre risas, y beber en honor de nuestro difunto amigo. Pero seguimos en silencio, casi nadie hablaba algo, solo el señor enano rompía el silencio provocado por las más amargas de las penas, con sus andares torpes.
- Ten cuidado, chiquitín, no te vayas a caer- le dije.
El señor enano gruñó y tropezó, cayendo en frente de una moñiga de caballo.
- Por los pelos, chiquitín, te dije que tuvieras más cuidado .
Tras esto el señor enano gruñó y sorteó con un salto aquella gigantesca moñiga de caballo.
Los días avanzaban lentos, y bromas como estas eran menos infrecuentes de lo que solían ser. Nos faltaba algo que jamás volveríamos a recuperar. Había un vacío en el grupo que quizás no se volviera a llenar.
Entonces, a lo lejos, oí el sonido de algo. Parecía como si un carro lleno de joyas se estuviese moviendo hacia nosotros. Con mi vista élfica, vi que aquello, parecía ser una joyería con patas, barba y ... ¡Ah no! ¡Si es un enano! .
No pude evitar reírme a más no poder, y todo el mundo me miró extrañado de a saber que me estaba riendo.
Aquello era un enano (¡NOOOOO! ¡Que no se una a nuestro grupo, noooo otro enano noooo! ). Por un momento, cuando era visibile a la vista de todos, le comenté a Namsis:
- ¿Eh, y si le robamos y nos vamos? ¡Está cargado de joyas!
- Entaguas, por favor, cómportate o te atizo con la vara- me reprimió ella.
- Bueno, ami no me parece tan mala idea- opinó Ulbar.
Namsis amenazó con la vara una vez más y callamos. Miquel parecía advertir la llegada del enano, muy divertido y contento.
- Vaya, chiquitín, creo que tienes aquí a un nuevo amiguito.
- Grrrr....
Al señor enano no le hacía mucha gracia eso de chiquitín.
En ese momento, aquel enano se presentó. Îbaldoin. Que extraña casualidad. Un extraño impulso anormal me pedía que le diera la capa de nuestro amigo.
Tras esto, el chiquitín le explicó que habíamos perdido a nuestro amigo el beis. Ulbar le dijo que marchábamos a Gondor. Tras esto, Îbaldoin nos miró a cada uno de nosotros.
-¿Podría yo marchar con ustedes, mis señores? Sepan que luché en la batalla de Fornost y no escapé hasta que el rey lo ordenase. Y sepan que soy un noble enano de la bella Khazad-Dum. Y mi martillo estará siempre a disposición de mis compañeros y amigos…
Pero será pedante el tío este. Encima presume de ser buen guerrero. Si es que todos los enanos son igual, creo que Îbaldoin es de aquellos que les gustaría cambiarse de raza en raza cuando tienen miedo de que un orco les haga pupita, ya que los enanos no son tan fuertes como aparentan .
- Por supuesto- dijo Aravir.
Yo le lanzé una mirada asesina a Aravir que no esperaba. Otro enano más, perfecto. De todos modos, aparqué los rencores a un lado y me resigné, como hize ya hace tiempo con el chiquitín.
- Bienvenido, me llamo Entaguas- me presenté cortesmente a aquella cosa que no sabía si era enano o simplemente una joyería con patas - soy un aguerrido elfo de los Noldor, hace tiempo estaba en los Puertos Grises...
- Aunque entre nosotros puede llamarle, señor elfo volador- le dijo Ulbar, y todo el grupo estalló en carcajadas.
- Sí, aqui excepto Namsis, nadie está cuerdo. El señor pelirrojo es Ulbar, un gondoriano adicto a la bebida. Namsis aunque parezca ser la más normal, ten cuidado o te atizará con su vara dejándote un chichón del tamaño de un hobbit. A mi lado está nuestro particular señor enano, el chiquitín, también algo adicto a la bebida y un poco bestia. Luego esta Findon, nuestro heroico líder con mapa, y Aravir, nuestro principito con problemas de inestabilidad. Y yo claro, un elfo volador. ¿Extraño grupo, no?
Tras esto, Îbaldoin se queda impresionado y con la boca abierta ante la bienvenida y la presentación que le he hecho.
- Sin duda, una presentación muy acertada- dijo Namsis sonriente.
¡Oh Orofarnë, Lassemista, Carnimirië!
¡Oh hermoso fresno, sobre tu cabellera qué hermosas son las flores!
¡Oh fresno mío, te vi brillar en un día de verano!
Tu brillante corteza, tus leves hojas, tu voz tan fresca y dulce:
¡qué alta llevas en tu cabeza la corona de oro rojo!
Oh fresno muerto...