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Ver tema#474 Respondiendo a: Namsis
Acción
Los cuerpos apilados de nuestro compañero Îbal y los hobbits caídos comenzaban a consumirse con el fuego. Los rostros de cada uno eran iluminados por las llamas donde se reflejaba la congoja por la perdida de un valiente camarada. Así le dimos nuestro último adiós, quietos y guardando un p...
Acción
El fuego... me parece extraño que Îbal, el alegre Îbal, se haya ido para siempre. Cuando empezamos esta aventura, en las no tan lejanas tierras de Fornost, gozábamos del empeño suficiento como para vencer un ejército. Pero ahora... ahora un buen compañero se reúne con sus antepasados. Aunque tampoco lo conocía tan bien, me rompe el corazón tener que decir adiós a alguien como él, pero sea como sea, murió de la forma más noble posible, y será recordado como el heroe que fue.
Maldiciendo para siempre a la raza de los orcos, presto atención a la escena: los pequeños cuerpos medianos rodean el suyo, consumiendose. El día está avanzado, y hace frío pero, aún así, todos aguardamos en silencio.
-Al menos murió como un valiente. - susurra Entaguas.
-Murió cumpliendo con su deber. No olvidemos que fue, hasta el final, un soldado de Gondor. –comenta Ulbar- Pero tened esperanza. Pues nada es eterno. Llegara el día de la Dagor Dagorath y en ese día, todos caminaremos de nuevo sobre la tierra para enviar definitivamente a la oscuridad a los abismos insondables.
Normal o no, las palabras de mi amigo me hacen comprender algo: con paciencia, sí, mucha paciencia, veremos las cosas que nos gustarían ver de nuevo, incluido a nuestro compañero caído.
Cuando el fuego cesa, el elfo coje la limpia capa beis de Îbal, y Aravir sus armas, colocandolas en el caballo con la esperanza de devolverlas a su ciudad natal.
Las llamas se extinguieron, Entaguas tomo la capa de îbal ahora limpia. Yo cogí sus armas y las coloque en la montura, quien sabe, si nuestro destino era seguir con vida quizás podría devolverlas al lugar donde había vivido Îbal.
-Adelante, debemos continuar. – dice Findon, rompiendo el silencio. Por muy despiadas que parezcan sus palabras, él explorador está en lo cierto, no debemos perder un minuto, porque nuestra misión es importante, demasiado como para retrasarnos aún más.
Tras pocos días de penosa marcha, Entaguas rompe en carcajadas. Y yo, molesto, le grito:
-Ya esta. Tenia que pasar. El elfito volador ha perdido los nervios.- pese a mi reacción, es obvio que me alegra volver a oír el sonido de la risa en tan apenados oídos. Al no parar Entaguas de reírse, me adelanto un paso y miro al frente.
¡¡Oh!! ¡¡Una enana!! Por fin encontramos a alguien digno: con sus joyas, con su nariz, con su barba...¿Barba? ¡Las mujeres de la realeza no portan barba! Y ese pelo... ¡¡Es un hombre!! ¿Pero que demonios hace un enano vestido de enana?
Intentando olvidar por un momento su aspecto, presto atención a sus acciones.
Avanza a paso firme hacia nuestra posición, pero al darse cuenta de nuestra presencia, para en seco.
-¡Eh!, ¿y si le robamos y nos vamos?. ¡Esta cargado de joyas!.- dice el elfo
-Entaguas, por favor, compórtate o te atizo con la vara. –dice Namsis, en ese momento Ulbar se acerca y dice:
-Bueno, a mi no me parece tan mala idea.
Namsis se limita a amenazarle con su vara a pilas.
-¡Calma!, solo era una opción.- dice Ulbar sonriendo mientras s apartaba con rapidez.
Entonces, llega el enano, envestido con ropas rojas y escarlatas. ¡¡Buaaarrrghh!!
- Permitidme que me presente… mi nombre es Îbaldoin, a vuestro servicio. Parecen un tanto tristes señores, ¿un mal día?
-Una mala semana. –respondo. - en realidad, perdimos uno de nuestros compañeros en una aldea mediana.
-¿Hacia donde marchan?. – continua el extravagante enano, evitando hablar del muerto.
-Hacia Gondor. Gondor es nuestro destino.- responde esta vez Ulbar.
...
Bueno, al parecer tenemos un nuevo compañero, y además es una enano. Sí, una enano. Pues a esta conclusión he llegado: vistes como un enano y eres enano: un enano. Vistes como una enana y eres enano: una enano. Pero bueno, seguiré pensando en las posibilidades. He de reconocer que la llegada de este Îbaldoin me ha alegrado los ánimos. Y cuando yo tengo los ánimos altos, suelo matar orcos. Eso es bueno. Oh, sí, muy bueno.
- ¡En marcha!. ¡Quiero llegar hasta el vado de Sarn esta misma noche!. ¡No perdamos mas tiempo!.- brama Findon, una vez hechas las presentaciones.
¡Je! Nos vamos ya. Y yo me voy con Namsis.
El fuego... me parece extraño que Îbal, el alegre Îbal, se haya ido para siempre. Cuando empezamos esta aventura, en las no tan lejanas tierras de Fornost, gozábamos del empeño suficiento como para vencer un ejército. Pero ahora... ahora un buen compañero se reúne con sus antepasados. Aunque tampoco lo conocía tan bien, me rompe el corazón tener que decir adiós a alguien como él, pero sea como sea, murió de la forma más noble posible, y será recordado como el heroe que fue.
Maldiciendo para siempre a la raza de los orcos, presto atención a la escena: los pequeños cuerpos medianos rodean el suyo, consumiendose. El día está avanzado, y hace frío pero, aún así, todos aguardamos en silencio.
-Al menos murió como un valiente. - susurra Entaguas.
-Murió cumpliendo con su deber. No olvidemos que fue, hasta el final, un soldado de Gondor. –comenta Ulbar- Pero tened esperanza. Pues nada es eterno. Llegara el día de la Dagor Dagorath y en ese día, todos caminaremos de nuevo sobre la tierra para enviar definitivamente a la oscuridad a los abismos insondables.
Normal o no, las palabras de mi amigo me hacen comprender algo: con paciencia, sí, mucha paciencia, veremos las cosas que nos gustarían ver de nuevo, incluido a nuestro compañero caído.
Cuando el fuego cesa, el elfo coje la limpia capa beis de Îbal, y Aravir sus armas, colocandolas en el caballo con la esperanza de devolverlas a su ciudad natal.
Las llamas se extinguieron, Entaguas tomo la capa de îbal ahora limpia. Yo cogí sus armas y las coloque en la montura, quien sabe, si nuestro destino era seguir con vida quizás podría devolverlas al lugar donde había vivido Îbal.
-Adelante, debemos continuar. – dice Findon, rompiendo el silencio. Por muy despiadas que parezcan sus palabras, él explorador está en lo cierto, no debemos perder un minuto, porque nuestra misión es importante, demasiado como para retrasarnos aún más.
Tras pocos días de penosa marcha, Entaguas rompe en carcajadas. Y yo, molesto, le grito:
-Ya esta. Tenia que pasar. El elfito volador ha perdido los nervios.- pese a mi reacción, es obvio que me alegra volver a oír el sonido de la risa en tan apenados oídos. Al no parar Entaguas de reírse, me adelanto un paso y miro al frente.
¡¡Oh!! ¡¡Una enana!! Por fin encontramos a alguien digno: con sus joyas, con su nariz, con su barba...¿Barba? ¡Las mujeres de la realeza no portan barba! Y ese pelo... ¡¡Es un hombre!! ¿Pero que demonios hace un enano vestido de enana?
Intentando olvidar por un momento su aspecto, presto atención a sus acciones.
Avanza a paso firme hacia nuestra posición, pero al darse cuenta de nuestra presencia, para en seco.
-¡Eh!, ¿y si le robamos y nos vamos?. ¡Esta cargado de joyas!.- dice el elfo
-Entaguas, por favor, compórtate o te atizo con la vara. –dice Namsis, en ese momento Ulbar se acerca y dice:
-Bueno, a mi no me parece tan mala idea.
Namsis se limita a amenazarle con su vara a pilas.
-¡Calma!, solo era una opción.- dice Ulbar sonriendo mientras s apartaba con rapidez.
Entonces, llega el enano, envestido con ropas rojas y escarlatas. ¡¡Buaaarrrghh!!
- Permitidme que me presente… mi nombre es Îbaldoin, a vuestro servicio. Parecen un tanto tristes señores, ¿un mal día?
-Una mala semana. –respondo. - en realidad, perdimos uno de nuestros compañeros en una aldea mediana.
-¿Hacia donde marchan?. – continua el extravagante enano, evitando hablar del muerto.
-Hacia Gondor. Gondor es nuestro destino.- responde esta vez Ulbar.
...
Bueno, al parecer tenemos un nuevo compañero, y además es una enano. Sí, una enano. Pues a esta conclusión he llegado: vistes como un enano y eres enano: un enano. Vistes como una enana y eres enano: una enano. Pero bueno, seguiré pensando en las posibilidades. He de reconocer que la llegada de este Îbaldoin me ha alegrado los ánimos. Y cuando yo tengo los ánimos altos, suelo matar orcos. Eso es bueno. Oh, sí, muy bueno.
- ¡En marcha!. ¡Quiero llegar hasta el vado de Sarn esta misma noche!. ¡No perdamos mas tiempo!.- brama Findon, una vez hechas las presentaciones.
¡Je! Nos vamos ya. Y yo me voy con Namsis.
Me encuentro mal,
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!
por favor, llevadme a un bar.
Yo no me encuentro nada bien,
Llevadme a mí también.
Sé de un lugar donde hacen una poción
que da fuerza al espíritu, enaltece el corazón.
¡¡Alza tu cerveza, brinda por la libertad, bebe y vente de fiesta, el infierno es este bar!!