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Ver tema#479 Respondiendo a: gandalf el beis
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Oh... ¿por que tendremos que ir en estos bichos?¿por que tendrán que destrozarte la entrepierna?...
Bueno, el caso es que entre esos pensamientos ibamos galopando hasta llegar al vado. Y bajamos de las monturas para comer algo. ¿Sed? pero si está bebiendo agua...-pienso- Acabaramos...
Sig...
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De nuevo sobre nuestras monturas cabalgábamos desde el amanecer hasta el anochecer deteniéndonos solo lo necesario. Llegamos hasta el vado de Sarn cuando un sol que apenas calentó ese día se oculto en horizonte. Allí hicimos un corto pero merecido alto para descansar y comer. Oigo las bromas entre Entaguas y Ulbar, hasta que éste último se dirige a mí.
- ¡Eh!, esa vara tuya es multiusos, ¿verdad? Podrías intentar convertir algo de agua en vino, ¿no?
…¿qué convierta el agua en vino? Faltaría más y de paso por que no hago que llueva oro…lo que me faltaba por oír.
-Si claro. Y si quieres, te hago cierto tipo de baile para evitarte el aburrimiento mientras cenas.- me limito a responder con sarcasmo.
Tras esto interviene Aravir que le previene (bien hecho), entre tanto que Findon nos apremia para continuar con nuestro camino. Mientras me pongo en pie escucho lo de “vara multiusos”, - Bah, estos son los clásicos delirios del principio de la abstemia.- lo digo en voz alta, pero con el estruendo de nuestros dos señores enanos recogiendo sus posesiones nadie consigue oírme. Cruzamos el vado atados con cuerdas para no perdernos en la oscuridad de la noche y sin más problemas reprendimos la marcha durante varios días más hasta que ante nosotros aparece lo que fue la ciudad de Trabad. Bueno, mejor dicho sus ruinas. El soldado de Gondor nos alerta de los posibles peligros, pero gracias a la vista elfica de Entaguas podemos continuar asegurándonos de que por aquel momento no había peligro.
A medida que avanzamos un silencio perpetuo y la niebla nos envuelven, y solo se oye los graznidos de un cuervo y el chapoteo que producen los caballos. Aquel silencio parecía mantenernos alerta y de pronto Entaguas grito:
-¡Atencion!. ¡Distingo unas figuras entre la niebla.
Rápidamente las armas son empuñadas, y Findon y Aravir toman sus arcos dispuestos a disparar. Al principio ninguno menos el elfo consigue descifrar nada entre la bruma, hasta que una figura empieza a realzarse. Su forma fantasmal dejaba ver su delgadez. Precia un cuerpo demacrado aunque apenas podía describirlo. Esperaba sentir la misma sensación de cuando fuimos atacados por el Tumulario pero al contrario, casi se podía percibir la tristeza que arrastraba como un alma en pena. Alce la voz para detener a Ulbar quien ya se disponía a atacar.
-Tranquilos todos. Parecen tan solo sombras. Quizá sean un eco de los antiguos habitantes de este lugar perturbados por nuestra presencia. ¡No los molestéis!
Todos permanecemos inmóviles hasta que finamente aquella figura desaparece.
-¡Adelante! Ya no se ve nada. – confirma Findon
Así poco a poco continuamos hasta salir de aquellas aguas. En un momento me giro y me parece ver otras figuras enterradas por la niebla, observando como nos alejábamos.
De nuevo sobre nuestras monturas cabalgábamos desde el amanecer hasta el anochecer deteniéndonos solo lo necesario. Llegamos hasta el vado de Sarn cuando un sol que apenas calentó ese día se oculto en horizonte. Allí hicimos un corto pero merecido alto para descansar y comer. Oigo las bromas entre Entaguas y Ulbar, hasta que éste último se dirige a mí.
- ¡Eh!, esa vara tuya es multiusos, ¿verdad? Podrías intentar convertir algo de agua en vino, ¿no?
…¿qué convierta el agua en vino? Faltaría más y de paso por que no hago que llueva oro…lo que me faltaba por oír.

-Si claro. Y si quieres, te hago cierto tipo de baile para evitarte el aburrimiento mientras cenas.- me limito a responder con sarcasmo.
Tras esto interviene Aravir que le previene (bien hecho), entre tanto que Findon nos apremia para continuar con nuestro camino. Mientras me pongo en pie escucho lo de “vara multiusos”, - Bah, estos son los clásicos delirios del principio de la abstemia.- lo digo en voz alta, pero con el estruendo de nuestros dos señores enanos recogiendo sus posesiones nadie consigue oírme. Cruzamos el vado atados con cuerdas para no perdernos en la oscuridad de la noche y sin más problemas reprendimos la marcha durante varios días más hasta que ante nosotros aparece lo que fue la ciudad de Trabad. Bueno, mejor dicho sus ruinas. El soldado de Gondor nos alerta de los posibles peligros, pero gracias a la vista elfica de Entaguas podemos continuar asegurándonos de que por aquel momento no había peligro.
A medida que avanzamos un silencio perpetuo y la niebla nos envuelven, y solo se oye los graznidos de un cuervo y el chapoteo que producen los caballos. Aquel silencio parecía mantenernos alerta y de pronto Entaguas grito:
-¡Atencion!. ¡Distingo unas figuras entre la niebla.
Rápidamente las armas son empuñadas, y Findon y Aravir toman sus arcos dispuestos a disparar. Al principio ninguno menos el elfo consigue descifrar nada entre la bruma, hasta que una figura empieza a realzarse. Su forma fantasmal dejaba ver su delgadez. Precia un cuerpo demacrado aunque apenas podía describirlo. Esperaba sentir la misma sensación de cuando fuimos atacados por el Tumulario pero al contrario, casi se podía percibir la tristeza que arrastraba como un alma en pena. Alce la voz para detener a Ulbar quien ya se disponía a atacar.
-Tranquilos todos. Parecen tan solo sombras. Quizá sean un eco de los antiguos habitantes de este lugar perturbados por nuestra presencia. ¡No los molestéis!
Todos permanecemos inmóviles hasta que finamente aquella figura desaparece.
-¡Adelante! Ya no se ve nada. – confirma Findon
Así poco a poco continuamos hasta salir de aquellas aguas. En un momento me giro y me parece ver otras figuras enterradas por la niebla, observando como nos alejábamos.
"He gleams like a star
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas
And the sound of his horn´s
Like a raging storm
Proudly the high lord
Challenges the doom
Lord of slaves he cries"
"No queda sino batirse"- Quevedo y Villejas