Acción

Mientras mis compañeros socorrían a un enano, yo me dirigí hacia la puerta con la intención de contener a los trasgos que no dejaban de penetrar en el local. Junto a mi había dos elfos fornidos que debían ser los vigilantes del bosque. Yo golpeé a uno de esos trasgos con mi vara y uno de aquellos elfos le asestó una puñalada mortal en el costado.

La confusión iba en aumento mientras el fuego se extendía por la taberna y el humo hacía difícil hasta respirar. El olor a quemado y a sangre parecía avivar a los combatientes que luchaban cada vez de forma más encarnecida.

Justo en ese instante la pared de mi derecha se derrumbó y no a causa del fuego, sino por un enorme troll que asomó su cabeza a través del polvo y los escombros. Por el hueco que el troll había dejado entraban cada vez más y más trasgos. Un grupo estaba atacando con flechas al troll que parecía no inmutarse demasiado.

En aquel momento una gran viga de madera cayó del techo ardiendo y aplastando a varias personas que no logré identificar.

-¡Cuidado!¡Las vigas ceden! ¡Salid de ahí!

En ese momento todo el mundo sin distinción se dirigió atropelladamente hacia la calle. La taberna comenzó a desplomarse irremediablemente. Una vez fuera un elfo nos indicó un lugar cercano a donde nos dirigimos para refugiarnos de los trasgos.