Acción

Después de las presentaciones, los que habíamos podido rescatar los macutos pusimos parte de los víveres sobre una manta en el centro del grupo. Mientras saciábamos el hambre y recuperábamos las energías gastadas en la batalla, charlábamos con el fin de amenizar el rato y conocernos mejor.
- ...Pues yo volvía de visitar a mi primo Aegnor que es cortesano en la casa de Thranduil cuando tope con la posada. Mi primo ha cambiado bastante, de ser un taimado joven sediento de aventurillas a pasado a ser un manso pasmarote sin sangre presto a satisfacer los caprichos de su ilustre señor, eso sí, con muy buen porte. Pero yo ya le digo “primo, te has vuelto un flojo, cualquier día de estos te meto en un saco y te llevo a cazar trolls, mangarrán” ¡y se reía el muy necio! En fin, una lástima... ¿Y a vosotros qué os llevó hasta aquella taberna?- Dije para continuar la conversación.
Cuando se hizo patente el sueño en nuestros rostros opté por recoger ocho ramitas para decidir los turnos de guardia. Me tocó la segunda más corta, por lo que me correspondía el primer turno de guardia en compañía de Abârmil. Una vez fijados los turnos la compañía desenvolvió los sacos y el silencio invadió el lugar, roto de vez en cuando por algún que otro ronquido.