NARRACIÓN

Tres, hombres todos, se sentaron a los lados del aparentemente borracho, dueño del naipe. Dos de ellos gigantescos y oscos sin nada que envidiar a un Uruk. Unfeniön el tercero, andaba muy concentrado en la quinta mano que estaba en juego que a ojo, estaba a su favor ¡No andaba nada mal! y olvido entre los efectos del alcohol aquel encapuchado, que estaba parado detrás de la multitud que rodeaba al montaraz. Con por lo menos diez bolsillos (y al tipo de buena racha) de donde escoger, Findon esperaba que aquel medio elfo que sobresalía de la multitud le quitara los ojos de encima.
En esta tensión, casi una docena de manos habían transcurrido. Sospechosamente inclinadas sobre Unfeniön. Fue cuestión de que ganara de nuevo para que uno de estos gigantes sacara su daga del bolsillo y la atravesara por la mano de Unfeniön gritando:
-Esto no es suerte ¡Maldita escoria! Que te crees haciéndome trampa.
Fue el momento perfecto para que Findon se lanzara sobre su objetivo. Exactamente el movimiento que podría estar esperando el medio elfo de parte del ladrón, dentro de este bar que empezaba a polarizarse en discusiones, unos con el hombre que gritaba del dolor, y otros con aquellos gigantes.
En Edoras, Palmero había tenido que utilizar todo su temple para convencer a sus atacantes sin herirlos o salir herido. No fue tarea difícil y menos cuando se acercaron Burzumgad y Barin a escuchar al orco expresar su indignación a lo que Burzumgad respondió:
- A pesar de la prosperidad y la paz renacida, hallaremos en este viaje a más de uno que recelan de nosotros. No los culpemos, tienen sus motivos, y siglos de prejuicios encima...
Después de despedirse de sus amistades en estos lares de la Tierra Media, partieron a caballo los dos orcos hacia el norte. Tras un corto viaje por las tierras de Rohan, no demoraron en encontrarse en una aldea donde se respiraba la pobreza. Si en Edoras no eran bien vistos, al parecer en esta aldea sí que tenían motivos para odiarlos. Barin les había contado a sus amigos como había escuchado de rumores de orcos reacios a vivir en paz, bajados de las Montañas Nubladas. Éstos habían atacado y desaparecido. Ya llegaba la noche y era hora de descansar. Podían quedarse en una posada o dormir más tranquilos a las afueras…

Off-Topic: Bueno compañeros esto va bastane rápido y ojala siga así... espero sus acciones y sus opiniones sobre la utilización de dados.

Saludos