Ver publicación (Play-By-Post)
Ver tema#274 Respondiendo a: Eldaril
Acción
Después de los agitados días que nos sucedieron , reposábamos en Edoras. Los muchachos lo festejaban en la taberna ,y la felicidad porque todo hubiera " acabado " se manifestaba en sus rostros. Era ya de madrugada cuando las puertas del establecimiento se disponían a cerrar , y a la vez, el...
Acción
En aquel ambiente tan hogareño para mí, con una jarra en la mano y un ojo más entornado que el otro, de pie y posando una de mis botas en una silla, narraba a los recien conocidos camaradas las aventuras vividas en el pasado junto a Burzumgad. Emocionado por la bebida, gestualizaba exageradamente y entonaba nuestras peripecias como si de hazañas épicas se tratara.
-...fue entonces cuando arremetimos contra el Dragón, con el amigo Burzum a la cabeza ¿verdad, compañero?... viérais qué dragón, camaradas... ¡Enorme y fiero como un volcán! Se zarandeaba y reptaba como un lagarto gigante sin darnos cuartel, escupiendo bocanadas de fuego que sumían todo lo que pudiera quedar vivo en derredor en un infierno de humo y tierra crepitante...- Los presentes más ebrios, me miraban boquiabiertos siguiendo cada uno de mis aspavientos. Burzumgad hacía rato que fumaba su pipa con las piernas estiradas sobre un taburete e intervenía en la narración contribuyendo con algún apunte o corrección. Un poco más apartados, Palmero y Unfenion se disputaban el título de mayor bebedor, animados por un corro de entusiasmados parroquianos.- Aquel leviatán esmacoso...digooo...escamoso- proseguí intentando domar mi lengua que, perezosa, le costaba articular- empezó a jadear como un gorrión abatido y, espadas en mano...hip!... nos abalanzamos sobre él y...
-¡Hora de cerrar muchachos!- Dijo el camarero.
Eldaril, elfo de palabra, pagó las rondas y sugirió visitar a Barin en la enfermería sin armar mucho jaleo por el camino, ya que era noche cerrada y seguramente faltaría poco para el amanecer. Unfenion y yo avanzábamos con dificultad, hombro contra hombro.
-¡Me da igual cómo nos encontremos mañana, nos lo hemos ganado!- dicho esto, el montaraz cayó al suelo como un peso muerto, levantándose al rato rechazando cualquier ayuda. Después de la décima caída (en más de una ocasión caí con él), aún aseguraba hayarse en condiciones.
-Mira que eres toduzo, digo...tozudo, com-¡hip!-pañero...
Al llegar a la enfermería, algo más despejados, nos encontramos con Barin y un desconocido (bardo, al parecer) que no tenía pinta de ser del lugar. Nos relató su historia en la que aseguraba haber visto un ejército de importantes dimensiones en Rohan. Los compañeros y yo escuchábamos atentamente, y las nuevas traídas por el recién llegado nos despejó las ideas y las mentes a base de sombrías noticias.
Off topic:
La historia que narro en la taberna es un guiño a una aventura anterior, en la que tuve el gusto de conocer a Burzumgad y a Barin
En aquel ambiente tan hogareño para mí, con una jarra en la mano y un ojo más entornado que el otro, de pie y posando una de mis botas en una silla, narraba a los recien conocidos camaradas las aventuras vividas en el pasado junto a Burzumgad. Emocionado por la bebida, gestualizaba exageradamente y entonaba nuestras peripecias como si de hazañas épicas se tratara.
-...fue entonces cuando arremetimos contra el Dragón, con el amigo Burzum a la cabeza ¿verdad, compañero?... viérais qué dragón, camaradas... ¡Enorme y fiero como un volcán! Se zarandeaba y reptaba como un lagarto gigante sin darnos cuartel, escupiendo bocanadas de fuego que sumían todo lo que pudiera quedar vivo en derredor en un infierno de humo y tierra crepitante...- Los presentes más ebrios, me miraban boquiabiertos siguiendo cada uno de mis aspavientos. Burzumgad hacía rato que fumaba su pipa con las piernas estiradas sobre un taburete e intervenía en la narración contribuyendo con algún apunte o corrección. Un poco más apartados, Palmero y Unfenion se disputaban el título de mayor bebedor, animados por un corro de entusiasmados parroquianos.- Aquel leviatán esmacoso...digooo...escamoso- proseguí intentando domar mi lengua que, perezosa, le costaba articular- empezó a jadear como un gorrión abatido y, espadas en mano...hip!... nos abalanzamos sobre él y...
-¡Hora de cerrar muchachos!- Dijo el camarero.
Eldaril, elfo de palabra, pagó las rondas y sugirió visitar a Barin en la enfermería sin armar mucho jaleo por el camino, ya que era noche cerrada y seguramente faltaría poco para el amanecer. Unfenion y yo avanzábamos con dificultad, hombro contra hombro.
-¡Me da igual cómo nos encontremos mañana, nos lo hemos ganado!- dicho esto, el montaraz cayó al suelo como un peso muerto, levantándose al rato rechazando cualquier ayuda. Después de la décima caída (en más de una ocasión caí con él), aún aseguraba hayarse en condiciones.
-Mira que eres toduzo, digo...tozudo, com-¡hip!-pañero...
Al llegar a la enfermería, algo más despejados, nos encontramos con Barin y un desconocido (bardo, al parecer) que no tenía pinta de ser del lugar. Nos relató su historia en la que aseguraba haber visto un ejército de importantes dimensiones en Rohan. Los compañeros y yo escuchábamos atentamente, y las nuevas traídas por el recién llegado nos despejó las ideas y las mentes a base de sombrías noticias.
Off topic:
La historia que narro en la taberna es un guiño a una aventura anterior, en la que tuve el gusto de conocer a Burzumgad y a Barin

-Si, es cierto- dijo la primera Voz. -Creo que deberíamos dar un nombre a esa comarca. ¿Cual sugiere?
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...
- El Maletero se encargó de ello hace ya algún tiempo- dijo la segunda voz. - El tren de Niggle-Parish está a punto de salir: eso es lo que ha venido gritando durante años. Niggle-Parish. Le...