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Ver tema#277 Respondiendo a: burzumgad
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No bien Unfeniön me leyó la nota, los compañeros dieron gritos de ira, aún los que aún estaban algo "volteados" por el exceso de babidas. Palmero dio un paso al frente y sacó su arma.
- Sospeché que algo se tramaba en mi contra al solo descubrir la presencia del tal Sgronak- expliqué a to...
Acción
La noche en la taberna había sido divertida, había que reconocerlo, y cuando nos ibamos a ir me hice el sueco, hablando con el medio-elfo, que era el único que tenía algo de mi aprecio en realidad, pues el elfo me parecía algo señoritinga, el montaraz algo inútil y los orcos... bueno no había tratado mucho con ellos. Charlaba con Inglor acerca de las batallas acaecidas, pero poco a poco la conversación se fue tornando graciosa y empezamos a reír y mentir más de la cuenta.
El elfo se levantó y el tabernero nos echó pues ya era la hora de cerrar. Mucho dinero tintineaba en la bolsa de nuestro amigo la culo-fino... Seguí a los demás a través de aquella ciudad que quizá tenía un olor peculiar debido a tanto establo y en un edificio nos encontramos con un bardo que estaba inclinado sobre aquel hombre de Rohan que fue herido en la batalla de la que logramos salir más o menos enteros.
Ahora me centraba en escudriñar cada detalle. Había bastante borracho por las calles, pero no todos estaban igual de ebrios. Vi alguna mirada furtiva hacia nosotros, pero ninguno parecía capaz de atacar a un grupo tan relativamente grande. El montaraz salió fuera de aquel edificio, que parecía la enfermería, y fuera escuché ruidos de pelea. No le di importancia, se estaría peleando él mismo luchando por sobrevivir a la borrachera.
Tras un rato volvió con las manos manchadas de sangre y con una especie de carta, en las que se daba recompensa por nuestras cabezas. A mí me llamaban "escurridizo ladrón". Desenfundé la daga y se la puse en la yugular al montaraz, prohibiendo cualquier movimiento sin riesgo de desangre, y le pregunté:
-¿Quién osa llamarme ladrón? ¿Quién ha escrito eso?
Todos habían quedado callados, pero observé como algunos intentaban tranquilizar el ambiente, pero luego di una palmetada fuerte en el hombro al montaraz y proclamé:
-Escurridizo o no, este ladrón espera que la presa sea rica y que tenga hijas hermosas -tras estas palabras estallé en carcajadas. - Elfo -me dirigí al alto ejemplar elfo algo afeminado - vigila tu bolsa anda, no me tientes, sería más dificil robarle a un ciego.
Luego nos decidimos poner algo más cómodos para debatir sobre el mensaje, mientras yo le decía a Inglor por lo bajini:
-No me dejes beber, ya has visto lo que pasa.
Off topic :
No estaba borracho mientras escribía esto que conste, de hecho estoy en el trabajo :p
La noche en la taberna había sido divertida, había que reconocerlo, y cuando nos ibamos a ir me hice el sueco, hablando con el medio-elfo, que era el único que tenía algo de mi aprecio en realidad, pues el elfo me parecía algo señoritinga, el montaraz algo inútil y los orcos... bueno no había tratado mucho con ellos. Charlaba con Inglor acerca de las batallas acaecidas, pero poco a poco la conversación se fue tornando graciosa y empezamos a reír y mentir más de la cuenta.
El elfo se levantó y el tabernero nos echó pues ya era la hora de cerrar. Mucho dinero tintineaba en la bolsa de nuestro amigo la culo-fino... Seguí a los demás a través de aquella ciudad que quizá tenía un olor peculiar debido a tanto establo y en un edificio nos encontramos con un bardo que estaba inclinado sobre aquel hombre de Rohan que fue herido en la batalla de la que logramos salir más o menos enteros.
Ahora me centraba en escudriñar cada detalle. Había bastante borracho por las calles, pero no todos estaban igual de ebrios. Vi alguna mirada furtiva hacia nosotros, pero ninguno parecía capaz de atacar a un grupo tan relativamente grande. El montaraz salió fuera de aquel edificio, que parecía la enfermería, y fuera escuché ruidos de pelea. No le di importancia, se estaría peleando él mismo luchando por sobrevivir a la borrachera.
Tras un rato volvió con las manos manchadas de sangre y con una especie de carta, en las que se daba recompensa por nuestras cabezas. A mí me llamaban "escurridizo ladrón". Desenfundé la daga y se la puse en la yugular al montaraz, prohibiendo cualquier movimiento sin riesgo de desangre, y le pregunté:
-¿Quién osa llamarme ladrón? ¿Quién ha escrito eso?
Todos habían quedado callados, pero observé como algunos intentaban tranquilizar el ambiente, pero luego di una palmetada fuerte en el hombro al montaraz y proclamé:
-Escurridizo o no, este ladrón espera que la presa sea rica y que tenga hijas hermosas -tras estas palabras estallé en carcajadas. - Elfo -me dirigí al alto ejemplar elfo algo afeminado - vigila tu bolsa anda, no me tientes, sería más dificil robarle a un ciego.
Luego nos decidimos poner algo más cómodos para debatir sobre el mensaje, mientras yo le decía a Inglor por lo bajini:
-No me dejes beber, ya has visto lo que pasa.
Off topic :

"La vida tiene el sentido que nosotros le damos y en ello reside la grandeza del hombre" -Friedrich Nietszche.