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Ver tema#288 Respondiendo a: Findon
Acción.
Parecía que de nuevo empezaba mi cabeza a volver a la realidad... Esto no puede ser... más cerveza... Entonces el elfo, que había estado hablando con varios personajes, no distinguí cuales, se acercó a mí alzando la voz... Que se va a enterar todo el mundo hombre.... me reí entre dientes......
Acción.
-Vamos gandules!!!- grito Findon poco después de decirnos que la ciudad estaba bajo ataque de cientos de soldados.
Rápidamente, me dispuse a coger mi armamento, pero me di cuenta de que no me quedaban flechas. Seguramente la mayoría se quedarían en la armería del campamento de Scara. Así que velozmente, corrí hacia la armería de la guardia de Edoras, dejando atrás la mochila y todo lo que había dentro de ella (excepto el mithril que había en ella, claro esta), llevando tan solo la armadura de cuero, la capa, la espada, el cuchillo (atado poco más debajo de la rodilla) y el arco.
Entre rápidamente a la armería, advirtiendo a todos los guardias que se encontraban en ella que Edoras se encontraba bajo ataque. Estos se dirigieron hacia las murallas de la ciudad para defenderlas. Recorrí rápidamente los pasillos en busca de flechas, hasta que las encontré. Encontré también bastante cerca de estas una extraña espada echa de un acero noble, que tenia grabado en su empuñadura el escudo de la más gloriosa de las naciones de la Tierra Media, Arnor. Así que la cogí, la cambie por la que llevaba conmigo y deje un pequeñísimo cacho de Mithril junto a ella para pagarla, ya que me parecía mal llevármela sin más. Junto a ella, había un escudo, que también tenía el escudo de Arnor grabado, así que también lo cogí.
Tras ello, salí rápidamente de la armería, y me dirigí hacia las murallas. Cerca de ellas me encontré con una mujer aterrorizada de lo que estaba ocurriendo.
-Ahhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!- grito ella.
Me lleve las manos rápidamente a la cabeza, ya que parecía que el dolor no se había terminado de ir. Subí a las murallas por unas escaleras, y empuñe el arco. Muy cerca de mí se encontraba Findon. Saque una flecha, y me dispuse a matar a un fornido soldado, no muy lejano a mí, pero cuando iba a dispararles, comenzó a dolerme la mano izquierda, como no lo hacía desde días atrás en la taberna de Bree.
-Vamos gandules!!!- grito Findon poco después de decirnos que la ciudad estaba bajo ataque de cientos de soldados.
Rápidamente, me dispuse a coger mi armamento, pero me di cuenta de que no me quedaban flechas. Seguramente la mayoría se quedarían en la armería del campamento de Scara. Así que velozmente, corrí hacia la armería de la guardia de Edoras, dejando atrás la mochila y todo lo que había dentro de ella (excepto el mithril que había en ella, claro esta), llevando tan solo la armadura de cuero, la capa, la espada, el cuchillo (atado poco más debajo de la rodilla) y el arco.
Entre rápidamente a la armería, advirtiendo a todos los guardias que se encontraban en ella que Edoras se encontraba bajo ataque. Estos se dirigieron hacia las murallas de la ciudad para defenderlas. Recorrí rápidamente los pasillos en busca de flechas, hasta que las encontré. Encontré también bastante cerca de estas una extraña espada echa de un acero noble, que tenia grabado en su empuñadura el escudo de la más gloriosa de las naciones de la Tierra Media, Arnor. Así que la cogí, la cambie por la que llevaba conmigo y deje un pequeñísimo cacho de Mithril junto a ella para pagarla, ya que me parecía mal llevármela sin más. Junto a ella, había un escudo, que también tenía el escudo de Arnor grabado, así que también lo cogí.
Tras ello, salí rápidamente de la armería, y me dirigí hacia las murallas. Cerca de ellas me encontré con una mujer aterrorizada de lo que estaba ocurriendo.
-Ahhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!- grito ella.
Me lleve las manos rápidamente a la cabeza, ya que parecía que el dolor no se había terminado de ir. Subí a las murallas por unas escaleras, y empuñe el arco. Muy cerca de mí se encontraba Findon. Saque una flecha, y me dispuse a matar a un fornido soldado, no muy lejano a mí, pero cuando iba a dispararles, comenzó a dolerme la mano izquierda, como no lo hacía desde días atrás en la taberna de Bree.
¡De pie, de pie Jinetes de Théoden!
Un momento cruel se avecina: ¡fuego y matanza!
Trepidarán las lanzas, volarán en añicos los escudos,
¡un día de la espada, un día rojo, antes de que llegue el alba!
¡Galopad ahora, galopad! ¡A Gondor!
Théoden a sus hombres, El Reto...
Un momento cruel se avecina: ¡fuego y matanza!
Trepidarán las lanzas, volarán en añicos los escudos,
¡un día de la espada, un día rojo, antes de que llegue el alba!
¡Galopad ahora, galopad! ¡A Gondor!
Théoden a sus hombres, El Reto...