Una analogía

Imaginaos una simple analogía, no del todo aplicable evidentemente, pero se puede abstraer creo yo. En música imaginaos una sinfonía de Beethoven interpretada por...Karajan, o Kleiber, o,........

En muchas de estas interpretaciones se desvirtúan los planteamientos del estilo del autor (cambios en la orquestación, en el tempo) pero que llevan como fin respetar totalmente la intención ÚLTIMA del autor. Y el resultado es magnífico. Muchas veces me ha sucedido que en una sinfonía de Beethoven le meten mucha orquesta, un tempo más lento, fraseo extraño, timbres diferentes, apartado totalmente de la "tradición interpretativa al uso", pero dices: ese es Beethoven, pues ha captado la esencia interior, su verdadera alma, fuera de elementos superfluos que importan sólo relativamente, y que sólo son una herramienta para conseguir eso que el creador alcanzar. Eso es lo que creo que es importante: ir al alma, al interior de Tolkien. Y en eso poco o nada tendrá que ver el que Arwen aparezca 10, o media hora, o que esté en Minas Tirith o no. Si se capta la esencia, la idea, si disfrutamos de la verdad del corazón de Tolkien, poco más nos importará. Lo de Arwen será, pues eso, una mera anécdota.

La verdad estoy un poco cansado del tema, como le ocurre a Aldo. Como sé que será el pan nuestro de cada día voy a recuperar un poco de fuerzas y por ahora me daré unas vacaciones en este tema.

Un abrazo