Por desgracia...

...y como ya he comentado antes ,pocas veces he llorado con un libro. De hecho ninguna. El Señor de los Anillos sólo (qué vergüenza) ha sido motivo de llanto para mí cuando esos malditos niños hobbits de la película perseguían a Gandalf para pedirle un anticipo de lo que sucedería aquella noche..."¡¡Gandalf,Gandalf!!".
Pero con el libro no...creo que me cuesta demasiado despegar los ojos de la línea siguiente. Cuando leo a Tolkien sobrecargo mis ojos, los saturo de información y de belleza, hasta que la única reacción posible es cerrarlos y empezar a soñar.
Otra cosa es la tremenda sensación de vacío que sentí la primera vez en ciertos momentos. Por ejemplo, cuando Sam sube esa colina sin atreverse a mirar atrás, pues ,según sabe, su amigo ha muerto. La sensación de soledad es tremenda.