Esto es interesante...

No suele ser usual que alguien como Malgant o tú, Erenion Gil-Galad, me llame intolerante.
Decidí no volver a mediar en esta clase de conflictos , puesto que, nada más reingresar, originé uno con mi obsesión por el derecho de toda persona a vivir (y a ser tratada) con dignidad...mira tú qué cosas.
Así que, como paladín de los desatendidos, entré a la palestra atacando frontalmente a Malagant.
Entonces me percaté de que su estilo no me decía nada, que conozco demagogos a porrón, y que éste, en particular, no me sorprendía lo más mínimo.
Había una diferencia entre él y yo....Malagant escribe de forma solemne, a trompetazos, como demuestra ese mensaje tan mono que tuviste la bondad de "reeditarnos". No sé si soy el único que se ha fijado en que este texto tan bonito no dice absolutamente nada.
Es malo decirle a Malagant en tono jocoso que se droga, según parece.
Malagant, con una presunción impresionante, nos acusa (a toda una nación) de ciertas taras mentales por algún hecho del pasado, y que por esas taras mentales no contemplamos el esoterismo de la misma forma que vosotros. No sé si se refiere a la dictadura de Franco, que terminó hace casi treinta años (yo tengo 18), o al 12-1 contra Malta, pero...¿qué tendría que ver con el esoterismo?No lo entiendo. Igual es que, según percibe él inconscientemente, el vivir una realidad tan asfixiante te libera la cabeza de gilipolleces. Estoy de acuerdo.Luego, ¿por qué desde Argentina nos llega esta absurda teoría?
No sé dice tantas incongruencias que...
No sé si tenéis Malagant y tú claro lo que sucede en vuestro continente. No sé si sabéis qué es lo que pasa en países como Guatemala o El Salvador. Si teneis claro el obsceno margen de muerte infantil tan sólo en centro-América.(Perdona el tono de ese párrafo, sé que sí lo sabéis,pero es un buen golpe de efecto...jejeje)
Vivís allí , ostias. Sabéis como están los sueldos, cómo la inversión extranjera (la española a la cabeza) va allí a esquilmar vuestra riqueza.
Mi padre es delegado de Cruz Roja Española en Centro América. He viajado (y no precisamente como turista) por toda esta zona.He conocido a hombres que se han visto obligados a decidir entre la vida de su hijo y comprar semillas para comer al siguiente invierno. Y en las márgenes de las carreteras he visto niños de cinco años picando piedra por diez pesetas a la semana.En Guatemala , hasta el año 83, si un finquero mataba a uno de sus trabajadores, no tenía por qué responder ante la ley. Aunque la ley ha cambiado, la cosa sigue igual.
Debo decir,por supuesto, que estoy enamorado de vuestro continente, y que allí he conocido a personas valientes, honradas, dignas...y no eran de sangre real (curioso, Malagant)...
Me parece que tiene un buen lío el que cree en toda esa chorrada del esoterismo viendo toda la mierda que nos rodea, y más si adjudicáis esa creencia en función de la cultura, de la nacionalidad, o de la conciencia histórica de cada ciudadano de cada país.
Siento recurrir a argumentos tán drásticos.
No debato sobre la existencia o no de una paraciencia. Simplemente pregunto, ¿qué interés, qué utilidad tiene, visto lo visto?

Más que duda, siembras desconcierto. A mí quien me siembra dudas, quien me hace pensar es alguien como Ortega, o como Unamuno.

Malagant, sé que no dejará de decir incoherencias sobre la historia española. Primero, tengo que leer a un latinoaméricano alabar a la casa real española.Manda cojones. Después, le leo decir que los españoles estamos tarados por algún hecho histórico traumático.
¿Pero es que nunca va a dejar de airear su ignorancia con respecto a la historia (y realidad)de España?

¿Es normal que el intolerante acuse de intolerancia?
Creo que normal no es, y mucho menos, honrado.
En fin, este mensaje, desde luego, no va a servir para pacificar a nadie.
Pero me escama que alguien diga que no tenemos argumentos cuando no contestamos.
Por cierto, Erenion, de gracias a tus seres cósmicos por el aparente relajamiento de Gwaihir.

Si Gwaihir te contestase como sabe, amiguete, al acabar de leer el mensaje te confundirían con un felpudo.