Las Primeras Aventuras de Cuatro Pequeños Hobbits
Relato de una de las primeras aventuras de Frodo y sus amigos Hobbits en sus años entre la infancia y la adolescencia.
El siguiente es un relato de una de las primeras aventuras de Frodo y sus amigos Hobbits en sus años entre la infancia y la adolescencia. Años en los que ya la amistad formaba entre ellos un fuerte lazo que les ayudaría más adelante a superar las más duras pruebas.
A la distancia la nieve en las montañas nubladas parecía refulgir con un brillo cegador. Cualquiera podría pensar que de estar ahí parado se podría sentir un sol abrasador. Como si los rayos golpearan sin piedad enormes estancos de sal dejados al descubierto por la evaporación producida por ese mismo calor implacable. Pero debe ser heladísimo, pensó Frodo, mientras retomaba la marcha al final de aquella caravana de Hobbits, bajo el esta vez, tibio Sol primaveral que bañaba los sembrados.- Creo que alguna vez podré estar en lugares como esas lejanas montañas y experimentar por mi mismo lo qué se siente. Frío o calor sería interesante estar ahí. Estoy seguro que algún día conoceré algo parecido - Estas palabras reconfortaron su alicaído espíritu aventurero. Llevaban toda la tarde caminando y el grupo de osados Hobbits adolescentes sólo había tenido que enfrentarse a la ira de unos gansos enfadados por la invasión de su territorio a orillas del lago.
¿No dijiste que por aquí has visto a los Elfos? -preguntó Merry, ya con el cansancio reflejado en su voz. Ten paciencia- contestó Sam- el Señor Bilbo dice que ellos nunca van por los mismos caminos. Deberíamos adentrarnos un poco más en el bosque, que es por donde prefieren caminar.
En ese momento Frodo sintió que algo pasó zumbando cerca de su oreja. No entendió mucho pero en unos segundos una lluvia de flechas parecía venir de todas partes. Sin saber qué hacer y con un enemigo desconocido encima solo pudieron tirarse al suelo y cubrir sus cabezas con las manos.
Luego de unos segundos de silencio Frodo sintió que algo se le acercaba. Si esto era parte de las aventuras que buscaba, hubiese preferido mil veces estar cómodamente despertando de una siesta en Bolsón Cerrado. Bilbo. ¿Qué estará ahora haciendo Bilbo?. Unas grandes y fuertes manos lo levantaron por los brazos. Alcanzó a mirar hacia atrás y pudo descubrir con toda certeza que aquello era un Orco. No podía ser de otra manera. Una criatura tan horrible y pestilente como esa qué otra cosa podría ser. El miedo no lo dejaba moverse y no pudo ofrecer ninguna resistencia. Sólo pudo tratar de buscar a sus amigos, pero no los pudo ver en los alrededores. Una nube negra cubrió sus ojos y no supo más.
Ya había caído la noche cuando despertó sobresaltado. Descubrió que ahora tampoco podía moverse. Se encontraba atado de pies y manos y arrojado en un hueco formado por grandes y nudosas raíces de árbol. No cabía ninguna duda. Había caído prisionero de esas aborrecibles bestias. Le dolía terriblemente la cabeza. Trató de no luchar contra sus ataduras y así no llamar demasiado la atención de sus captores. Tal vez hasta se olviden de mí y me dejen cuando partan, pensó. Volvió a caer en un sopor que sólo le permitió distinguir unas voces o gritos de discusiones.
¡Dónde está Frodo!, gritó Merry. Sam miraba en todas direcciones desesperado. Pero si estaba detrás mío poco antes de que esa niebla nos envolviera. ¡Señor Frodo!, Señor Frodo!
Por el lado del bosque tampoco hay nada, dijo Pippin, todo está muy quieto ¿qué vamos a hacer ahora?
Todo esto es muy extraño, interrumpió Merry. De dónde vino esa niebla y hacia adonde se fue.
-Yo lo único que quiero saber es hacia dónde fue el Señor Frodo, respondió Sam. No me imagino llegando a Bolsón Cerrado y diciéndole al Señor Bilbo que su sobrino simplemente desapareció. Eso sin contar la angustia que me produce no saber qué le ha pasado. ¿Estará en algún peligro?- Todos se quedaron en silencio sin atreverse a decir nada.
Permanecieron sentados en el mismo lugar en donde habían perdido a Frodo.
Una voz los sorprendió a todos -¿Qué hacen tres Hobbits tan desesperanzados y tan lejos de casa?
La voz los hizo levantarse de un salto. Uno de los de la gente grande se les había acercado y no se habían dado cuenta. Retrocedieron asustados. El rostro del hombre joven reflejaba curiosidad y no parecía representar ningún peligro.
-Hemos perdido a uno de los nuestros en circunstancias muy extrañas- dijo Sam, con una voz que sonó como un susurro.
- Nos envolvió una niebla densa y cuando se disipó nuestro amigo Frodo ya no estaba- añadió Pippin- lo hemos estado buscando largo rato.
El hombre los miró incrédulo - ¿niebla en estos lugares y en esta época del año? Eso si que es extraño. Algo he escuchado de cosas así pero en lugares remotos.
Frodo despertó, aún sin poder moverse, pero esta vez no estaba atado. Temblaba de frío sobre un suelo de piedra helada. Una oscuridad aplastante lo envolvía y por más que se esforzó no pudo ver nada a su alrededor. Cerró los ojos y trató de pensar. De pronto un resplandor creció e iluminó lo que parecía ser el interior de una cueva. Una figura estaba inclinada sobre él y sostenía un puñal a la altura de su corazón. De pronto la figura habló con una voz grave y lenta:
-¿Te quedarás conmigo?
Nuevamente se despertó sobresaltado y se dio cuenta de que había estado soñando. Todavía estaba atado en el mismo lugar, y lo que era peor, los orcos se le acercaban.
-Trataré de ayudarlos. Mi nombre es Darm y al igual que ustedes estoy buscando algo... ¿No quisieran acompañarme y quedarse unos días conmigo?
-Los días que sean necesarios para encontrar al señor Frodo-respondió Sam. Los demás parecían estar de acuerdo.
-Más abajo existe un sendero que lleva al valle que se ve hacia el este, tal vez su amigo tomó aquel sendero- Era bastante difícil que Frodo hubiese tomado ese camino sin avisarles, pero ya habían recorrido todo el lugar y no parecía haber una opción mas lógica. Comenzaron a caminar.
-De dónde vienes Darm-preguntó Pippin.
-Yo pertenezco a este lugar. He estado aquí por demasiado tiempo diría yo. Un aire melancólico cubrió su rostro. Mis hermanos murieron aquí en una de las últimas batallas. Fueron grandes guerreros. Eso es lo que yo busco. Busco a mi familia. -¿Batalla? ¿aquí? ¿tan cerca de La Comarca? ¿Cómo es que no nos hemos enterado?- inquirió Merry - además eso debe haber ocurrido hace muchísimo tiempo.
-¿Tiempo joven Hobbit? .El tiempo es algo tan relativo. Hay momentos en los que el tiempo deja de correr y no tiene sentido tratar de comprenderlo.
Los Hobbits se quedaron callados tratando de entender. La noche ya había caído y no serviría de mucho seguir buscando a ciegas. Acamparon, comieron algo y se dispusieron a dormir. Sam se ofreció para hacer la primera guardia. De todos modos no habría podido dormir. ¿Dónde estaría Frodo? Tenía la certeza de que le necesitaba con urgencia. ¿Pero por qué no me ha dejado una señal?,pensó. Pasaron dos horas y Sam fue relevado por Darm. Se recostó y cayó rápidamente en un sueño en el que podía escuchar a Frodo pidiendo ayuda. Podía oir su voz lastimera pero solo lograba ver sombras moviéndose furtivamente entre los árboles.
¿Dónde está Señor Frodo? ¡Cómo puedo ayudarlo¡ ¡que hago!,pero la voz de Frodo parecía venir de distintos lugares. Sam se sintió tan inútil que se echó al suelo a llorar. De pronto despertó con un puñal en el cuello. Era Darm quien lo sostenía firmemente y preguntaba -¿te quedarás conmigo?...
Los orcos lo sacaron de donde estaba y desataron sus manos y pies. Frodo trató de incorporarse pero no pudo. Quién sabe por cuántas horas estuvo en ese lugar sin poder moverse. Los orcos rieron al unísono, Frodo se sintió nuevamente como una presa incapaz de poder defenderse. Se quedó tendido con la cara contra la hierba, esperando. El orco más grande lo levantó y lo obligó a permanecer de pie. Con una mano en el cuello lo sostuvo y le acercó su cara . En una voz increíblemente suave preguntó -¿Te quedarás con nosotros?
Frodo sintió que se desmayaba ¡era la misma pregunta del sueño! o ¿será éste el verdadero sueño? Todo se nubló nuevamente y despertó, o eso creyó. La figura negra aún sostenía el puñal en su corazón. Frodo tendido pudo sacar la voz y preguntar- ¿Por qué quieres que me quede contigo? ¿dónde estamos?- El puñal bajó unos centímetros.
- ¿Qué me pasaría si me quedo?
-Me acompañarías eternamente y formarías parte de lo que soy. Tu y todos los que te acompañan se quedarían aquí y compartirían mi tormento.
-¡Mis amigos! ¿dónde están? ¡qué les has hecho!
-Ellos están tomando su decisión. ¡Qué has decidido tu!
El grito de Frodo fue escuchado por Merry y Pippin quienes sobresaltados vieron el peligro que corría Sam. Se abalanzaron sobre Darm. Merry tomó como arma una gran piedra que estaba en el suelo. Darm se volvió contra Pippin que se le había arrojado encima. Dando una vuelta en el aire el puñal ahora amenazaba el cuello de Pippin. Mery intentó dar un golpe con la piedra por detrás de Darm, pero éste pareció desvanecerse en el aire y la piedra dio con toda la fuerza de Merry en el suelo a unos centímetros de Pippin.
-¡Donde se fue!-gritó Pippin - ¡Por poco me matas!. ¡Sam! ¿estás bien?. Sam apenas se había recobrado del susto. Con su mano en la garganta parecía pensar en la suerte que hubiese corrido de no ser por la intervención de sus amigos.
-¡Desapareció!-gritó Mery sorprendido- ¿es éste un sueño? Despareció igual que Frodo.
-¡Frodo!-gritó Pippin-¡no fue acaso el grito de Frodo lo que nos despertó!
-Es cierto-dijo Sam- yo también lo escuché. Lo que significa que no está lejos y que podría oirnos si lo llamamos. Comenzaron a llamar pero estaban tan asustados de toparse de nuevo con Darm que no se atrevieron a gritar muy fuerte. De pronto Sam los hizo callar a todos. Había oído algo. Era la voz de Frodo que gritaba.
-Por acá-gritó Sam mientras comenzaba a correr.
-¡No me quedaré contigo! ¡No puedes obligarme!
-Puedo obligarte. Mas bien es tu miedo el que te obliga. No puedes luchar solo contra el encantamiento de este tumulario. Frodo trataba de rebelarse contra aquel poder que lo inmovilizaba cuando de pronto alcanzó a distinguir la voz de Sam que lo llamaba. Pareció cobrar nuevas fuerzas.
-Es cierto. Sólo no puedo pero mis amigos están cerca y tu encantamiento no puede con todos a la vez. Ahora tendrás que decidir tu. Los atrapas a ellos o me atrapas a mi. -La voz resonó fuerte pero reflejaba desesperación. La oscura figura dejó ver su ira y alzando el puñal demostró que ya había elegido. En ese momento la pared de la cámara comenzó a desmoronarse y la luz de las estrellas penetró al túmulo. La hoja del puñal devolvió esta luz y la mano que lo sostenía tembló.
-¡Es Elbereth!, es la luz de Elbereth y la de todas sus hijas contra lo que no puedes luchar- gritó Frodo logrando incorporarse apenas.
El grito desgarrador de aquel oscuro ser pareció remecer la tierra y la cámara comenzó a desmoronarse.
-¡Frodo, deme la mano! -gritó Sam, quien junto a los otros hobbits habían perforado una de las paredes cuando lo escucharon gritar. Lograron alcanzarlo y tirarlo hacia fuera mientras todo se derrumbaba. Frodo sintió una mano helada que le agarraba una pierna y lo tiraba hacia adentro.
-¡Me atrapó la pierna! ¡ayudame Sam!
Con este último grito de Frodo el primer rayo de Sol del amanecer cayó sobre la abertura en la tierra. Otro horrible grito que pareció salir desde el suelo les heló hasta los huesos. La fuerza que sostenía a Frodo cedió y los Hobbits pudieron sacar a su amigo al fin.
La luz del sol comenzo a bañar todo el valle y pudieron ver los restos de piedras y tierra que quedó de lo que fuera el causante de sus horribles pesares. Los Hobbits se habían quedado tirados en el suelo recobrando la respiración y las fuerzas. La tibieza del sol les fue reconfortando. Frodo fue el primero que levantó la cabeza.
-Mis amigos-musitó- no me abandonaron. Los otros se levantaron y le tomaron las manos.
-Salimos los cuatro en busca de aventuras-concluyó Merry- y si no hemos de volver los cuatro entonces no somos Hobbits de La Comarca. Le temblaba la voz pero su actitud era muy digna.
Recuerda siempre lo que te digo ahora "ten cuidado si cruzas la puerta de tu casa Frodo. Si no te fijas bien tus pasos te pueden llevar por caminos insospechados". Todos miraban a Bilbo con respeto y temor.
- Fue un gran error salir en dirección a las Quebradas de los Túmulos, si bien no llegaron tan lejos, el camino en esa dirección se torna peligroso...- Se interrumpió cuando se dio cuenta de que Frodo ya había caído rendido en un tranquilo y profundo sueño.
-Bueno, creo que las reprimendas tendrán que esperar hasta mañana- Mientras decía esto los otros integrantes de la pandilla supieron que tenían que correr rápido antes de que las reprimendas comenzaran por ellos. Bilbo aún no terminaba de hablar cuando ya estaban cruzando el umbral. No volverían a aparecerse por Bolsón Cerrado por varias semanas. Se volvió para cubrir a Frodo con una manta y se dio cuenta de cuánto lo quería. La sola idea de que algo malo le ocurriese le heló la sangre. Recordó el día en que lo tajo a vivir a su casa y una sonrisa se dibujó en su rostro. Volvió a ponerse serio y le habló como si lo escuchara.
-Lo que no significa que mañana no hablaremos jovencito.
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A la distancia la nieve en las montañas nubladas parecía refulgir con un brillo cegador. Cualquiera podría pensar que de estar ahí parado se podría sentir un sol abrasador. Como si los rayos golpearan sin piedad enormes estancos de sal dejados al descubierto por la evaporación producida por ese mismo calor implacable. Pero debe ser heladísimo, pensó Frodo, mientras retomaba la marcha al final de aquella caravana de Hobbits, bajo el esta vez, tibio Sol primaveral que bañaba los sembrados.- Creo que alguna vez podré estar en lugares como esas lejanas montañas y experimentar por mi mismo lo qué se siente. Frío o calor sería interesante estar ahí. Estoy seguro que algún día conoceré algo parecido - Estas palabras reconfortaron su alicaído espíritu aventurero. Llevaban toda la tarde caminando y el grupo de osados Hobbits adolescentes sólo había tenido que enfrentarse a la ira de unos gansos enfadados por la invasión de su territorio a orillas del lago.
¿No dijiste que por aquí has visto a los Elfos? -preguntó Merry, ya con el cansancio reflejado en su voz. Ten paciencia- contestó Sam- el Señor Bilbo dice que ellos nunca van por los mismos caminos. Deberíamos adentrarnos un poco más en el bosque, que es por donde prefieren caminar.
En ese momento Frodo sintió que algo pasó zumbando cerca de su oreja. No entendió mucho pero en unos segundos una lluvia de flechas parecía venir de todas partes. Sin saber qué hacer y con un enemigo desconocido encima solo pudieron tirarse al suelo y cubrir sus cabezas con las manos.
Luego de unos segundos de silencio Frodo sintió que algo se le acercaba. Si esto era parte de las aventuras que buscaba, hubiese preferido mil veces estar cómodamente despertando de una siesta en Bolsón Cerrado. Bilbo. ¿Qué estará ahora haciendo Bilbo?. Unas grandes y fuertes manos lo levantaron por los brazos. Alcanzó a mirar hacia atrás y pudo descubrir con toda certeza que aquello era un Orco. No podía ser de otra manera. Una criatura tan horrible y pestilente como esa qué otra cosa podría ser. El miedo no lo dejaba moverse y no pudo ofrecer ninguna resistencia. Sólo pudo tratar de buscar a sus amigos, pero no los pudo ver en los alrededores. Una nube negra cubrió sus ojos y no supo más.
Ya había caído la noche cuando despertó sobresaltado. Descubrió que ahora tampoco podía moverse. Se encontraba atado de pies y manos y arrojado en un hueco formado por grandes y nudosas raíces de árbol. No cabía ninguna duda. Había caído prisionero de esas aborrecibles bestias. Le dolía terriblemente la cabeza. Trató de no luchar contra sus ataduras y así no llamar demasiado la atención de sus captores. Tal vez hasta se olviden de mí y me dejen cuando partan, pensó. Volvió a caer en un sopor que sólo le permitió distinguir unas voces o gritos de discusiones.
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¡Dónde está Frodo!, gritó Merry. Sam miraba en todas direcciones desesperado. Pero si estaba detrás mío poco antes de que esa niebla nos envolviera. ¡Señor Frodo!, Señor Frodo!
Por el lado del bosque tampoco hay nada, dijo Pippin, todo está muy quieto ¿qué vamos a hacer ahora?
Todo esto es muy extraño, interrumpió Merry. De dónde vino esa niebla y hacia adonde se fue.
-Yo lo único que quiero saber es hacia dónde fue el Señor Frodo, respondió Sam. No me imagino llegando a Bolsón Cerrado y diciéndole al Señor Bilbo que su sobrino simplemente desapareció. Eso sin contar la angustia que me produce no saber qué le ha pasado. ¿Estará en algún peligro?- Todos se quedaron en silencio sin atreverse a decir nada.
Permanecieron sentados en el mismo lugar en donde habían perdido a Frodo.
Una voz los sorprendió a todos -¿Qué hacen tres Hobbits tan desesperanzados y tan lejos de casa?
La voz los hizo levantarse de un salto. Uno de los de la gente grande se les había acercado y no se habían dado cuenta. Retrocedieron asustados. El rostro del hombre joven reflejaba curiosidad y no parecía representar ningún peligro.
-Hemos perdido a uno de los nuestros en circunstancias muy extrañas- dijo Sam, con una voz que sonó como un susurro.
- Nos envolvió una niebla densa y cuando se disipó nuestro amigo Frodo ya no estaba- añadió Pippin- lo hemos estado buscando largo rato.
El hombre los miró incrédulo - ¿niebla en estos lugares y en esta época del año? Eso si que es extraño. Algo he escuchado de cosas así pero en lugares remotos.
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Frodo despertó, aún sin poder moverse, pero esta vez no estaba atado. Temblaba de frío sobre un suelo de piedra helada. Una oscuridad aplastante lo envolvía y por más que se esforzó no pudo ver nada a su alrededor. Cerró los ojos y trató de pensar. De pronto un resplandor creció e iluminó lo que parecía ser el interior de una cueva. Una figura estaba inclinada sobre él y sostenía un puñal a la altura de su corazón. De pronto la figura habló con una voz grave y lenta:
-¿Te quedarás conmigo?
Nuevamente se despertó sobresaltado y se dio cuenta de que había estado soñando. Todavía estaba atado en el mismo lugar, y lo que era peor, los orcos se le acercaban.
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-Trataré de ayudarlos. Mi nombre es Darm y al igual que ustedes estoy buscando algo... ¿No quisieran acompañarme y quedarse unos días conmigo?
-Los días que sean necesarios para encontrar al señor Frodo-respondió Sam. Los demás parecían estar de acuerdo.
-Más abajo existe un sendero que lleva al valle que se ve hacia el este, tal vez su amigo tomó aquel sendero- Era bastante difícil que Frodo hubiese tomado ese camino sin avisarles, pero ya habían recorrido todo el lugar y no parecía haber una opción mas lógica. Comenzaron a caminar.
-De dónde vienes Darm-preguntó Pippin.
-Yo pertenezco a este lugar. He estado aquí por demasiado tiempo diría yo. Un aire melancólico cubrió su rostro. Mis hermanos murieron aquí en una de las últimas batallas. Fueron grandes guerreros. Eso es lo que yo busco. Busco a mi familia. -¿Batalla? ¿aquí? ¿tan cerca de La Comarca? ¿Cómo es que no nos hemos enterado?- inquirió Merry - además eso debe haber ocurrido hace muchísimo tiempo.
-¿Tiempo joven Hobbit? .El tiempo es algo tan relativo. Hay momentos en los que el tiempo deja de correr y no tiene sentido tratar de comprenderlo.
Los Hobbits se quedaron callados tratando de entender. La noche ya había caído y no serviría de mucho seguir buscando a ciegas. Acamparon, comieron algo y se dispusieron a dormir. Sam se ofreció para hacer la primera guardia. De todos modos no habría podido dormir. ¿Dónde estaría Frodo? Tenía la certeza de que le necesitaba con urgencia. ¿Pero por qué no me ha dejado una señal?,pensó. Pasaron dos horas y Sam fue relevado por Darm. Se recostó y cayó rápidamente en un sueño en el que podía escuchar a Frodo pidiendo ayuda. Podía oir su voz lastimera pero solo lograba ver sombras moviéndose furtivamente entre los árboles.
¿Dónde está Señor Frodo? ¡Cómo puedo ayudarlo¡ ¡que hago!,pero la voz de Frodo parecía venir de distintos lugares. Sam se sintió tan inútil que se echó al suelo a llorar. De pronto despertó con un puñal en el cuello. Era Darm quien lo sostenía firmemente y preguntaba -¿te quedarás conmigo?...
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Los orcos lo sacaron de donde estaba y desataron sus manos y pies. Frodo trató de incorporarse pero no pudo. Quién sabe por cuántas horas estuvo en ese lugar sin poder moverse. Los orcos rieron al unísono, Frodo se sintió nuevamente como una presa incapaz de poder defenderse. Se quedó tendido con la cara contra la hierba, esperando. El orco más grande lo levantó y lo obligó a permanecer de pie. Con una mano en el cuello lo sostuvo y le acercó su cara . En una voz increíblemente suave preguntó -¿Te quedarás con nosotros?
Frodo sintió que se desmayaba ¡era la misma pregunta del sueño! o ¿será éste el verdadero sueño? Todo se nubló nuevamente y despertó, o eso creyó. La figura negra aún sostenía el puñal en su corazón. Frodo tendido pudo sacar la voz y preguntar- ¿Por qué quieres que me quede contigo? ¿dónde estamos?- El puñal bajó unos centímetros.
- ¿Qué me pasaría si me quedo?
-Me acompañarías eternamente y formarías parte de lo que soy. Tu y todos los que te acompañan se quedarían aquí y compartirían mi tormento.
-¡Mis amigos! ¿dónde están? ¡qué les has hecho!
-Ellos están tomando su decisión. ¡Qué has decidido tu!
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El grito de Frodo fue escuchado por Merry y Pippin quienes sobresaltados vieron el peligro que corría Sam. Se abalanzaron sobre Darm. Merry tomó como arma una gran piedra que estaba en el suelo. Darm se volvió contra Pippin que se le había arrojado encima. Dando una vuelta en el aire el puñal ahora amenazaba el cuello de Pippin. Mery intentó dar un golpe con la piedra por detrás de Darm, pero éste pareció desvanecerse en el aire y la piedra dio con toda la fuerza de Merry en el suelo a unos centímetros de Pippin.
-¡Donde se fue!-gritó Pippin - ¡Por poco me matas!. ¡Sam! ¿estás bien?. Sam apenas se había recobrado del susto. Con su mano en la garganta parecía pensar en la suerte que hubiese corrido de no ser por la intervención de sus amigos.
-¡Desapareció!-gritó Mery sorprendido- ¿es éste un sueño? Despareció igual que Frodo.
-¡Frodo!-gritó Pippin-¡no fue acaso el grito de Frodo lo que nos despertó!
-Es cierto-dijo Sam- yo también lo escuché. Lo que significa que no está lejos y que podría oirnos si lo llamamos. Comenzaron a llamar pero estaban tan asustados de toparse de nuevo con Darm que no se atrevieron a gritar muy fuerte. De pronto Sam los hizo callar a todos. Había oído algo. Era la voz de Frodo que gritaba.
-Por acá-gritó Sam mientras comenzaba a correr.
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-¡No me quedaré contigo! ¡No puedes obligarme!
-Puedo obligarte. Mas bien es tu miedo el que te obliga. No puedes luchar solo contra el encantamiento de este tumulario. Frodo trataba de rebelarse contra aquel poder que lo inmovilizaba cuando de pronto alcanzó a distinguir la voz de Sam que lo llamaba. Pareció cobrar nuevas fuerzas.
-Es cierto. Sólo no puedo pero mis amigos están cerca y tu encantamiento no puede con todos a la vez. Ahora tendrás que decidir tu. Los atrapas a ellos o me atrapas a mi. -La voz resonó fuerte pero reflejaba desesperación. La oscura figura dejó ver su ira y alzando el puñal demostró que ya había elegido. En ese momento la pared de la cámara comenzó a desmoronarse y la luz de las estrellas penetró al túmulo. La hoja del puñal devolvió esta luz y la mano que lo sostenía tembló.
-¡Es Elbereth!, es la luz de Elbereth y la de todas sus hijas contra lo que no puedes luchar- gritó Frodo logrando incorporarse apenas.
El grito desgarrador de aquel oscuro ser pareció remecer la tierra y la cámara comenzó a desmoronarse.
-¡Frodo, deme la mano! -gritó Sam, quien junto a los otros hobbits habían perforado una de las paredes cuando lo escucharon gritar. Lograron alcanzarlo y tirarlo hacia fuera mientras todo se derrumbaba. Frodo sintió una mano helada que le agarraba una pierna y lo tiraba hacia adentro.
-¡Me atrapó la pierna! ¡ayudame Sam!
Con este último grito de Frodo el primer rayo de Sol del amanecer cayó sobre la abertura en la tierra. Otro horrible grito que pareció salir desde el suelo les heló hasta los huesos. La fuerza que sostenía a Frodo cedió y los Hobbits pudieron sacar a su amigo al fin.
La luz del sol comenzo a bañar todo el valle y pudieron ver los restos de piedras y tierra que quedó de lo que fuera el causante de sus horribles pesares. Los Hobbits se habían quedado tirados en el suelo recobrando la respiración y las fuerzas. La tibieza del sol les fue reconfortando. Frodo fue el primero que levantó la cabeza.
-Mis amigos-musitó- no me abandonaron. Los otros se levantaron y le tomaron las manos.
-Salimos los cuatro en busca de aventuras-concluyó Merry- y si no hemos de volver los cuatro entonces no somos Hobbits de La Comarca. Le temblaba la voz pero su actitud era muy digna.
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Recuerda siempre lo que te digo ahora "ten cuidado si cruzas la puerta de tu casa Frodo. Si no te fijas bien tus pasos te pueden llevar por caminos insospechados". Todos miraban a Bilbo con respeto y temor.
- Fue un gran error salir en dirección a las Quebradas de los Túmulos, si bien no llegaron tan lejos, el camino en esa dirección se torna peligroso...- Se interrumpió cuando se dio cuenta de que Frodo ya había caído rendido en un tranquilo y profundo sueño.
-Bueno, creo que las reprimendas tendrán que esperar hasta mañana- Mientras decía esto los otros integrantes de la pandilla supieron que tenían que correr rápido antes de que las reprimendas comenzaran por ellos. Bilbo aún no terminaba de hablar cuando ya estaban cruzando el umbral. No volverían a aparecerse por Bolsón Cerrado por varias semanas. Se volvió para cubrir a Frodo con una manta y se dio cuenta de cuánto lo quería. La sola idea de que algo malo le ocurriese le heló la sangre. Recordó el día en que lo tajo a vivir a su casa y una sonrisa se dibujó en su rostro. Volvió a ponerse serio y le habló como si lo escuchara.
-Lo que no significa que mañana no hablaremos jovencito.
Fin