Tu voz llegó a mis oídos como olas a la playa; pronunciabas un nombre legendario, y aunque no respondía a él te mire, te mire jovial, tan lleno de vida, un retoño a mis días. Con una mirada y un cruce de palabras sellé mi destino.
Y ahora te vas, mi vida, con el ápice de una esperanza en el alma y una promesa en el corazón, tu eterno amor hacía mí.
Recuerdo como ayer ese día bajo los mallorns en Lorien la Bella, esas palabras de tan agrio sabor, y sin embargo tan dulces, el día de mi sentencia, cuando solo las pálidas nipredhil y las doradas elanor escucharon nuestras palabras que prometían amor excepcional.
Pero ahora no estas, mi vida, mi única fuerza para permanecer en este mundo es el amor que siento por ti.
Sentada en los sombríos recovecos con la soledad a mi lado, tejo con lágrimas convertidas en hilo de plata y mithril tu real estandarte, la insignia de tu noble estirpe.
Al fin, las sombras huyeron a tus pasos y la esperanza esgrimió tu espada, los campos florecieron en tu gloria y la luz de tus ojos iluminó mi corazón después de la angustia y desesperación que me causaba tu ausencia.
Solo me queda vivir en la beatitud de tus días y esperar tu destino, nuestro destino.