El Señor de los Bolsillos
2-La sombra del pasado
Gandalf el Grisáceo entró dentro para ver si le quedaba algo de la hierba de contrabando de la que antaño choricearon y se encontró con el Bolsillo tirao en el suelo. El anciano se fue a agachar para recogerlo, pero le dio un ataque del umbago y se quedó con esa pose, así que se sentó para ver si se le pasaba.
Frodo llegó llamando a su tío.
-Frodo: ¡Bilbo! ¡Bilbo, ¿y ese Whisky que me prometist...?! -entró y se dio cuenta de que se había ido, y vio a Gandalf- Se ha ido, ¿verdad?
-Gandalf: Sí, tu tío se ha ido.
-Frodo: ¿Tío? ¡No! Me refiero al barman que Bilbo dijo que estaría aquí.
-Gandalf: Tu tío se ha ido y te lo ha dejado todo.
-Frodo: ¿Todo todo?
-Gandalf: También te ha dejado su Bolsillo.
-Frodo: Ah, ¿si? Pos que guay. -dijo, en un tono con fingido entusiasmo. Y con verdadero entusiasmo dijo- ¡Dime Gandalf! ¡¿Sabes dónde esconde Bilbo la hierba que...?!
-Gandalf: Ahora el Bolsillo es tuyo. Guárdalo en lugar seguro, yo tengo asuntos que atender.
-Frodo: ¿Asuntos? ¡Ya, claro! Tráfico de hierba.
-Gandalf: No. Esta vez no es eso. Es algo importante de verdad.
-Frodo: Fumar es importante.
-Gandalf: Sí, bueno... déjalo. Son asuntos de mayores. -y dicho esto, el mago se piró de ahí, aunque con la espalda doblada aún.
Tras xxxxxx años, Gandalf el Grisáceo volvió, se adentró no se sabe cómo en Bolsillo Cerrado, y cuando el iluso de Frodo entró tranquilamente en su casa, algo le agarró el hombro e hizo que pegase un bote que, un poco más y se dá con el techo. Cuando Gandalf acabó de reirse, le habló a Frodo.
-Gandalf: ¿Está a buen recaudo? ¿Está seguro?
-Frodo: ¿El qué, tío?
-Gandalf: ¡¡El Bolsillo, qué va ha ser!!
-Frodo: ¡Ah, sí! Es la pera, te haces invisible cuando lo abres.
-Gandalf: ¡¡¡¿LO HAS ABIERTO?!!!
-Frodo: Quería guardar unas monedas, pero resulta que lo que metes ahí, ¡ahí se queda pa siempre!
-Gandalf: ¡¡Insensato, claro que sí!! -bajando la voz- Puede que éste sea el Bolsillo Único, el Bolsillo de Saujon cosido en Porkor.
-Frodo: ¡¡Porkor!!
-Gandalf: Mira en la cremayera, ¿qué ves?
-Frodo: Nada, no hay nada... ¡Espera! Hay unas marcas, algo que parece escrito por un viejo con párkinson y no puedo leerlo.
-Gandalf: Muy pocos pueden. En la escritura decente dice: "Un Bolsillo para gobernarlos a todos. Un Bolsillo para encontrarlos con el Google, un Bolsillo para guardarlos a todos y no volver a verlos".
-Frodo: ¡Ay mamá! ¡¿Y qué hago yo?!
-Gandalf: Debes llevarlo hasta Privendell.
-Frodo: ¡Si, hombre! ¡¿Por qué no lo llevas tú a Privendell?! ¿Eh?
-Gandalf: Pues porque no me sale de ahí. Y no veas la pereza que me da. ¡Pero no me tientes!
-Frodo: Ah... vale tío.
-Gandalf: ¡¡No me tientes, canijo!!
-Frodo: Pero si yo no...
-Gandalf: ¡¡¡He dicho que no me tientes!!!
De pronto se oyó un ruido en la ventana. Frodo se creyó que eran orcos y se escondió debajo de una mesa, llorando. Gandalf también se cagó vivo, pero vio un rizado pelo que le resultó familiar.
-Gandalf: ¡¡Rayos y centellas, Samcagaz Gamyi!! ¡¡¿Has estado fisgoneando?!!
-Sam: ¡¡¡POR FAVOR, NO ME MATEEEEEEE!!! ¡¡¡BUAAAAAAAH!!! -dijo el pobre Sam, llorando como una nenaza.
-Gandalf: No... más bien no. He pensado en darte mejor uso.
Así pues, los tres partieron, pero Gandalf el Grisáceo, viendo en el lío en el que estaba metido decidió largarse a su casa con su mamá... digoo... decidió irse a ver al decano de su orden a Piscengard.
-Gandalf: Nunca lo abras pues los siervos del Señor Oscuro serán atraidos por su poder. Bueno, y también es que han puesto carteles de "se busca" con la foto del Bolsillo. Nos encontraremos en Bree, en El Poney Apisonador. Recuerda, Frodo, que el Bolsillo desea ser encontrado.
-Frodo: ¿Puedo irme a mi casa?
-Gandalf: No.
-Sam: ¿Y yo?
-Gandalf: Tú te encargarás de Frodo. No dejes que abra el Bolsillo.
-Sam: ¡Pero si ni si quiera me he despedido de mi viejo tío ni de los Coto!
-Gandalf: ¿Más preguntas? ¿No? ¡Pues adiós! -y cogió y se fue.
3-La traición de Piscengard
Gandalf el Grisáceo llegó tras xxxxxx de tiempo hasta Piscengard, y allí se reunió con su superior; Saruman el Blanquecino, aunque era un tanto multicolor.
-Saruman: ¡Mi madre, si es Gandy!
-Gandalf: ¡Sary! -los dos chocaron las manos e hicieron un ridículo baile que formaba parte del saludo ritual entre magos.
-Saruman: ¿Cómo tú por aquí?
-Gandalf: Espera que te cuento. -y le contó toda la movida, mientras paseaban por un bonito jardín.
-Saruman: ¿Estás seguro de eso?
-Gandalf: Sí, todo este tiempo estubo delante de mis narices.
-Saruman: Y con tu miopía no pudiste verlo. Tu pasión por la hierba de los medianos sin duda a enturbiado tu mente.
-Gandalf: La de los medianos, la de los elfos, la de los hombres... Cualquier hierba que se precie.
-Saruman: Ya... -y sin saber cómo, aparecen dentro de la torre de Orcanc, en un saloncito mu mono y hogareño.- Las tropas de Saujon han emprendido ya la marcha, los Nueve han partido de Minas Porgul.
-Gandalf: ¿Los Nueve?
-Saruman: Cruzaron el río Risen hará ya la pera, vestidos de Jinetes Horteras.
-Gandalf: ¡Venga ya! ¿Y tú cómo sabes eso?
-Saruman: Lo he vistoooo.
-Gandalf: ¿Visto? ¿Acaso tienes mega-visión o algo de eso? -entonces Saruman saca un peaso palantir que Gandalf se mea en las bragas.- ¡Haibá mi madre!
-Saruman: Encontrarán el Bolsillo, y destruirán a su portador.
-Gandalf: ¡El cagado de Frodo! -momento "no puedes pasar" versión Saruman, usease, "no puedes salir". Y cierto era, puesto a que tenemos a Gandalf intentando irse y todas las salidas de emergencia cerrándose a su paso.- ¡Tronco! ¡Déjame irme!
-Saruman: ¿No creerás que un enano de pies peludos puede torcer la voluntad de Saujon? Nadie puede hacerlo, debemos unirnos a él.
-Gandalf: Dime, "amigo". ¿Cuándo abandonó Saruman el sabio las puertas comunes por puertas mecánicas? -de pronto ambos se preparan y se oye una voz.
-Voz: Three... Two... One...Fight!
Y lo que aquí ocurrió fue un intercambio de combos y magias que ellos solos se asombraron a sí mismos. De fondo se oía la música de combate del FFVIII, y de árbitro estaba el que siempre sale en los Torneos de Dragon Ball, sí sí, el de gafas de sol.
El combate se extendió hasta que a Gandalf se le acabó la barrita de vida y las continuaciones, y como en el Mortal Kombat, Saruman lo lanza por los aires, y de ahí hasta luego no se sabe más de Gandalf.